El papá de la niña que impulsó la Ley 27.447 de Trasplante de Órganos, reveló que llevar adelante el proyecto fue como tener otro hijo y que el punto de partida de todo fue Justina con la frase "ayudemos a todos los que podamos”.
Ezequiel Lo Cane junto a su hija Justina
El 30 de mayo de cada año se conmemora el Día Nacional de la Donación de Órganos y Tejidos. En nuestro país, la familia Lo Cane impulsó la Ley Justina (27.447) a través de una campaña llamada Multiplicate por 7, en referencia a que una persona tiene siete órganos que puede donar (corazón, pulmones, hígado, páncreas, riñones, medula ósea e intestinos), para darle una segunda oportunidad de vivir a otras.
La iniciativa fue realizada por los padres de Justina, quien falleció a la espera de un corazón, y motivada por la misma pequeña que los inspiró con la frase "ayudemos a todos los que podamos".
A casi 4 años de su partida, Ezequiel Lo Cane, el papá de la niña, insiste con que la concientización y las campañas de comunicación tienen un rol fundamental en la donación.
-¿Qué significa la Ley Justina en tu vida y cómo viviste el día que fue aprobada?
La Ley Justina en mi vida es casi como un hijo más en cuanto a sensaciones. Combina la situación de no tenerla, pero de haber seguido adelante con otros proyectos, fue la concreción de un pedido que ella nos dejó que es “ayudemos a todos los que podamos” y además, tiene su nombre. Fue un trabajo de nueve meses, casi como el tiempo de un embarazo.
La ley otorga más posibilidades a las personas que están esperando un trasplante. Esas posibilidades que Justina y que muchos no tuvieron con la ley anterior y que tienen que ver con procesos de trasplante que se mejoraron y derechos para los trasplantados o para los que esperan un trasplante. Todo quedó plasmado maravillosamente en ese agosto después del cuatro de julio que se aprobóla ley donde hubo récords de donantes y trasplantados y eso se siguió dando durante 2019. En 2020 y pese a la pandemia nunca se dejó de trasplantar. Si bien cayeron un 40% los trasplantes de 2020 a 2019, en 2019 con respecto al 2018, aumentaron un 60%.
Sabíamos que la Ley Justina iba a provocar todo esto. En el momento en el que el tablero muestra los 202 Diputados unánimes que dijeron que sí, con correlato de los Senadores que habían dicho que sí el 30 de mayo (Día Nacional de Donación de Órganos), fue una emoción enorme, por eso digo que es casi como la emoción que uno siente cuando tiene un hijo.
Sanción de la Ley Justina en Diputados
-¿Cuál fue el punto de partida de la campaña?
El punto de partida de todo lo que hacemos es Justina. Ese día en el que empezó todo su proceso, el 31 de julio de 2017 que se interna, utilicé todas las herramientas que tenía a mi alcance para entender por que mi hija tenía que esperar tres meses para recibir un trasplante, o dos meses y no una semana. Y fue tratar de entender muy rápido todo un ecosistema complejísimo que es el de la donación y trasplante.
Lo primero de lo que nos dimos cuenta es que para lograr sueños gigantescos y enormes, hay que empezar a acumular sueños pequeños y llevarlos adelante. El primer sueño pequeño que tuvimos fue hacer una campaña de concientización para ayudar a la gente a saber más de la donación y el trasplante.
Cuando le fui a contar a Justina lo que estábamos armando, ella ya sabía que si no recibía su corazón se moría, tenía 12 años, todos sabemos que nos vamos a morir en algún momento, pero es muy diferente saber que te vas a morir en tres meses.
Ella lo sabía, y con esa esencia hermosa de ser amiga de todo el mundo, de tener y transmitir una paz y un amor a todo el que tenía cerca, levanta la vista y me dice “papi, ayudemos a todos los que podamos” y es eso, ese es el inicio y la chispa que enciende todos estos sueños enormes y gigantescos de mejorar la calidad de vida y darle mayor bienestar a las personas.
-¿De dónde sale la entereza como padre para enfrentar una situación de esta magnitud?
La fuerza y la entereza es algo que yo siempre agradezco de mis padres. Papá se fue en el 2009 por un ACV y mamá por un cáncer de mama en el 2013.
Ellos me inspiraron en la perseverancia y en la diversión y junto a mis hermanos y a toda la gente que me cruce a lo largo de la vida, me enseñaron que nosotros tenemos dos perros, uno de la angustia, el dolor y los miedos; y otro de la alegría, la diversión y el amor. Tenemos que saber alimentar al perro que corresponde para que le gane al que queremos que pierda.
Es todo un proceso de autoconocimiento, de aprender, de entender que hay que seguir aprendiendo siempre de uno mismo y de buscar romper bloqueos y enriquecerse para tener esa fuerza.
En particular, lo que hago es para, por y con Justina, porque ella esta conmigo todo el tiempo, la energía y el tiempo que le dedicaría a ella si estuviese viva, se lo dedico a esto.
-Si bien Justina es la inspiración para muchos papás ¿Qué le dirías a la gente que pasa por una situación difícil y se encuentra ante la posibilidad de donar órganos?
Lo importante es que la gente sepa de la donación y del trasplante antes de pasar por una situación difícil, porque en una situación compleja, todo es difícil de entender.
Con esto se trabaja en las Casa Justina, con formar e informar. Estamos en contacto con colegios, con universidades. Tenemos que hacer que los puntos se conecten y se integren todos los actores de ese ecosistema. Para ello estamos en contacto con ONG, fundaciones y asociaciones civiles de todo el país. También creamos un grupo que llamamos "Ayudadores de Trasplante", el año pasado.
Quien pierde a un ser querido tiene que saber que esa persona que está perdiendo en lo físico, la está ganando en algo tan maravilloso como es que a través de la donación le permita a otra seguir viviendo.
-¿Se acercan muchas personas a contarte sus casos y pedirte ayuda? ¿Sos conciente de lo que representás en nuestro país?
No conozco lo que represento o lo que soy para la Argentina, lo que sé es lo que me transmite la gente cuando camino por la calle, cuando me dicen ¿vos sos el papá de Justina? y ahi, en ese momento, siento que ella me apreta fuerte la mano, me mira, sonríe y contesta "sí, él es mi papá".
Hay mucha gente que se me acerca a través de redes sociales a pedir ayuda. A veces para pedir algún contacto, otras por algún remedio o simplemente para contarme su situación. Trabajamos en conjunto para poder ayudar a todos y hasta estamos logrando que el Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires nos ayude para brindar asesoramiento a quien lo necesite.
-¿Qué proyectos te esperan de acá en adelante?
Los sueños fueron dándose año a año. Tras la campaña en 2017, la Ley en 2018 y las Casas Justinas que estamos haciendo, pese al retraso por la pandemia, en 2020 llegó el proyecto de "Ayudadores del Trasplante" y este año se viene un proyecto tan hermoso y maravilloso como los anteriores que ya lo contaré.
-¿Qué logramos como sociedad y qué nos falta?
Como sociedad hemos logrado muchísimo a partir de estar más informados, de comprender más la donación y el trasplante, ya que uno no puede decidir sobre algo que no comprende. Nosotros hacemos cosas con personas de todas las religiones, partidos políticos y empresas de diferente tamaño y no sólo en ecositemas relacionados a la salud sino en todos los ámbitos.
Es hermoso ver como una sociedad puede estar inspirada con algo tan lindo como es poder ayudar a todos concientizando sobre donación y trasplante y que eso se replique.
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