Carlos Reutemann
Corría el año 1991, yo era Diputado de la Nacion y Presidente de la Comisión de Presupuesto y Hacienda. En la provincia de Santa Fe había elecciones para elegir gobernador, y las chances para el justicialismo gobernante eran casi nulas, parecía que el radicalismo fatalmente llegaría a gobernar Santa Fe.
De pronto comenzó en voz baja a sonar el nombre de Carlos Alberto Reutemann como posible candidato, casi como un acto de fe y a pura intuición decidimos aportar todas nuestras estructuras tras su candidatura, prácticamente sin haber hablado nunca, nos sumamos al sub lema Creo en Santa Fe en el momento que se inauguraba un nuevo sistema electoral en la provincia.
Los organizadores de su campaña me invitaron a acompañar al candidato por su visita a nuestro departamento, y ahí pude comprobar el nacimiento de un nuevo fenómeno político . Apoyado en un poste en el barrio Caima ,en el departamento San Geronimo, con su campera roja, firmando autógrafos y dando besos y abrazos a una interminable columna de mujeres y hombres muy humildes de la zona costera.
No tuve dudas que íbamos a ganar la elección, semejante atractivo con la gente es un patrimonio que pueden detectar muy pocos políticos, un extraordinario carisma , expresado con gestos , con muy pocas palabras, su mera presencia era un atractivo mágico en la gente, en las caravanas callejeras de las campañas era emocionante comprobar el afecto que le expresaban a su paso.
Con la ley de lemas y el aporte electoral de Carlos Reutemann el justicialismo retuvo la provincia, fue un cambio cualitativo, su gobierno fue ordenado y eficiente, con un contacto sin intermediarios con los ciudadanos, sembró la provincia de caminos pavimentados y grandes obras. Su preocupación fue siempre la producción que refleja el verdadero espíritu de los santafesinos, gracias a su gestión el justicialismo ganó tres turnos más.
Bajo su liderazgo tuve el honor de encabezar tres veces la lista de diputados de la Nación y ocupar la banca de Senador por el voto directo de los ciudadanos. La imagen de Carlos Reutemann había crecido tanto que era un presidenciable que concitaba una enorme expectativa.
Desde el Senado pude comprobar el conocimiento y el arraigo nacional e internacional que había alcanzado en base a sus éxitos como deportista pero también por ser un político distinto.
Una semana después que hiciera el anuncio público que desistía a ser presidente, lo visité en su despacho de gobernador y le manifesté que era una oportunidad perdida para el país, se arrimó a la ventana y me mostró la plaza colmada de manifestantes que reclamaban por casi todo en esos años de la crisis, me dijo simplemente “esta no es mi hora“ creo que es el turno de Lilita Carrió, o de Néstor Kirchner, pero creo que será Néstor porque a pesar que solo mida el dos por ciento, lo banca el peronismo.
Vendrían en ese año las inundaciones que golpearían tremendamente a la ciudad capital con enormes pérdidas en vidas y bienes. Se puso al frente de la pelea contra el río y tuvo que soportar críticas descalificadoras alentadas por inocultables intereses políticos.
En 2003 fue última campaña que compartimos, el encabezaba la lista de Senadores y yo la Diputados, ganó en toda la provincia, pero los mejores resultados los obtuvo en los lugares donde la inundación fue más aguda.
Renovó dos veces más su banca de Senador por la provincia de Santa Fe, transitaba el último año de su mandato cuando lo encontró la muerte.
En los últimos años habíamos perdido el contacto, llame a su despacho un par de veces sin respuesta, en los códigos de la política si uno llama y no le devuelven la llamada es porque a quien llamamos no tiene interés en hablar, y eso lo respeto a rajatabla.
La pandemia con su aislamiento hace más complicadas las relaciones humanas, por estos días he leído muchas crónicas , algunas brillantes, pero sentía la necesidad de mi propia despedida. El vínculo político con Carlos Reutemann llenó casi veinte años de mi vida y hoy llegó el momento de decir” hasta siempre“.
*Por Oscar Lamberto