Dos informes combinados revelan que la pandemia dejó fuera del mercado laboral registrado por AFIP afectó gravemente a miles de trabajadores e hizo cerrar 230 mil empresas. Mientras la segunda ola de coronavirus avanza imparable por la Argentina, los efectos sobre la economía y la vida diaria de la gente se marca de un manera alarmante.
Por Canal26
Lunes 28 de Junio de 2021 - 09:43
Pobreza y falta de trabajo en Argentina. Foto: NA.
El balance del primer año de pandemia da que cerraron en el país 22.860 empresas debido a las restricciones y 235.381 personas quedaron en la calle, según datos de la AFIP procesados por Marcelo Elizondo. Sin embargo, desde otro ángulo, una investigación sobre los movimientos en el mercado laboral indican que no necesariamente todos los desempleados son desocupados.
En el primer trimestre de este año, si bien los asalariados informales son medio millón menos, los asalariados registrados públicos y privados crecieron en 200 mil puestos y el cuentapropismo subió en 250 mil, todo lo cual hace que el desempleo medido en forma oficial se haya mantenido básicamente igual que en 2020, en 2 millones de personas, de acuerdo con el reporte realizado por IDESA. El instituto de investigación que dirige el economista Jorge Colina calcula en 150 mil las personas netas que terminaron afuera del mercado laboral en este período y que la cuenta daría que hay aproximadamente 100 mil ocupados menos.
Si la cantidad de desempleados se mantienen más o menos igual en 2 millones para el total urbano es porque disminuyó en 50 mil como consecuencia de que algunos se pasaron a la inactividad. Las estadísticas pintan un cuadro laboral en el que claramente el empleo registrado, o sea el regido por los convenios pactados entre trabajadores y patronos, el que tributa al sistema previsional, ha sido el que se vio diezmado en lo que va de pandemia.
Así y todo, las mayores tensiones gremiales hasta el presente obedecieron más a las paritarias por el desborde de la inflación a los convenios ya cerrados, que por la desocupación. Los rebusques (economía informal y social) y los planes sociales, que alcanzan a más de la mitad de la población activa, amortiguaron el efecto que podría haber causado una irreversible pérdida de puestos de calidad, la peor de la década, sobre todo en la actividad privada. Hace rato que, en realidad, no se abren nuevas oportunidades, con la economía que no crece y las inversiones que vienen en descenso desde 2011.
El reporte último de Elizondo subraya que fue en 2018 y 2019 cuando las empresas privadas que registran empleo en el Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) registraron las más significativas tasas negativas de variación interanual: -1,9% y -2,7%, respectivamente. Constituyeron los más abruptos retrocesos desde comienzos de siglo excluyendo las caídas evidenciadas en la crisis de 2001–2002. Grandes, medianas o pequeñas, las empresas son las que generan dinamismo, invierten, crean la mayor cantidad de empleo, generan valor.
En la última década, el número total de empresas privadas sufrió una disminución del 3,2%, al pasar de 596 mil en 2010 a 577 mil en 2019 (es importante aclarar que la cifra del último año es estimada y está sujeta a revisión), cuando en el período 1996 – 2019, la cantidad de empresas privadas se había incrementado un 41%, tasa que se reduce ligeramente al evaluar el período 2000 – 2019 (40,1%). La tendencia fue creciente en la cantidad de empresas del rubro “comercio”, en especial en la primera década del siglo XXI. En los últimos años, si bien la evolución resultó positiva, lo hizo a un ritmo más bajo respecto al período precedente.
En cuanto a las empresas de “servicios”, también se evidencia un rumbo creciente en la primera década, mientras que, en los últimos años, la cantidad de empresas ha disminuido ligeramente, a una tasa promedio del -0,6% entre 2013 y 2018. De acuerdo a los datos del Banco Mundial, la Argentina se destaca por la baja densidad de creación de empresas por cada 1000 habitantes en países de América Latina, mientras que Chile sobresale con su performance, ubicándose seis veces por encima del promedio regional. Por su parte, México y Brasil se ubican después de Argentina de abajo hacia arriba, mientras que Perú está por debajo de Chile, con una densidad que más que duplica el promedio de América Latina. Al centrar el análisis en Argentina, se puede ver que no sólo no ha mejorado en términos de la evolución del indicador en la última década, sino que además disminuyó ligeramente la densidad de nuevas empresas por cada 1000 habitantes entre 2010 y 2018.
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