Los legendarios Flaming Lips se encargaron de la apertura del evento musical del año con un show increíble e inédito en estos lares: luces lisérgicas, freaks anaranjados bailoteando, mascotas enormes, un ritmo deforme, globos, papelitos, serpentinas. Y de la mano de un líder especial y espacial que se nos paseó por arriba dentro de una burbuja y nos advirtió de lo que conllevaría verlos en vivo. Todo un auténtico opening happening ante una concurrencia mínima pero muy, muy top. Por Sergio Corpacci
Por Canal26
Miércoles 6 de Abril de 2011 - 00:00
Definitivamente estos tipos son distintos. Eso lo pudieron corroborar quienes sabían de qué se trataba y quienes, por caso, ni idea, más que algunos temas sueltos de algún compilado indie que aparecieron a medida que la lista de temas avanzaba. Sin más, con ustedes, el Openning Happening de los Flaming Lips.
De entrada nomás toda una rareza. Aunque el pueblo (bah, de pueblo, la muy top concurrencia que pululaba no tenía demasiado en rigor de verdad), aunque el pueblo decía, aquí no quería saber de qué se trataba de antemano lo que los Flaming Lips nos iban a ofrecer, el líder de estos psico alienados se encargaría de advertirnos.
Así, minutos antes de iniciarse el delirio, un elegante Wayne Coyne chequeaba sonido y luces y nos ponía en autos sobre lo que sobrevendría para elevarnos a pisar sin el suelo.
Entonces Coyne anticipó sobre luces muy fuertes capaces de ocasionar reacciones indeseadas o desmayos. O que le parece bárbaro que nos volvamos locos cuando él salga a surfear con su bola plástica y otros delirios a los que tiene a acostumbrados a sus seguidores.
Y sorprenden de entrada nomás: Del iluminadísimo y lisergico fondo de pantalla super psicodélica se abre una puertita finita y alta por donde empiezan a descender los señores músicos. Serpentinas, papelitos, efectos lumínicos drogones, globos enormes piñateros que Coyne se encargará de ir pinchando con el clavijero de su guitarra, y un ejército de freakies anaranjados bailoteando en derredor.
La fiesta empezó con "The Fear" luego de que el frontman que encara y grita a su camarita digital cual el Diego y su famoso gol a los griegos en el 94 se haya paseado por la concurrencia del Estadio GEBA dentro de una esfera inflable. Original y flashero, no digan entonces que él no avisó.
A partir de allí todo sería una fiesta de los sentidos, una incitación al trance psicodélico, bailable, syd barretiano, pink floydesco sin pompa ni circunstancia a bordo de "Feeling Yourself Disintegrate", la rotada por MTV "She Don´t Use Jelly", y "The Yeah Yeah Yeah Song”.
Por todo eso, a esta altura cómo no darle la derecha al desfachatado y más flaco Wallas de Massacre que en medio de su cada día mejor show también nos advertía en serio de que con los Flaming Lips íbamos “a flashear, o flashar” de acuerdo a nuestro nivel de escala socioeconómica o linguistica, digamos. Y digamos que por lo top, muy top, re top que pululaba por el campo VIP habrán “flasheado” por caso las diosas modelos como Dolores Barreiro o modelo de diosas nomás como la persistentemente bella Gabriela Mendoza o la gatunamente luckeada Ernestina Pais, y porqué no los modelos masculinos Horacio Cabak, Nicolás Pauls, entre indies en pose y periodistas del palo, músicos varios y variopintos.
"C´mon, go crazy, motherfuckers!" nos arengaba Coyne y cómo negarse a entregarse sin más, aunque la métrica musical de los Flaming desconcierte, a un concierto lisérgico, donde no se apela al sentimiento rockero sino a disparar los sentidos adormilados o incentivados. Y así saltar, desatarse, no saber donde mirar sin dejar de mirar. Y entre diálogos y arengas que harían la crónica tan extensa y arbitraria en sus dichos publicados, “Race for the Prize" y "Do You Realize??" se ofrecieron la frutilla de un postre o una torta que,de ser real, en este marco hubiera estallado en la cara más de uno o una.
El Quilmes Rock 2011 había comenzado. Sin demasiada prensa, sin demasiada gente, sin demasiado ruido. Como suelen ser y hacer las bandas de culto y en un arranque promisorio de cara al mes que viene, a lo que vendrá, los Flaming Lips dieron el puntapié inicial. Pelotas no faltaron. Globos, delirio, rarezas, bellezas, extravagancias y sorpresas tampoco.
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