América, nuevo epicentro de la pandemia, presenta diversos puntos para analizar. Conocé todos los detalles en la nota.
Por Canal26
Jueves 28 de Mayo de 2020 - 11:01
Coronavirus en América Latina, REUTERS
El coronavirus se ha expandido a medio mundo. Su llegada a Latinoamérica ha sido más tardía, pero es una enorme amenaza y se convirtió en el nuevo epicentro. La clave ahora es ver cómo evoluciona la curva de muertos en cada país.
El gráfico muestra la evolución del número de muertos en varios países desde el inicio de cada brote. La escala puede elegirse lineal o logarítmica (donde la distancia de 1 a 10 es igual que de 10 a 100), pero esta captura mejor la naturaleza de una epidemia: se multiplica.
Al principio del brote muchos países ven cómo los fallecidos (y los casos confirmados) crecían de forma exponencial. Es fácil observarlo en el gráfico logarítmico, porque en ese caso la línea del país sigue una trayectoria recta: la pendiente de esa recta marca el ritmo del crecimiento e informa de con qué velocidad se duplican los casos (cada dos, cuatro o seis días). El objetivo de todos los países es lograr que esa pendiente se aplane un poco cada día.
¿Por qué cifras de fallecidos? Esas cifras tienen el inconveniente de que llegan con retraso, dado que las muertes tardan en producirse dos o tres semanas desde el contagio. Son una métrica que, en cierto sentido, nos hablan del pasado de la epidemia. Pero su ventaja es que, aunque no sean datos perfectos, son un registro más preciso que el de casos confirmados.
¿Por qué cifras de casos confirmados? Al juzgar las cifras de casos confirmados hay que recordar que estamos midiendo dos fenómenos al mismo tiempo: el aumento real de infectados y la capacidad de detectarlos por parte de las autoridades. Sabemos desde hace semanas que las infecciones que se detectan son solo una fracción del total, quizás menos del 10% (I, II). La ventaja de las cifras de casos es que no tienen el retraso de las cifras de muertes.
Los siguientes gráficos muestran el ritmo del brote. El primero representa el número diario de muertes y casos confirmados. Esos números crecen deprisa al principio. Luego han tendido a estabilizarse en países que tomaron medidas de confinamiento. Es en este gráfico donde queremos encontrar un pico, un peor día que dejar en el pasado.
El número reproductivo (R) es otra métrica para seguir el ritmo del virus. Es posiblemente la mejor, especialmente cuando la epidemia crece exponencialmente. Este número estima a cuántas personas contagia, en media, cada infectado. En Europa se ha estimado que ronda un valor de 3 en ausencia de medidas especiales (según este trabajo o este otro). Las medidas de distancia social y confinamiento buscan reducir ese número. Si baja de 1 (es decir, si cada infectado contagia a menos de una persona) el brote entra remisión y acaba desapareciendo, al menos temporalmente.
También es útil observar la evolución del tiempo de duplicación. Esa variable mide cada cuántos días se duplican los fallecidos (o los casos confirmados). Es un dato que también mejora en los páises que mitigan al virus: al principio los muertos se doblaban cada dos o tres días, pero la frecuencia se reduce cuando el brote deja de estar en fase de crecimiento exponencial.
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