La Avenida de Mayo cumple 130 años: datos y curiosidades de la calle más emblemática de Buenos Aires

La Avenida de Mayo, la primera arteria de ese tipo en Sudamérica, cumple este martes 9 de julio 130 años. Situada en el barrio de Monserrat, la Avenida de Mayo comienza en la calle Bolívar y corre de este a oeste corre entre Hipólito Yrigoyen y Avenida Rivadavia, conectando la Plaza de Mayo con la Plaza del Congreso en una extensión de unas diez cuadras.

La característica más distintiva son los monumentales edificios de variados estilos coronados con mansardas y cúpulas que le otorgan su ecléctica majestuosidad.

La Avenida de Mayo se inauguró como la primera arteria ancha, o boulevard, de Buenos Aires, el 9 de julio de 1894, y rápidamente se convirtió en un centro comercial y cívico que competía directamente con la célebre calle Florida. Fue la primera avenida del país y de toda Sudamérica.

La creación de esta avenida fue controversial ya que hubo que demoler parte del Cabildo y expropiar una gran cantidad de edificios en lo que fue un costoso proceso de 15 años.

El proyecto estuvo impulsado por el entonces intendente de la Ciudad Torcuato de Alvear y el diseño estuvo en manos del célebre arquitecto Juan Buschiazzo, inspirado en los trazados urbanísticos realizados por el Barón Haussman, en París.

La caudalosa inmigración española tipificó su carácter hispánico al poblarse de teatros de zarzuelas, cafés de tono madrileño, ateneos, asociaciones literarias y peñas, influyendo en su arquitectura, razón por la cual se la suele comparar con la Gran Vía madrileña, explica la Asociación de Amigos de la Avenida de Mayo.

Situada en el barrio de Monserrat, la Avenida de Mayo es columna vertebral del centro histórico y oficia de Eje Cívico, ya que une la Casa de Gobierno y con el Congreso de la Nación.

Junto con la avenida se inauguraron teatros, hoteles confiterías y diversas tiendas que hicieron que esta arteria se convirtiera en el grandioso escenario de la vida pública de principios del siglo XX.

Su construcción se dio en un período que se extendió desde 1870 hasta 1930 en el que la ciudad de Buenos Aires adoptó un lenguaje palaciego para su arquitectura, y en el que también comenzaron a aparecer otras avenidas en el centro.

Es que durante esos años, la Argentina recibía jóvenes arquitectos europeos, principalmente italianos, que venían “expulsados por la estrechez de la academia italiana de arquitectos, que les impedía ingresar y así disponer de su matrícula para trabajar”, cuenta el historiador argentino Eduardo Lazzari en una entrevista. 

A 130 años de su apertura, la avenida sigue siendo escenario de importantes acontecimientos históricos y culturales, a pesar de que algunos edificios han sido demolidos y los ornamentos de la mayoría de las fachadas desaparecieron al igual que algunas cúpulas.