A 22 años del atentado que cambió la humanidad, todavía hay cuestiones que quedan sin esclarecerse con respecto a la versión oficial: ¿cómo fue posible el ataque al Pentágono? ¿Qué pasó realmente con el vuelo 93?
Los sucesos políticos que rodean a Estados Unidos generaron un sinfín de misterios e hipótesis sobre qué tanto sabían los hombres de la Casa Blanca y si pudieron haber hecho algo para evitar alguno de los hechos más catastróficos en su historia. Desde Roosevelt y la sospecha de que siempre supo del ataque a Pearl Harbour, pero que decidió no actuar para usarlo de excusa para entrar en la Segunda Guerra Mundial, a lo que sucedió décadas después con el atentado del 11 de septiembre del 2001 con las Torres Gemelas. Las teorías conspirativas estuvieron siempre presentes en Washington.
A 22 años de la tragedia que cambió al mundo, las respuestas oficiales parecen no dejar limpias las sospechas. Las versiones sobre lo que ocurrió aquella jornada, y los días previos, no dejan satisfechos a todos por igual. ¿La vida de cientos de personas son el sacrificio para un inagotable poder?
Las secuelas del 11S dejaron interrogantes que aún siguen latiendo en el imaginario colectivo: cómo se derrumbaron verdaderamente las Torres Gemelas, por qué los daños del Pentágono fueron solo moderados, cómo el vuelo 93 de United Airlines no completó su misión y si efectivamente Osama bin Laden fue asesinado o sigue vivo en Afganistán.
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Los atentados del 11 de septiembre de 2001 fueron una serie de cuatro ataques terroristas suicidas cometidos en Estados Unidos y cuya autoría fue oficialmente adjudicada al grupo terrorista, Al Qaeda. Aunque muchos pueden poner duda sobre esta culpabilidad.
Aquella mañana, cuatro aviones comerciales que viajaban desde el noreste del país a Los Ángeles y San Francisco, fueron secuestrados en pleno vuelo por 19 terroristas. El objetivo era estrellarse contra un edificio prominente, causando bajas masivas y destrucción parcial o completa de las míticas edificaciones atacadas.
El primer avión en alcanzar su objetivo fue el vuelo 11 de American Airlines, el cual fue estrellado contra la Torre Norte del complejo World Trade Center en el Bajo Manhattan de la ciudad de Nueva York. Unos minutos después, la Torre Sur del mismo complejo fue golpeada por el vuelo 175 de United Airlines. Ambas torres de 110 pisos se derrumbaron en una hora y 42 minutos, lo que llevó al colapso de otras estructuras del lugar, incluida la Torre 7 que dejó daños significativos en los edificios circundantes.
Un tercer vuelo, el 77 de American Airlines, que había despegado del Aeropuerto Internacional de Dulles y secuestrado sobre Ohio, se estrelló contra el lado oeste del Pentágono, sede del ejército estadounidense, en el condado de Arlington (Virginia), causando un colapso parcial de aquel lado del edificio.
El cuarto y último, fue el vuelo 93 de United Airlines en dirección a Washington D. C., donde los pasajeros del avión intentaron recuperar el control de la aeronave y, finalmente, desviaron el vuelo de su objetivo previsto para terminar estrellándose en un campo cerca de Shanksville (Pensilvania), a las 10:03 AM (hora estadounidense). Los investigadores determinaron que el objetivo del vuelo 93 era el Capitolio.
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Según distintos ingenieros y especialistas, la prolijidad con la que se derrumbaron las torres despertó sospechas de que fue algo fríamente planeado. Todo quedó reducido a polvo. La versión oficial afirma que los edificios desaparecieron en tan solo diez segundos por el fuerte impacto de los aviones Boeing 767 que, junto con la carga de combustible y el fuego, provocaron un combo mortal.
Sin embargo, los desconfiados no se dejan convencer y algunos testimonios de los empleados del World Trade Center afirmaron haber escuchado explosiones en paralelo con la llegada de los aviones. Ellos sostienen que los edificios se derrumbaron de una forma idéntica a la que se ve en demoliciones controladas por material explosivo.
Conforme una investigación del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos, agencia que depende del Estado, los aviones dañaron las columnas de soporte de los edificios y causaron el desprendimiento del material ignífugo, encargado de evitar la propagación del fuego.
