Por Canal26
Lunes 29 de Julio de 2024 - 04:51
Jorge Dastis
Jerusalén, 29 jul (EFE).- El Parlamento de Israel, o Knéset, entra hoy en un receso de tres meses, el más largo de su historia, mientras las autoridades israelíes insisten en tratar de revivir un acuerdo de alto el fuego con Hamás, que parece siempre a un paso de realizarse, y cuando una escalada bélica con Hizbulá parece inevitable.
Tal vez el paso que haga falta sea la aprobación del primer ministro, Benjamín Netanyahu, a quien los familiares de los rehenes israelíes en la Franja de Gaza llevan meses pidiendo que dé luz verde a un acuerdo que permita liberar a sus seres queridos.
"Mi corazón va a mil por hora por culpa de vuestro comportamiento. Hay más de cien rehenes y os vais de vacaciones", espetó la hija de Ohad Ben Ami, uno de los secuestrados, a los legisladores durante una reciente sesión parlamentaria para afinar los detalles del paréntesis.
El receso dará un importante respiro a la coalición gubernamental, aquejada de múltiples rencillas internas, pero durante los tres meses de descanso no tendrá que escenificar sus desacuerdos en cada trámite legislativo.
Para la oposición, sin embargo, será un período de invisibilidad que les impedirá hacer de contrapeso al Ejecutivo, limitando su capacidad de supervisar las acciones del Gobierno.
En la Knéset, como el resto de instituciones públicas, los descansos van ligados a las fiestas judías, según el calendario lunisolar, y caen en fechas diferentes cada año. En 2024 la festividad de Sucot se extiende del 16 al 23 de octubre, y la sesión parlamentaria de invierno no comenzará hasta el 28 de octubre, tras tres meses de pausa.
Sin embargo, las fiestas únicamente marcan el comienzo de las sesiones parlamentarias (es decir, el final del receso), mientras que la última fecha de actividad se decide, meses antes, en un comité.
El consultor político Tal Elovits, que trabajó como gestor del grupo parlamentario laborista en una legislatura anterior, opina que, probablemente, incluso los miembros de la oposición suspiraron con alivio en febrero, cuando se decidió que el receso de verano diera comienzo la última semana de julio.
"La atmósfera en el Parlamento es asquerosa. No son solo las dinámicas entre la oposición y la coalición, va más allá. Es la presencia de los familiares de los rehenes, la presencia de los manifestantes a favor y en contra de la guerra", explica Elovits. "Me sentí deprimido", añade.
Quizás esto ayude a explicar el silencio de los partidos opositores ante el proyecto de ley que presentó a comienzos de julio Unidad Nacional, la formación de Benny Gantz, para cancelar el receso de verano, y que desde entonces ha permanecido en un limbo parlamentario.
"Un receso de tres meses, mientras rehenes siguen cautivos por Hamás, decenas de miles siguen evacuados de sus hogares y miles de militares siguen de servicio, perjudica la supervisión del gobierno en tiempos de guerra y va en contra del interés público", indicó la propuesta.
No es la primera propuesta para cancelar el receso que debate la Knéset: en 2007, tras la guerra contra el Líbano de 2006 y con Netanyahu como líder de la oposición, su partido, el Likud, presentó un proyecto para que el Parlamento no descansara en tiempos de conflicto. Se aprobó en primera lectura, pero nunca se ratificó.
El paréntesis parlamentario coincidirá con uno de los momentos más críticos en la historia reciente de Israel, no solo por larga guerra en Gaza, sino por la tensión en la frontera norte con Hizbulá, que desde el comienzo de la guerra lanza diariamente proyectiles y a quien Israel acusa de matar el sábado a doce menores en la ciudad drusa de Majdal Shams, en los Altos del Golán ocupados.
Los constantes ataques del grupo chií, y las duras represalias israelíes, amenazan con sumir al país en un conflicto regional, en el que también están implicados los rebeldes hutíes del Yemen (aliado de Irán), que la semana pasada lanzaron un misil contra Tel Aviv, dejando un muerto.
En este contexto de tensión e incertidumbre, el receso parlamentario permitirá a Netanyahu tomar decisiones sin apenas supervisión de los legisladores. El gabinete de seguridad le dio anoche carta blanca para decidir cómo responder a Hizbulá, quedando libre de obstáculos.
"Cuando hay un receso, la mayoría de actividades parlamentarias se suspenden", explica Elovits, por ejemplo, la capacidad de peguntar al Gobierno, proponer mociones o participar en reuniones semanales del plenario, donde los legisladores pueden charlar de manera informal con los ministros.
Sí existen mecanismos para organizar votaciones especiales en receso (que podrían utilizarse este verano para aprobar la legislación sobre la integración de los ultraortodoxos en el Ejército), pero son herramientas que corresponden al Ejecutivo, no a la oposición. EFE
jdg/sga/ah
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