En la garganta se encuentran las amígdalas que sirven para hacer frente a agentes externos y protegen nuestro sistema inmunitario. Muchas veces, es necesario extirparlas para evitar futuros problemas.
Por Canal26
Sábado 25 de Mayo de 2024 - 20:05
El cuerpo humano está compuesto por un gran conjunto de órganos, cada uno de los cuales cumple una función específica. Sin embargo, en lo que respecta a jerarquía, hay órganos como el corazón, los pulmones y el cerebro que son indispensables para la continuidad de la vida, mientras que otros pierden su empleo en cuanto causan problemas, como es el caso de las amígdalas.
Estas forman parte del sistema linfático. Su función consiste en transportar líquido fuera de los tejidos, filtrar las sustancias nocivas y los agentes patógenos, devolviendo el líquido purificado al torrente sanguíneo.
Las amígalas son ganglios linfáticos que se encuentran en la parte posterior de la boca y en la parte de arriba de la garganta. Tenemos seis en total: las palatinas que se pueden observar a simple vista y las otras, que se encuentran escondidas detrás de la lengua, en la entrada de la cavidad nasal y las trompas de Eustaquio.
Cuando una bacteria o virus ingresa a nuestro organismo, se activa de manera inmediata el sistema de defensa. Los ganglios se vuelven, de esta manera, campos de batalla a los que llegan los glóbulos blancos y los anticuerpos para intentar neutralizar al agente patógeno.
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Este desenlace genera la inflamación de las mismas, lo que ocasiona molestias en quien padece la afección. En el caso de las amígdalas palatinas, la inflamación puede causar problemas como dificultad para tragar y respirar. Puede ocurrir que, la infección se vuelva crónica, hecho que tiene como solución final la extirpación para evitar posibles dificultades en la paciente.
Si bien la operación es practicada hace años por los especialistas y no supone ningún riesgo, el inconveniente radica en que el sistema inmune tiene que “luchar” contra futuros patógenos sin la ayuda de ellas.
Los estudios realizados demuestran que la extirpación puede reducir notablemente la producción de anticuerpos, motivo por el cual, muchos especialistas recomiendan la extirpación parcial de manera que, se elimine la obstrucción en las vías respiratorias superiores mientras, lo que queda de ellas, siguen defendiendo al cuerpo.
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