Con respecto a la Torre 7, la cual sin ser estrellada por un avión también se desplomó, quedan incógnitas. Pero el Gobierno estadounidense sostuvo que el edificio fue una suerte de "víctima" del ataque mayor y de las altas temperaturas alcanzadas en el interior que provocaron el incendio.
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Es, por lo menos, sospechoso que uno de los edificios más custodiados del país más poderoso del mundo haya sido atacado 78 minutos después del primer ataque y con la Nación en estado de alerta. Para arrojar más misterio, el avión que impactó fue el vuelo 77 de American Airlines del cual no quedaron casi rastros.
El Gobierno dijo haber encontrado restos del avión en el lugar de los hechos y también la caja negra que fue incautada por el FBI, aunque hay quienes cuestionan la versión oficial y se vuelcan a la idea de que el atentado fue provocado por un misil y que políticos y militares estadounidenses estuvieron involucrados en la operación. Es decir, un autoatentado para acrecentar la gravedad de lo sucedido.
A esto se le suma el escaso registro fotográfico del atentado a la sede del Departamento de Defensa estadounidense; el bajo nivel de destrucción de las inmediaciones del edificio y del edificio en sí porque el sector elegido para el ataque estaba en obra en aquel septiembre de 2001. Cuestionamientos que profundizan las dudas.
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Como en los demás aviones, el vuelo United 93 fue interceptado por miembros de Al-Qaeda con el objetivo de estrellarlo contra algún centro de poder como la Casa Blanca o el Capitolio, pero el vuelo no pudo llegar a destino tras colisionar en la zona de Pensilvania.
La primera versión dice que los pasajeros del avión forcejearon con los terroristas para evitar el ataque que produjo su eventual caída, aunque más tarde, aparecieron otras creencias y con ella la teoría de que la aeronave fue destruida por un misil de un caza de la Fuerza Aérea de EEUU para evitar que los terroristas cumplieran con la misión de dar contra su blanco.
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Lo cierto es que hay audios que confirman la resistencia a bordo de los pasajeros. Lo que todavía se discute es si llegaron a entrar a la cabina donde estaban los terroristas o si el avión se derrumbó antes de que logren ingresar.
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El final del terrorista que se había convertido en el hombre más buscado del mundo dio mucho de qué hablar. Las fuerzas especiales norteamericanas lo localizaron y mataron en la madrugada del 2 de mayo de 2011, diez años después del atentado.
Durante esos años, la potencia desató dos guerras: primero en Afganistán y luego en Irak, tendió una red de inteligencia antiterrorista alrededor del mundo en alianza con sus socios más cercanos y creó cárceles secretas donde los militares obtenían información a la fuerza.
Después de una intensa búsqueda, lo encontraron en la ciudad paquistaní de Abbottabad donde lo asesinaron. Pero como el cuerpo nunca fue mostrado, rápidamente comenzaron nuevos y polémicos rumores. Según Washington, fue arrojado al mar 24 horas después porque no querían que lo recuperen sus seguidores.
Muchos especularon rápidamente que sin cuerpo no hay delito y, de esta manera, surgieron decenas de teorías. Algunos afirman que sigue vivo y está escondido en algún lugar ultrasecreto, mientras que otros sostienen que lo tienen secuestrado las autoridades de Estados Unidos.
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Todos los ojos estaban puestos en el presidente de ese entonces, George Bush, y su gabinete. El interés estadounidense de intervenir en países tan ricos en petróleo como Afganistán e Irak pone en duda la cuestión del atentado como una forma posterior de justificar sus ataques.
Los investigadores no le encuentran sentido a que los terroristas hayan podido entrar con total libertad al territorio y sin levantar sospechas. Otra cosa que cuestionan es que la Casa Blanca haya autorizado que seis aviones privados y casi media docena de vuelos comerciales, salieran del país inmediatamente después del atentado. Las versiones de personas que no creen en las versiones oficiales dicen que lo hicieron transportando a 24 familiares de bin Laden y otros casi 120 saudíes.
Además, es mirada con sospecha una de las primeras órdenes que dio Bush: atacar a Irak, cuando el grupo insurgente de Al-Qaeda se encontraba en Afganistán. Un mes después del atentado, el entonces presidente aseguró que bin Laden se escondía en el mencionado país. ¿Será?
Como toda teoría conspirativa, son solo sospechas.
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