Ponce se despide de Plaza México con dos toros inválidos y uno anovillado de regalo

Borja Ilián

Ciudad de México , 5 feb (EFE).- La quinta corrida de la Feria del Aniversario en la Plaza México finalizó este miércoles con dos orejas para el español Enrique Ponce obtenidas de un toro de regalo, dos para el mexicano Diego Silveti y una para su compatriota Alejandro Adame.

Los toros de Los Encinos resultaron descastados, sin fuerza ni trapío y se registraron más de tres cuartos de entrada en el inmueble en un aforo de 41.000 asientos.

La última corrida de Enrique Ponce fue exactamente igual que la penúltima. Un desfile de reses inválidas. Ante más de 30.000 personas Ponce inició con un ejemplar volumétrico, aspecto de cabestro, sin trapío, que pronto se desmoronó.

Los gestos de frustración del español indignaron a pocos. Alguno de los indignados gritó “fentanilo”, Ponce mató de una estocada caída. El silencio acompañó su retirada al callejón. Bronca para el de Los Encinos.

En su siguiente de sorteo, otro despojo de ejemplar, descastado y feo, no paró quieto el valenciano.

El manso calculaba su embestida lo que inquietaba al matador. De calcular el toro pasó quedarse parado. Esto sucedía mientras la banda de música de la México tocaba “Las golondrinas”. Una estampa de decadencia de torero, toro y espectáculo.

Insistió el diestro en intentar dejar alguno de sus pases de cartel que le han valido una carrera. Mató y se fue con gesto de “no hubo manera”

No le faltaron cariños de los presentes que pidieron el de regalo hasta lograrlo con mucho efectismo por parte de Ponce y la empresa.

Saltó al ruedo un toro chico que el cartel anunciaba con 505 kilos. Los gritos de “fuera” arreciaron, pero fueron tapados por unos capotazos a la distancia que provocaron oles de los fanáticos del matador europeo.

El anovillado no se caía al suelo. Sus cómodas hechuras sirvieron para una faena precedida por tres naturales de un espontáneo.

Ponce no paró quieto, citó con el pico, a gran distancia. Lidió sin orden ni sentido soltando molinetes y trincherazos al paso aprovechando el viaje del novillo. Fingiendo temple afectadamente con derechazos de pie y de rodillas.

Finiquitó al bovino a la primera y le fueron otorgadas dos orejas.

Igual numero de apéndices que el mexicano Diego Silveti, quien capoteó con cierto temple a un feo bovino sin hechura alguna que se iba al suelo.

El matador otorgó ceremoniales tiempos de brindis para que el animal tomara oxígeno antes de una fase de muleta realizada con el extremo de la misma.

No recibió el espada protestas cada vez que corregía la posición para citar. Así fue la corrida de 79 Aniversario de la Plaza México, de oles rotundos a pases incompletos.

Pudo mantener Silveti al tercero del festejo en pie hasta que de tanto mono pase, que por lo general finalizaba el torero dando un paseo alrededor del toro, partiendo de la cara de la res, éste acabo por doblar.

Silveti terminó con bernardinas. A pesar de su falta de trapío, casta y peligro el toro desarmó al mexicano. La estocada recibiendo le facilitó dos orejas incomprensibles.

Después Silveti toreó un cárdeno parado. Más de lo mismo que en su anterior rival pero sin premio.

Confirmó Alejandro Adame ante un toro sin trapío toreando a media altura, con mucha precaución, ofreciendo la muleta en paralelo y aprovechando la embestida con la derecha. Con mejor sitio y más quietud interpretó los naturales.

Por ese pitón el animal lograba no caerse y pudo bajarle la mano. Exceso de arrucinas final y estocada para lograr una oreja. En el sexto hubo mucho pico de la muleta de Adame y con ello cerró la tarde de aniversario. EFE

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