Las tarifas de servicios públicos seguirán subiendo ¿por qué?

El Gobierno debe desarmar los subsidios para recomponer cuentas fiscales y atraer inversores. Son requisitos para un gradualismo muy especial que golpea al bolsillo de la gente.

Por Canal26

Lunes 30 de Abril de 2018 - 10:21

Macri y Aranguren

 

El creciente descontento social no fue suficiente para que el Gobierno detenga su plan de ajuste de tarifas de los servicios públicos.

 

Es más, el costo de las tarifas seguirá subiendo, y tanto es así que de acuerdo a lo programado por el Gobierno, el precio promedio del gas natural, que hoy es de US$4,68 por millón de BTU (MM/Btu), llegará hasta US$6,38 en octubre de 2019.

 

La energía eléctrica también se suma a las alzas de tarifas. El esquema prevé llevar la carga del subsidio sobre el costo de generación desde el 18% en 2018 al 10% en 2019. En 2016, el subsidio representaba el 70%.

 

Pese a que el déficit fiscal se viene achicando en forma gradual, el consumidor y la caja de las pymes sintieron fuerte el impacto de la suba de tarifas y acusaron otro golpe al bolsillo.

 

En estos primeros meses del año, los aumentos llegaron junto al shock del dólar, mientras que los salarios esperan por las negociaciones paritarias y así las cosas, la realidad de la gente es muy distinta a lo que se planea desde el Gobierno.

 

Si se toma en consideración lo sucedido en abril de 2016, mientras el índice general de precios al consumidor GBA acumula un aumento de 56,1% hasta el mes de marzo, el rubro referido a “gas, electricidad y otros combustibles” sumó un aumento de 131,9% en el mismo período.

 

En el medio, el precio de la energía eléctrica que afronta la demanda (mercado mayorista) se multiplicó casi por diez desde febrero de 2016 y el precio del gas natural pasó de US$1,29MM/Btu a US$4,68MM/Btu.

 

Mientras tanto, el salario del sector privado registrado acumula un aumento de 55,1% entre abril de 2016 y enero de 2018.

 

Un detalle no menor es que la suba del dólar termina licuando buena parte del ahorro fiscal generado por la suba de tarifas, dado que el costo de los insumos de la energía eléctrica está en dólares. De hecho, en 2016, el costo político de la suba de tarifas no se pudo capitalizar porque la suba simultánea del dólar terminó aumentando el subsidio requerido en pesos.

 

Mientras los precios se movieron, en promedio, 1400% entre 2000 y 2015, las tarifas de gas y electricidad permanecieron prácticamente ancladas. Este esquema insostenible llevó la carga de subsidios al 3,2% del PBI en 2015, lo que explicó buena parte del agujero fiscal que se financiaba con emisión monetaria (inflación).

 

Por otro lado, la ausencia de inversiones y la caída en la producción en estos sectores generó una alta dependencia de la importación de energía. El superávit comercial energético de US$ 6000 millones se convirtió en un déficit de US$ 6000 millones.

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