Las familias en su diversidad se encuentran en la hora del cuento. El momento del cuento compartido como oportunidad que hable el dialogo, que de lugar a que este tiempo compartido que no sea una puerta que se abre para conversar de lo que nos cuesta, que otros pusieron en palabras y se despliega en esa lectura, en esos tonos de voz que arrullan, en esas miradas que se encuentran, solo por leer y escuchar un cuento.
Por Lic. Verónica del Castillo
Lunes 16 de Mayo de 2022 - 06:19
Lectura de cuentos. Foto: gentileza dominiomundial.com.
Puede ser Tomás, Juana, Lucía o Camila... o bien pudimos nosotros hace mucho tiempo, la literatura nos ha acompañado y sigue acompañando a las infancias de todos los tiempos. Siguiendo a Lía Schenck, "La hora del cuento", más allá de cómo se llame en cada país y de las identidades que adopte en cada comunidad, crea un clima de encantamiento y de complicidad afectiva que es única e irrepetible. En las infancias, escuchar cuentos, poesías, historias, invita al despliegue de la fantasía, la creatividad y la imaginación; pero también a identificarse, simbolizar, tramitar...
Caprichos, berrinches, enojos, alegrías, miedos, aventuras mágicas... diversas formas de transitar los encuentros y desencuentros. En la literatura, de la mano de los cuentos podemos encontrar diversos modos de ir poniendo en palabras lo que nos pasa, lo que de otro modo cuesta decir, tal vez porque como adultos nadie nos dijo, ni se hablaba en aquellos tiempos de ciertos temas…
Hoy podemos hacer la diferencia, ya que somos nosotros los adultos quienes acompañamos a las infancias y adolescencias en ese camino de encontrar nuevos modos de tramitar lo que les pasa, de ir encontrando palabras, sentimientos, experiencias... Hay cuentos que nos invita a ir reconociendo los sentimientos sobre lo que nos pasa y como pueden ponerlos en palabras a medida que van creciendo. Como tomar conciencia de lo propio y lo del otro, condición fundamental para la convivencia que no sólo las infancias tienen que descubrir, sino muchos adultos también... La diversidad, la empatía puesta en juego. El libro como bien cultural entre generaciones, el libro como mediador entre los adultos y las infancias, el libro como puente para que se cree ese tiempo y espacio especial entre los seres humanos… Un libro leído, un cuento narrado, las voces que van tomando distintos tonos, intensidades, voces que cambian, que irrumpen, que calman, que arrullan…
En las familias, hay días que todo parece estar patas para arriba, que el trabajo es un lío, que con solo mencionar el hacer la tarea se desata un tsunami… Días revueltos, el wifi no funciona, la computadora no prende… Hay días que hasta el agua parece hervir más rápido y la olla se quema… Hay días en que no importa lo que diga o escuche, todo suena feo… En esos días, una pausa de la mano de un libro, de una historia contada cerca de aquel que nos acompaña, un cuento acurrucado en las faldas o sentados en el piso… En esos días la propuesta es… “Hoy, solo contame un cuento”, uno de esos que te gustan, tal vez alguno que te contaban cuando eras chico, algún cuento mágico, o tenebroso, o un cuento inventado entre el que narra y el que escucha a dos tiempos… donde haya lugar para cada uno. Un cuento de esos que nos traen los mejores recuerdos, alguno que nos ayudó a pensar en algo nuevo… alguno que te contó alguien importante…
"Sopa de letras" Una historia de amor (Soledad Sebastián, Pehuén, 2011), cuento leído por Lic. Verónica del Castillo.
Los libros, las historias, los cuentos, nos llevan a otros mundos posibles y así repensar en nuestro; en otras historias posibles cercanas o lejanas a las nuestras. Los libros nos animan a soñar y hoy necesitamos saber que soñar es posible. A veces los cuentos tienen finales felices, otras inesperados, los cuentos nos animan a poner en palabras lo que nos pasa, y cuando hay lugar para las palabras, hay menos lugar para lo impulsivo que arrasa. Hoy, les dejo una historia que nos habla de que las palabras no tienen sentido en sí mismas, que hablar y decir es mucho más que codificar y descodificar, que va más allá de la ortografía y la sintaxis…. Que las palabras son un puente para poder descubrir lo más profundo de nosotros mismos.
Redescubrir la literatura de la mano de las infancias y adolescencias es también redescubrir una parte de nuestra historia. Leer, leerles, leernos… es una oportunidad, hoy los invito a tomarla.
Lic. Verónica del Castillo
Psicopedagoga. Prof. de Ed. Inicial
Diplomada en Psicoanálisis y Prácticas socioeducativas
www.infancias.com.ar
IG @infancias.enjuego