Freddie Mercury, el cantante que llevó su amor por los gatos a canciones y hasta su testamento

Freddie Mercury y su amor por los gatos. Foto: Instagram.

Farrokh Bulsara nació un 5 de septiembre de 1946, aunque saltó a la fama más de dos décadas después bajo el nombre de Freddie Mercury. El cantante de Queen se convirtió a lo largo de su carrera en uno de los artistas más destacados e influyentes en la música hasta su muerte en 1991.

Más allá de su recorrido con la banda que lo catapultó a la inmortalidad, hay cuestiones de su vida personal que merecen ser recordadas. Una de ellas es la estrecha relación que tenía con sus gatos, a tal punto que se encargó de dejar un buen pasar para ellos antes de fallecer producto de las complicaciones que sufrió tras contagiarse de sida.

Freddie Mercury. Foto: NA

Queen aparece como una de las bandas icónicas de la década de los 80s. Con 14 discos y una extensa lista de éxitos, lograron dejar una importante marca en la música, en especial por parte del cantante que combinó carisma con su talento nato. La relevancia del grupo incluyó giras mundiales que lograron alcanzar grandes números desde la popularidad y lo económico.

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Freddie Mercury y su relación con los gatos

Su éxito en la música le permitió a Mercury generar fortunas. Algunos de los beneficiados por esta situación fueron sus nueve gatos: Jerry, Oscar, Tom, Miko, Goliath, Tiffany, Lily, Romeo y Delilah. La mayoría vivieron con él hasta sus últimos días, aunque algunos de la lista (Tom y Jerry) se quedaron con Mary Austin, su expareja y amiga, tras la separación entre ellos.

Justamente la mujer mencionada tuvo una parte clave en el amor de Freddie Mercury por los gatos, ya que con ella adoptaron a los dos primeros. Luego de la ruptura, ella decidió regalarle a Tiffany, una siamesa.

Freddie Mercury y su amor por los gatos. Foto: Instagram.

Jacky Smith, la persona al frente del club de fans de Queen durante décadas, declaró en un reportaje sobre la pasión del artista por estos animales. “La mayoría de los gatos provenían de protectoras. Hay un centro llamado Blue Cross y sé que dos de ellos venían de allí”, comentó una de las personas más cercanas al grupo.

Una versión del entorno de Freddie Mercury indica que se encargaba de llamar a sus gatos durante sus extensas giras para que escuchen su voz, lo que demuestra el compromiso y cariño que tenía el artista por las estrellas de su casa.

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La influencia de los gatos en la música de Mercury

Se puede decir que Delilah, adoptada en 1987, fue una de sus mascotas preferidas, a tal punto que lo plasmó en una de sus últimas canciones con Queen. Parte del disco lanzado en 1991 llamado Innuendo, optó por dedicarle un tema que fue titulado como su nombre y que está cargado de amor que se expresa en la letra.

Freddie Mercury y su amor por los gatos. Foto: Instagram.

Pocos meses antes de fallecer, el cantante participó de su último rodaje con el grupo. Fue para el video de “These Are The Days Of Our Lives”, donde decidió enviarles otro guiño a sus amados animales. Bulsara llevaba fuera de los escenarios desde 1986, un año antes de enterarse de que estaba enfermo.

Además del notable impacto de la enfermedad en su organismo, el videoclip es recordado por la vestimenta de Freddie Mercury, ya que se colocó una camisa que tenía imágenes animadas de sus gatos como estampa.

Otro de los guiños en su obra estuvo en su primer y único álbum solista, publicado en 1985 bajo el nombre de Mr. Bad Guy. En la dedicatoria de su trabajo discográfico, escribió una dedicatoria especial: “A mi gato Jerry, también a Tom, Oscar, Tiffany y a todos los amantes de los gatos en todo el universo”.

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Juntos hasta el final

En 2012 salió publicada la biografía “Freddie Mercury: su vida contada por él mismo”. Uno de los puntos desarrollados en el libro es la herencia que dejó el cantante, que tuvo nombres muy sentidos por él para el testamento.

“Nadie más sacará un solo penique, excepto mis gatos Oscar y Tiffany. Aparte de ellos, no voy a regalar ninguna de mis cosas cuando esté muerto”, reveló años antes de morir. Finalmente, su herencia se dividió en cuatro partes entre sus padres, su hermana y Mary Austin. Ella se quedó con su mansión en Londres, donde se mantuvo al cuidado de las mascotas que dejó el artista al fallecer.