El 24 de agosto de 1880 el entonces presidente Nicolás Avellaneda presentó un proyecto de ley por el cual se declaraba a Buenos Aires capital de la República y se la ponía bajo control directo federal. Detrás de esta decisión quedaban años de fervientes disputas que mantuvo en vilo a un país que daba sus primeros pasos.
Foto de Plaza de Mayo en 1890.
Argentina se ha caracterizado por una historia de enfrentamientos y polémicas que dejó como saldo mucho más que perdedores y vencidos. Por gran parte del siglo XIX, una vez lograda la independencia en 1816, el país se vio sumido en una larga y conflictiva disputa entre unitarios y federales que se podría resumir entre Buenos Aires vs. el interior por la centralización del poder.
El país aún se encontraba en los albores de su nacimiento, pero era imperiosa la necesidad de establecer de una vez por todas la sede de las autoridades nacionales. Los recelos e intereses de cada bando hacían imposible ponerse de acuerdo, extendiendo la disputa por décadas. La primera vez que Buenos Aires fue elegida como capital fue en 1827, durante la presidencia de Bernardino Rivadavia, pero rechazada por las provincias del interior y la misma Buenos Aires que creía que una federalización de la ciudad perjudicaría el monopolio aduanero.
Partidos de la Provincia de Buenos Aires antes de la federalización de la Ciudad de Buenos Aires. En rojo, la ciudad actual con sus barrios.
Años después, en 1852, Buenos Aires se separó de la llamada Confederación Argentina y pasó a llamarse Estado de Buenos Aires. En 1853 se dictó la Constitución y se designó a la Ciudad de Buenos Aires como capital de la Nación federalizada. Esto que fue rechazado por las autoridades porteñas y que llevaría a Domingo Sarmiento a la siguiente reflexión: "No tenemos capital; y si no la tenemos no es porque el asedio fuese una iniquidad superflua. Buenos Aires no es capital federal porque no puede serlo jamás”.
Los conflictos seguían a flor de piel y en 1866 se resolvió terminar el asunto, al menos de forma temporal, con la ley de Residencia de la Capital que buscaba una solución con siete iniciativas parlamentarias que no era más ni menos que proponer otras ciudades en reemplazo de Buenos Aires: villa de Fraile Muerto, Rosario, San Fernando, Córdoba, Villa María o Villa Nueva, San Nicolás de los Arroyos, Villa Constitución y Martín García fueron algunas de las opciones.
Puerto y aduana de Rosario, Santa Fe, circa 1868. Fue una de las posibles ciudades para ser la capital de la república.
Durante su presidencia, Bartolomé Mitre vetó la sanción de una ley del Congreso que llevaba la capital a la ciudad de Rosario y mediante la denominada ley de compromiso, la fijó en la ciudad de Buenos Aires hasta que se efectuará una sanción definitiva. Sarmiento, por otro lado, vetó en cuatro oportunidades el traslado de la capital a otra ciudad que no fuese Buenos Aires.
Mientras tanto en la Ciudad de Buenos Aires el gobierno nacional y provincial compartían territorio. El nacional tenía sede en la Casa Rosada, el gobernador de la provincia en Moreno 134, el Congreso en Victoria y Rivadavia, la Legislatura en Perú 134, la Corte Suprema en la calle Bolívar 137 y la Corte Provincial en la misma calle al 23.
Los miembros del senado que votaron ley la capitalización de Buenos Aires.
Avellaneda en el Congreso habló de encontrarle una solución a la "Cuestión Capital" en 1880 y anunció la decisión de legislar la federalización de Buenos Aires. Ante esto, Carlos Tejedor - gobernador de la Provincia de Buenos Aires - quien era un ferviente defensor del centralismo porteño ordenó movilizaciones militares y la formación de milicias, obligando a la sanción de una ley que prohibía a las provincias la movilización sin permiso expreso federal. Algo que Buenos Aires ignoró y que terminó con la Batalla de Barracas: un sangriento enfrentamiento entre el ejército Nacional (con 3.000 hombres) y la guardia milicana provincial con 12.000 que dejó un saldo de alrededor de 3.000 muertos en junio.
La primera consecuencia de este derramamiento de sangre fue la decisión del Presidente de, por decreto, asentar a las autoridades nacionales en la ciudad de Belgrano que en ese entonces era un territorio separado. Esto era ilegal y la Corte Suprema decidió permanecer en Buenos Aires hasta que el 24 de agosto Avellaneda presentó un proyecto de ley por el cual se declaraba a Buenos Aires capital de la República y se la ponía bajo control directo federal.
Batalla de Barracas en junio de 1880.
Casi un mes después, el 21 de septiembre, fue aprobada la Ley 1029 que se declaraba a la Ciudad como capital de la República y bajo control federal. Posteriormente, el 27 de noviembre de 1880 se sancionó una ley que cedía el municipio de Buenos Aires para capital de la República.
La fachada oeste del obelisco porteño recuerda la federalización de la ciudad.
Los diarios La Tribuna y El Nacional reflejaban la noticia mostrando posturas totalmente distintas. El primero titulaba: "Buenos Aires ya no es de los porteños”, mientras que el segundo decía: “Así es, en efecto; ahora pertenece a los argentinos. ¡Qué vergüenza! No es verdad. Y pensar que también pertenece a los argentinos la gloria de la independencia y la bandera. Si vamos a este paso, los porteños, que no son argentinos, se van a quedar sin camisa”.
El 6 de diciembre del año mencionado y ya con Julio Argentino Roca de presidente, quedó oficializada la sede del gobierno de la Nación en la ciudad de Buenos Aires y tiempo después la Provincia aprobó la construcción de la ciudad de La Plata en la Ensenada.
Por Yasmin Ali
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