Fue uno de los más curiosos proyectos surgidos durante la Segunda Guerra Mundial. No pudo habérsele ocurrido a nadie más que al mismísimo Walt Disney. Así nació la más extraña máscara antigás. Esta es la historia.
Walt Disney presentando la máscara antigás al ejército. Foto: National Archives.
Durante los oscuros días de la Segunda Guerra Mundial, de un bando y del otro, se tomó todas las medidas y precauciones del caso, pensando en la concreta posibilidad de un ataque químico propinado entre los sectores en pugna.
Con ese dramático y espeluznante marco, en los Estados Unidos, ya había quienes no solo buscaban estar debidamente prevenidos, sino también captar un público impensado y hacer pingües millonarios negocios gracias al drama de la guerra.
Así, Walt Disney -el genial creador de tantísimas maravillas animadas- y el fabricante norteamericano Sun Rubber Company crearon juntos una curiosa máscara antigás. Pero no era una máscara cualquiera: tenía la cara del famoso ratón Mickey, tras la idea de hacer menos aterradora y traumática la situación de tener que usarla forzosamente a miles de niños estadounidenses.
Durante el año 1942 (a poco de haber ingresado formalmente los Estados Unidos a la guerra, en 1941) se llegó a producir al menos mil de estas máscaras y finalmente -recién en 1944- la marina norteamericana dio el visto bueno para su fabricación en masa.
Y tanto agradó la idea de hacer también de la guerra un "mundo maravilloso" -según la mirada de Disney- que se planteó sacar a la venta más modelos con la cara de otros conocidos personajes.
El "mundo maravilloso" de Disney, pensado para la guerra. Foto: National Archives.
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La máscara era una versión pensada para niños de entre 18 meses y cuatro años de edad. Tal vez, luego, podrían pensar en ampliar el mercado a niños un poco mayores e incluso adolescentes.
Solo unas pocas de estas extrañas piezas (ahora de colección) sobrevive en la actualidad. Una de ellas puede verse en el museo de armas químicas del ejército de los Estados Unidos, en Fuerte McClellan, Alabama.
Otra se encuentra en el museo de la 45º División de Infantería y -se dice que- una tercera es el cotizado prototipo de Walt Disney, que la compañía custodia celosamente en su propia sede de Burbank. No importaba cuánto dolor provocara la guerra. La idea fue que ningún niño dejara de sonreír (aunque no se le viera la cara).
Modelos de máscaras de Mickey. Foto: National Archives.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
Nota: El artículo no expresa ideología política. Solo investigación histórica.
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