El Bar del "Coco" Basile se trasladó a la piscina

Si hay que definir con nombres y apellidos a un porteño de los de antes, con “códigos”, con “barrio” y con café, seguramente en esa lista no puede faltar Alfio “Coco” Basile. A pesar de haber nacido en la fría Bahía Blanca, el técnico de la Selección Argentina llegó a Buenos Aires de muy chico, más precisamente a Avellaneda y desde la pensión de Racing con el ala protectora de Tita Mattiussi empezó a conocer el aroma del empedrado porteño.

En ese Racing histórico conoció al hijo de un panadero de Lanús y esa amistad duraría para toda la vida. Con Rubén Díaz conformaron una dupla casi inquebrantable. Después el fútbol le fue presentando a otros compañeros de fernet con cola, whisky, café y algún tirito en el hipódromo. “Mostaza” Merlo, “Chiche” Sosa, el “Inglés” Babington, Daulte, “Pistola” Vázquez, el “Mariscal” Perfumo, Guillermo Nimo... Se juntaban en el “Tabac” de Libertador y se trasladaron al mítico Rond Point de Figueroa Alcorta. Esa tradición de tragos y fútbol el “Coco” no la quiere perder y es por eso que se lo vio con su histórico parteneire y el “Ruso” Ribolzi en los hoteles de Venezuela disfrutando de esas charlas al sol refrescándose en la pileta.

Argentina despliega muy buen fútbol en la Copa América y el “Coco” lo disfruta. Como siempre, apostó a la reunión de jugadores con “buen pie”. Así lo hizo en el ’91 con Leo Rodríguez, Caniggia y Batistuta, y en el ’94 con Redondo, Maradona, Caniggia, Batistuta y Balbo en ese Mundial en el que una mujer de blanco le sacó “el ancho de espadas” a la Argentina “cortándole las piernas” a Diego. Trece años después, la Selección se encamina hacia un nuevo título de la mano del mismo conductor que le dio su última alegría en 1993.

Pasó México y habían pasado Perú, Paraguay, Colombia y Estados Unidos. Viene Brasil. En la Copa América, Basile los tiene de hijos. Es por eso que el “Coco” este torneo, se lo toma con soda...