Un estudio con ratones evidenció que el corazón le envía señales al cerebro tras haber sufrido un infarto para que el cuerpo enfermo se predisponga a dormir más y así acelere su proceso de curación.
Por Canal26
Miércoles 30 de Octubre de 2024 - 14:28
Un nuevo estudio revela un mecanismo de curación antes desconocido: después de un infarto, el cuerpo humano desencadena un aumento del sueño profundo para ayudar al corazón a recuperarse.
Investigadores del Hospital Mount Sinai de Nueva York han descubierto que, tras un ataque al corazón, el cerebro envía señales al corazón a través del sistema inmunológico para promover el sueño. Este descanso profundo reduce la inflamación y el estrés en el corazón, lo que acelera su recuperación.
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Los investigadores usaron en primer lugar ratones para entender este fenómeno. Les indujeron a la mitad de ellos infartos y analizaron sus células y las señales eléctricas de sus cerebros para entender sus patrones de sueño.
Tras los infartos, observaron que se triplicaba el sueño de ondas lentas, lo que equivale a una fase profunda del sueño, en donde también hay una menor actividad muscular. El aumento del sueño se dio rápidamente luego de los infartos, y duró una semana.
De inmediato, los expertos pudieron constatar que unas células llamadas "monocitos" eran reclutadas de la sangre del cerebro y que usaban una proteína llamada "factor de necrosis tumoral" (TNF), a fin de activar neuronas en una zona del cerebro llamada tálamo, algo que inducía más el sueño.
Sin embargo, en los ratones que no sufrieron el infarto nada de esto sucedió. A raíz de manipulaciones de la señalización neuronal del "TNF" en el tálamo, se descubrió que el cerebro dormido usa al sistema nervioso para enviarle señales al corazón para que este reduzca el estrés cardíaco, lo que promueve su curación y disminuye la inflamación.
Además, para entender mejor las funciones del aumento del sueño tras un infarto, los investigadores interrumpieron el sueño de algunos de los roedores. Así, se comprobó que los ratones con sueño interrumpido evidenciaron un aumento del estrés simpático del corazón y de la inflamación, lo que les ocasionó una recuperación más lenta, al compararlos con aquellos ratones que no sufrieron interrupciones en su sueño.
A posteriori, este equipo de investigación realizó varios estudios en humanos. Lo primero que hicieron fue estudiar el cerebro de aquellas personas que sufrieron un infarto, uno a dos días después del episodio cardíaco. Con ello se descubrió un aumento de los monocitos en comparación con las personas sin infartos.
También se analizó el sueño en 80 personas con infartos durante cuatro semanas y luego se hicieron seguimientos durante años.
Los pacientes fueron divididos en dos grupos: buenos durmientes y malos durmientes. Se comprobó que aquellos que tuvieron mejor calidad de sueño alcanzaron mejores pronósticos de salud que los otros. En consecuencia, este estudio revela la importancia de priorizar el sueño tras un infarto y dormir lo suficiente debería ser una de las cuestiones fundamentales del tratamiento, incluso en cuidados intensivos.
Así, se entiende que el sueño se puede convertir en un aliado para la recuperación de los pacientes que sufrieron un infarto.
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