El 6 de abril 1943 Antoine de Saint-Exupéry dio a conocer al mundo su obra más famosa y un libro obligado de la literatura universal. ¿A quién fue dedicado y cuál es su vínculo con Argentina?
El Principito y su rosa.
Es imposible llamarse así mismo amante de la lectura y no haber leído, al menos una vez, “El Principito”. A 78 años de su primera edición repasamos algunas de sus curiosidades y la relación de su autor, Antoine de Saint-Exupéry, con Argentina.
“Fue el tiempo que pasaste con tu rosa lo que la hizo tan importante”. La obra más importante del escritor y aviador francés no es más que una autorreferencia de su paso por el desierto del Sahara cuando ejercía tareas para la Fuerza Área Francesa. El libro trata de un piloto cuyo avión sufre una avería y termina conociendo a un pequeño Príncipe. El texto está acompañado por dibujos que lo hace ver como un cuento para niños, y lo cierto es que toca temas filosóficos como el amor, la adultez y el tener que abandonar los sueños.
En la novela, el príncipe conoce a un aviador tras quedar varado en el desierto.
El pequeño príncipe de cabellos rubios le relata al aviador de dónde proviene: el Asteroide B-612. Le explica que desde hace algún tiempo ha estado recorriendo otros planetas en los cuáles ha conocido diferentes personajes. En su relato le revela lo más preciado para él: una rosa que creció en su planeta y la cuida protegiéndola con un biombo y una cúpula de cristal. Por bastante tiempo creyó que esa rosa era única y no fue hasta que visitó otro planeta que se dio cuenta de la existencia de otras lo cual lo entristece y decepciona.
En su viaje, previo al encuentro con el aviador, conoce a un zorro que buscaba ser domesticado y quién le revela que la rosa era realmente única y especial porque él la quería. La novela está repleta de simbolismos sobre lo que es crecer y amar, de hecho, se podría entablar un paralelismo entre los planetas que visita el príncipe y su pequeño mundo: su mundo es “tan pequeño” porque el joven recién está empezando a vivir y a descubrir las pequeñas cosas de la vida. La visita a varios planetas no es más que una suma de experiencias que consigue al encontrarse con diferentes personajes con distintas personalidades.
El joven de cabello rizado junto al zorro que busca ser domesticado.
El aviador y el príncipe.
Pero, ¿qué vínculo guarda el autor francés con Argentina y su obra más importante? Más de lo que piensa. Antoine visitó el país en octubre de 1929 hasta febrero de 1931, si bien su estadía fue corta le sirvió para reencontrarse con sus pasiones: la aviación y Consuelo, su gran amor.
Fue nombrado director técnico de la compañía de correo aéreo Latécoère y y se instaló en el departamento 605 de la Galería Güemes, en plena calle Florida. Allí escribió “Vol de nuit” (Vuelo nocturno), una novela sobre su propia experiencia en los cielos argentinos. Pero el momento más importante del francés en nuestro país llegaría en septiembre de 1930 cuando conoció en una conferencia de los Amigos del Arte al amor de su vida: Consuelo Suncín.
Antoine de Saint-Exupéry en su paso por La Patagonia.
Consuelo era salvadoñera y llegó al país porque debía cobrar sueldos adeudados de su difunto esposo. Lo de Antoine fue amor a primera vista y esa misma noche la invitó a volar por el río de la Plata. "O usted me da un beso o nos estrellamos los dos", le dijo.
Antoine de Saint-Exupéry y su mujer Consuelo.
Su relación fue de pasiones, engaños y peleas constantes como si de una manera o de otra él hubiese olvidado que a su rosa debía cuidarla todos los días. Quizá porque el amor era más fuerte o ninguno podía vivir sin el otro, lo cierto es que estuvieron juntos hasta la muerte del francés con peleas y reproches de por medio. En una de las cartas que le escribió a ella le confiesa: “La rosa eres tú. Nunca supe cuidarte, pero siempre me pareciste hermosa”.
Saint-Exupéry murió en un accidente aéreo del que nunca se encontró su cuerpo. El 31 de julio de 1944 despegó en su sexta misión de guerra y nunca más volvió. En 1998 se rescataron cerca de Niza restos de un fuselaje que habría sido del avión que pilotaba, además se halló una pulsera de plata con su nombre y Consuelo.
La pulsera del escritor y aviador hallada, tenía su nombre y el de su mujer grabados.
El Principito se transformó en una lectura obligada para darle un poco de sentido a la vida, para saber que no estamos solos y que cada día es un aprendizaje. Que lo que se ama debe cuidarse y que cada personaje que nos crucemos nos dará un nuevo sentido. Dicen que hay que leerlo en cada etapa de nuestra vida porque el significado será distinto y porque también será una confirmación de que hemos crecido y aprendido.
Antoine de Saint-Exupéry.
“He aquí mi secreto, que no puede ser más simple: sólo con el corazón se puede ver bien. Lo esencial es invisible a los ojos.” Antoine vivió, amó, sufrió y fue libre en un contexto histórico donde solo los valientes podían hacerlo. Nos dejó una novela que puede interpretarse como una guía para no perderse en el aprendizaje de la vida y empujarnos a atrevernos a ir por ello, a ir por nuestra rosa.
Por Yasmin Ali
*Tw: @YasFriends
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