Ricardo González volvió al mítico estadio porteño, donde se consagró hace 74 años. Su emoción, la impactante lucidez a sus 99 años y las memorias de una noche histórica.
Por Canal26
Miércoles 8 de Mayo de 2024 - 19:08
Ricardo Primitivo González está a días de cumplir 99 años, este sábado 12, pero su energía y vivacidad son contagiosas. El auto que lo traslada lo deja en la puerta del Luna Park y, cuando abre la puerta, el Negro no puede evitar regalar su primera sonrisa.
La emoción en su interior ya puede sentirse cuando da los primeros pasos hacia las entrañas del estadio cerrado más famoso de nuestro país y donde se consagró campeón del mundo con la Selección argentina de Básquet en el Mundial del 50… Y se completa cuando recibe una sorpresa: el regalo de dos pelotas Europaris, la primera actual y la otra igual a aquella usada en el Mundial ganado en Buenos Aires. “Qué diferentes… Pero qué hermosas las dos. ¿Sabían que la final la jugamos con dos pelotas diferentes? El primer tiempo con la nuestra, de gajos, y el segundo con la de ellos, la americana, que era mucho mejor. No estaba previsto, pero ellos lo pidieron y lo aceptamos. Y bueno, les ganamos en ambos tiempos”, cuenta mientras deja escapar otra sonrisa y muestra otra que trajo, nada menos que la original que se usó el día que Argentina enfrentó a USA en los Juegos Olímpicos del 48.
Casi 74 años antes, el Luna fue el epicentro de un verdadero pandemonium -dentro y fuera del lugar- que se desató con la consagración de Argentina como campeón mundial de básquet, el 3 de noviembre de 1950, tras vencer nada menos que a Estados Unidos en la final. Primer y único título nacional a ese nivel, algo que ni siquiera la Generación Dorada pudo conseguir…
Pero, claro, aquella camada fue la otra generación dorada, que entre 1948 y 1955 se mantuvo en la elite mundial, hasta que la dictadura militar decidió tildarla de “profesional” como revanchismo político -contra todo lo que tuviera que ver con Juan Domingo Perón y el Partido Peronista- y condenarla a una suspensión de por vida -a 34 jugadores-, provocando un verdadero genocidio deportivo que al básquet le costó superar por décadas.
“Cuando me dijeron que iba a venir al Luna me agarró una emoción muy grande. Para nosotros, los jugadores de mi época, jugar acá era una maravilla. Imaginate salir campeón mundial…”, dice, evitando caer alguna lágrima, mientras hace un paneo visual por el lugar. “Es un privilegio estar acá, que hayan tenido esta idea, de volver, a días de mi cumpleaños… Y hacerlo a mi edad… No sé, es especial. Algo muy emocionante”, dice ya con los ojos algo vidriosos, mientras trata de recordar cuándo fue la última vez. “Uf, hace muchos años ya… Hubo un tiempo que yo trabajaba acá cerca, a tres cuadras, en una inmobiliaria, y venía mucho al Luna, porque tenía muy buena relación con Tito Lectoure, sobre todo para algunos espectáculos”, comenta.
“Cuando terminó el partido la gente entró a la cancha y nosotros estuvimos un rato largo festejando. Una locura. Creo si se hubiese jugado en cancha de Boca o de River, también se llenaba. En la previa no había entradas. Nuestros amigos y familiares nos tuvieron que esperar en el camino para poder entrar con nosotros”, rememora mientras describe lo que fueron los festejos en el centro porteño que pasaron a la historia como La Noche de las Antorchas. “Era un mar de gente por las calles y a uno se le ocurrió agarrar un diario y prenderlo fuego, como armando una antorcha. Muchos se sumaron, en esa caminata por Corrientes hasta el Obelisco. Fue una cosa de locos”, relata.
González fue figura de aquel equipo, nada menos, siendo elegido en el quinteto ideal del torneo junto a su compañero Oscar Furlong, la máxima estrella del equipo. De los 16 elegidos para aquella preparación de avanzada, que incluyó un mes de estadía en la concentración de River (de hecho tenían charlas con Angel Labruna y sus famosos compañeros), sólo dos están vivos, el Negro Bustos con 95 y el otro Negro, González, con ya casi 99. “En River tuvimos lo mejor: varias canchas a disposición, todas las comodidades… Lo que planificaron en el CT fue perfecto. Y el resto lo hicimos nosotros, con un gran apoyo popular”, recuerda quien fue el capitán elegido por sus propios compañeros, quien es recordado como un escolta de 1m75 que era muy competitivo y talentoso, aunque también un gran compañero, talentos que mostró en Deportivo Buenos Aires, Añasco, Gimnasia de Vélez Sarsfield y su club, claro, Palermo.
“Mi vida de basquetbolista fue muy linda, la disfruté, tuve el honor de salir campeón mundial, panamericano, sudamericano varias veces, hasta tuve la dicha de ser campeón de tiros libres”, rememora entre risas, con la sencillez y frescura que lo caracteriza. Está feliz el Negro, porque volvió al lugar donde fue feliz. Y a un año de llegar al centenario de vida, no puede pedir mucho más…
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Ronda preliminar
Argentina 56-Francia 40
Ronda final
Argentina 40-Brasil 35
Argentina 62-Chile 41
Argentina 66-Francia 41
Argentina 68-Egipto 33
La Final
Fecha: 3 de noviembre de 1950. Estadio: Luna Park.
Argentina 64-Estados Unidos 50
Argentina (64): Viau 2, González 7, Uder 1, Furlong 20 y Contarbio 8 (FORMACION INICIAL) Bustos 1, Del Vecchio 14, Pérez Varela 4, Menini 7, Monza 0 y López 0. Entrenador: Jorge Canavesi.
EE.UU. (50): Slocum 8, Langdom 6, Stanich 11, Reese 3, Kahler 5, Metzger 3, Parks 2, Jaquet 2, Fisher 0, Haffley 6 y Williams 4. Entrenador: Gordon Carpenter.
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