Aunque la agenda global se posa sobre la guerra en Ucrania, en el Extremo Oriente, China se prepara para dar luz verde a un tercer mandato de Xi Jinping.
Mandatario chino, Xi Jinping. Foto Reuters.
Este domingo, 16 de octubre, la ciudad de Beijing se prepara para albergar, en el Gran Salón del Pueblo, al XX Congreso del Partido Comunista donde el mandatario chino, Xi Jinping, buscará su tercer mandato consecutivo, en un hecho que no tiene antecedente en el gigante asiático desde aquellas reformas liberalizadoras del país, a fines de los años ‘70.
El sistema de elección en China, a diferencia del que conocemos en nuestro país, es indirecto. El presidente de China, que en realidad es el Secretario General del Partido Comunista, es elegido por congresales del partido, por un periodo de cinco años que puede renovarse.
Este Congreso buscará ratificar el rumbo político emprendido por Xi Jinping en 2012. La elección, que como dijimos, es indirecta, se realiza mediante congresales de distintos rincones del país que se reúnen cada cinco años para elegir o renovar a las autoridades que tomaran las decisiones troncales de la nación. En China llaman a ese sistema “gobernanza quinquenal”.
Desde la muerte de Mao Zedong, fundador de la República Popular de China, los presidentes de China sólo han presentado dos mandatos. Pasaron así por el poder, Deng Xiaoping (1978-1989), Jiang Zemin (1989-2002), Hu Jintao (2002-2012) y Xi Jinping (2012 a la actualidad). Este año, la principal novedad es que Xi Jinping buscará su segunda reelección para un tercer mandato. En principio, para gobernar el país hasta 2027.
El presidente chino, Xi Jinping en sesión plenaria de la Asamblea Popular Nacional (APN) en el Gran Salón del Pueblo en Beijing, China. Archivo Reuters
Son 2.296 delegados, entre los cuales, según el Comité Central del Partido Comunista Chino, hay un 30% de mujeres y un 70% de hombres. Los sectores industriales, rurales y financieros del país están representados junto a los sectores políticos tradicionales. La edad promedio de los congresales ronda en los 50 años, casi todos, hijos de las reformas liberalizadoras que transformaron a China de un país atrasado y agrario, a una superpotencia global, en tiempo record.
Un periodista sostiene el libro del Presidente Xi Jinping. Foto EFE.
Existe una representación cercana al 12% de los congresales que pertenecen a minorías étnicas del país, por ejemplo, tibetanos y mongoles. Este detalle no es menor ya que en China, las minorías no tienen casi incidencia en la vida política debido al férreo control estatal marcado por la mayoría étnica principal: los Han, que son también la etnia más grande del mundo. Incluso, la etnia de los lugares ha denunciado a nivel internacional que es perseguida a diario por las autoridades chinas.
En primera instancia, China es uno de los actores fundamentales del sistema internacional actual. La renovación del mandato de Xi Jinping puede marcar la determinación de China de avanzar en dirección a consolidar al gigante asiático como la gran superpotencia de este siglo. El desafío más importante que tendrá Xi Jinping en su eventual tercer mandato será el de colocar a China en las puertas de convertir a China en la primera economía mundial, desplazando a los Estados Unidos antes del 2030.
En la política internacional, una continuidad de Xi Jinping aseguró que la Ruta de la Seda, aquel enorme corredor terrestre y marítimo iniciado en 2012, seguirá con sus obras afines para consolidar la hegemonía de China no solo en Asia, sino también en África y Oceanía; así como con el claro desafío de profundizar lazos con Europa y América Latina. Estados Unidos intentará contener dicha influencia, naturalmente, pero China muestra una convicción clara en consolidarse como la gran potencia de esta primera mitad del siglo y, lo más importante, es que posee grandes recursos como para poder llevarlo a cabo. Las promesas de inversiones son siempre tentadoras para cualquier país.
China tendrá enormes desafíos internos y externos si pretende consolidar su posición en medio de este escenario convulsionado. El primer desafío será el interno: si bien China ha logrado disminuir su pobreza notablemente, tiene un problema latente sobre su sistema inmobiliario. Una crisis debido al exceso de viviendas construidas por empresas contratistas ligadas al Estado chino que ha generado una enorme burbuja inmobiliaria que, aún, Beijing no logró romper. El riesgo de que esa situación se pueda extender al sistema financiero de China es real y, si el Estado chino no contiene eso, podría estar frente a una notable merma en su crecimiento, seguido de un posible derrumbe de sus aspiraciones geopolíticas de cara al 2030.
Presidente de Estados Unidos, Biden en conversación virtual con Xi Jinping. Foto Reuters.
La ventaja que tiene China, frente a este problema, es que cuenta con enormes reservas en dólares y en oro. Incluso el país es un tenedor de deuda de muchos países del mundo, entre ellos, Estados Unidos. Actualmente, el gobierno chino está realizando una conversión parcial de sus reservas a yuanes (la moneda nacional) para fortalecer su moneda frente a un dólar que no para de robustecerse, frente a otras monedas internacionales. El gran desafío interno de Xi Jinping será contener esa burbuja e impedir que peligre todo el proyecto más inmediato del gigante.
Además de eso, en política exterior, China tendrá que definir cómo actuará ante las crecientes tensiones con Taiwán y con Estados Unidos cada vez más decidido a apoyar a las autoridades de la isla que, desde Beijing, consideran en rebeldía. El escenario bélico no es un escenario que guste a las autoridades chinas, al margen de la enorme militarización y modernización que el país emprendió dentro de sus fuerzas armadas en los últimos años.
Video EFE. Flores, banderas, mucha policía y medidas de prevención contra la covid de cara al XX Congreso del Partido Comunista de China (PCCh), que comienza el domingo en un Pekín. Imágenes del Museo del Partido Comunista chino.
Desde Beijing hay una sensación de que un escenario bélico podría ser muy complejo para el país porque, aunque el gigante representa a casi el 25% del comercio mundial, podría sufrir sanciones que, ante el escenario interno (de la burbuja inmobiliaria) inconcluso, podría derivar en enormes problemas internos. Además, en Beijing, creen que la guerra en su faceta militar es un escenario solo deseado por Washington. China, a diferencia de Rusia, tiene otra filosofía política, y sobre Taiwán puede aplicar aquella famosa premisa: “Ataca a tu enemigo cuando menos lo espere”, enunciada en “El Arte de la guerra”, libro milenario de Sun Tzu, que se estudia en las academias y universidades de China, como un manifiesto para todos los aspectos de la vida.
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