Ramón Carrillo: un médico para la salud pública

"Asistimos a una verdadera campaña de desprestigio contra la figura de Ramón Carrillo, a partir de la circulación de un boceto de lo que sería un supuesto billete de $5.000 con la imagen del médico santiagueño".

Por Canal26

Jueves 21 de Mayo de 2020 - 14:59

Ramón Carrillo, Antonio ArcuriCastillo en discurso. 

Por Antonio Arcuri (*)

Por estos días asistimos a una verdadera campaña de desprestigio contra la figura de Ramón Carrillo, a partir de la circulación de un boceto de lo que sería un supuesto billete de $5.000 con la imagen del médico santiagueño.

 

Pero, ¿quién fue Ramón Carrillo? Nació en Santiago del Estero el 7 de marzo de 1906 y 23 más tarde egresó como médico de la facultad de Medicina de la UBA con la Medalla de Oro como el mejor promedio de su promoción.

 

Un año más tarde becado por la Universidad viajó a Europa para perfeccionarse. En Holanda trabajó junto a los más importantes especialistas en neurología y también pasó por Francia y Alemania.

 

A su vuelta al país, convertido en un verdadero científico, en 1939 se hizo cargo del Servicio de Neurología del Hospital Militar Central. Allí, al entrar en contacto con la documentación clínica de miles de jóvenes de 20 años, en condiciones de cumplir con el servicio militar, comprobó las deficiencias físicas de aquellos provenientes de las provincias del interior.

 

Además, a la edad de 36 años se transformó en titular de la Cátedra de Neurocirugía de la Facultad de Medicina de Buenos Aires.

 

Semejante carrera profesional y científica tenía en Carrillo una permanente preocupación por el estado de salud general de la población. Su condición de hombre del interior lo hacía plenamente consciente de las deficiencias, postergaciones e injusticias de la Argentina profunda.

 

Carrillo tenía en su pensamiento una idea clara de la función de la medicina y advertía: "Mientras los médicos sigamos viendo enfermedades y olvidemos al enfermo como una unidad biológica, psicológica y social, seremos simples zapateros remendones de la personalidad humana”.

 

En 1946 se creó la Secretaría de Salud Pública con rango de ministerio y su primer titular sería el joven doctor santiagueño, quien asumió cuando el General Juan D. Perón se hizo cargo de la presidencia.

La dimensión amplia de la Salud que proyectaba Carrillo tenía un correlato político en el ideario peronista, amalgama que le permitió desarrollar su obra con un fuerte apoyo del estado, de manera que su aporte fue significativo y su tarea se resalta aún en estos días.

 

No hay una obra especial, porque trato de alcanzar todos los aspectos, siempre pensó que el ser social más necesitado, con la visión del nuevo estado, estaba mejor preparado para alcanzar una mejor calidad de vida, y no sería infructuosa su tarea.

 

Se pueden mencionar a modo de resumen 50 centros maternos, 141 hospitales, 60 Institutos de Especialización, 23 laboratorios de instituciones de diagnostico, 9 hogar escuela, eliminación del paludismo, reducción de la mortalidad infantil, nacionalización de la industria farmacéutica.

 

El humanismo de Ramón Carrillo lo llevaba a resaltar las tareas que en apariencia son más sencillas dentro de la maquinaria sanitaria, siempre puesta al servicio de la persona vista como un ser social que se desarrolla en todo su potencial cuando se le proporciona desde sus primeros años de vida las condiciones básicas para su crecimiento.

 

Queda mucho por decir sobre este argentino, proveniente del corazón de nuestra nación, que colocó en el sitial del Estado que se debía al sistema de Salud.

 

Montar un ataque a su persona, al pretender vincularlo con el nazismo, para desprestigiar toda su obra es una canallada que no resiste el peso de la Historia, la que se resume en la expresión de Raanan Rein vicepresidente de la Universidad de Tel Aviv, volcada en un libro de su autoría: “las dos primeras presidencias de Perón fueron las que mejores vínculos diplomáticos tuvieron con el Estado de Israel en la Historia Argentina”, gobierno del cual fue parte el Dr. Ramón Carrillo.

 

Hastía la tinta embaucadora y de tal ignominia, solo resta decir, que el señalamiento anacrónico y mañoso lo creíamos desterrado. Sin embargo podemos decir, sin temor a equivocarnos, que se metieron con el hombre que no debían meterse.

 

(*)Ex Secretario de Legal y Técnica de la Presidencia de la Nación, ex Ministro de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.