Jorge Fontevecchia analizó la situación tras la cancelación de la conferencia del juez brasileño en la UBA. Repasá sus palabras en la nota.
Por Canal26
Sábado 30 de Mayo de 2020 - 09:59
Sergio Moro, REUTERS
Jorge Fontevecchia analizó la situación acerca de la desinvitación de Sergio Moro a su conferencia en la Facultad de Derecho de la UBA.
“Llevo bastantes años tratando de ayudar a reducir la enorme incomprensión que en Argentina se tiene sobre nuestro principal vecino. Me sentí más obligado aún con Brasil, país que considero mi segunda patria y donde viví en 1988 y 1995, desde que Fernando Henrique Cardoso fuera presidente de Brasil a fines del siglo pasado y me concediera la Orden de Rio Branco por ser ‘un importante agente de la amistad entre Brasil y la Argentina’ y contribuir ‘el intercambio cultural entre los dos países’. Pero no he teniendo mucho éxito en esa misión”, inició.
“Mi último fracaso encima afectó a una institución por la que tengo especial cariño más una deuda eterna por todo lo que gratuitamente me dio que es la Universidad de Buenos Aires y en este caso específico su Facultad de Derecho. Hago un poco de historia. En 2004, bien antes de que Sergio Moro fuera el juez del Lava Jato, que ni siquiera existiera el caso, ni tuviera uso la palabra lawfare, comenzó en Brasil otro famoso juicio de corrupción llamado el Mensalão equivalente en la Argentina a los sobresueldos de la época de Menem con la diferencia de que en Brasil fueron condenados 38 personas, entre ellos los presidentes y principales autoridades de cinco partidos políticos, tres ex ministros y 11 diputados”, aseguró.
“Ese juicio convirtió al presidente del Supremo Tribunal de Brasil, equivalente a nuestra Corte Suprema, en una celebridad nacional: por primera vez llegaba a esa jerarquía una persona de raza negra quien además había sido propuesto por Lula, votado él mismo por el PT y, sin embargo, terminó condenando al presidente y al tesorero del PT, además del Jefe de Gabinete de Lula de 2005. Fue a partir del juez Barbosa que en Brasil se comenzó a decir que eran más conocidos los nombres de los 11 integrantes del Supremo Tribunal que de los once de la selección de fútbol. Cuando en 2014 Joaquim Barbosa se jubiló (en Brasil los miembros de su Corte Suprema no son vitalicios) lo invité a venir a la Argentina y organizamos un acto en el aula magna de la Facultad de Derecho donde también estuvo presente el presidente de la Corte Suprema argentina de entonces, Ricardo Lorenzetti”, afirmó.
“Con el mismo interés periodístico que había seguido el Mensalão, seguí el Lava Jato cuando surgió y tuve la posibilidad realizarle el reportaje al juez Sergio Moro en Curitiba mientras instruía la causa a comienzos de 2017. Tiempo después también tuve la oportunidad de moderar una conferencia conjunta del fiscal Antonio Di Pietro y Sergio Moro, en la que se comparó el Mani Pulite italiano con el Lava jato brasileño: vale aclarar que la tesis doctoral del joven Sergio Moro recién recibido de abogado cuando tenía 24 años fue casualmente sobre el Mani Pulite italiano, veinte años antes de que Lula fuese condenado”, aseveró.
“Mientras Moro fue ministro de Justicia de Brasil no tuve ningún contacto con él (los lectores de Perfil saben del menosprecio que expreso por Bolsonaro), pero tras la renuncia de Moro acusando al presidente de intentar "interferir políticamente" en la Policía Federal que investiga a dos de sus hijos, volví a tomar contacto con él casualmente para proponerle la conferencia en el Centro de Estudios sobre Transparencia y lucha contra la Corrupción de la Facultad de Derecho del que yo fui parte de su lanzamiento en mayo de 2017 exponiendo en la Facultad junto con el vicedecano Marcelo Gebhardt, al presidente del Centro Carlos Balbín, el consejero Ricardo Gil Lavedra, y la presidenta de Transparencia Internacional Delia Ferreira Rubio”, dijo.
“Me resultaba una parábola académicamente interesante la del juez Moro que, investigando a un ex presidente, contribuye a la llegada al poder de otro presidente de signo contrario. Y este presidente, Bolsonaro, para aprovechar su popularidad, lo nombró ministro de Justicia, pero termina siendo investigado por ese ministro de Justicia (de quien depende en Brasil la Policía Federal). Por eso hice de puente entre Moro y las autoridades de la Facultad de Derecho. Debo decir que no fue fácil convencer a Sergio Moro de hacer una entrevista para la Argentina en la Facultad de Derecho. Es la persona cuyo testimonio genera más interés en la opinión pública de Brasil, no da reportajes y solo declara ante las autoridades que llevan adelante la investigación sobre las acusaciones a Bolsonaro. Hoy siento vergüenza porque luego de haber sido formalmente invitado se lo haya desinvitado”, cerró.
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