Fue encontrada en una expedición en la selva por un grupo de arqueólogos. Actualmente, es un monumento identitario de la cultura del país que data sobre las generaciones pasadas.
Por Canal26
Sábado 6 de Julio de 2024 - 20:00
México es un país repleto de historia que da cuenta de las diferentes culturas que convivieron, y actualmente, conviven allí. En el siglo XIX, hallaron un descubrimiento inigualable: una montaña que guardaba un gran secreto. Allí se escondía la pirámide del Sol en Teotihuacan, uno de los monumentos en honor al astro que marca el día y la noche.
Como bien sabemos, el patrimonio cultural del país es extenso por sus comunidades nativas, como la Maya. Sin embargo, el origen de la imponente pirámide del Sol sigue siendo un misterio. Existen diversas teorías y a lo largo de los años se intentó hallar la correcta, pero por el momento ninguna convenció del todo a los arqueólogos.
Hay otros monumentos y templos que también quedaron abandonados por completo por los nativos americanos, como el de Chichén Itzá, en la península de Yucatán. Los pobladores aztecas de Teotihuacan finalizaron con la obra y misteriosamente, luego de crear un punto ceremonial, mítico y religioso, se retiraron hacia otras zonas del territorio.
Lo que llama la atención de sus vidas nómadas, es el detalle que caracterizaba a la arquitectura americana y cada una de sus construcciones, para luego, ser abandonadas.
Las fotografías que fueron tomadas en ese entonces de este descubrimiento también llamó la atención de todos. El sitio web oficial Complejo Plaza de las Columnas, que describe en profundidad el yacimiento arqueológico, puntualizó que se utilizó una técnica muy común que venía desde el siglo XVIII: la litografía.
El procedimiento consistía en grabar la imagen en una piedra y luego agregarle tinta para aplicarlo sobre un papel. Gracias a ello, se logró la reproducción fidedigna de la pirámide del Sol, al igual que la de todo el complejo.
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En 1878, José María Velasco retrató Teotihuacan en el medio de la expedición que organizó Gumesindo Mendoza hacia el interior de México. En el viaje, se toparon con una ciudad abandonada y en el medio una montaña cubierta de plantas que nada tenía de parecido con una pirámide.
Durante la expedición, se descubrió la estructura mítica y religiosa que se construyó siguiendo al Dios Sol, al igual que una más pequeña en honor a la Diosa Luna. Los registros fueron guardados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia de México, el cual posee un abundante reservorio de estas imágenes que dan cuenta de cómo se halló el complejo hace más de 146 años.
En cuanto a la historia de la pirámide del Sol, la misma demandó más de dos siglos en levantarse y se estima que empezó en el I d.C y se terminó en el 250 d.C, impactante el tiempo de la sofisticada arquitectura para que luego quede abandonada.
La emblemática construcción cuenta con cinco niveles, el último de ellos habría sido un templo o altar en el que se realizaban los rituales. Su interior es de piedra maciza, al igual que en el exterior, por lo que solo se usó la cima. En la actualidad este yacimiento se convirtió en un monumento identitario de la cultura de México.
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