La inédita postal de Romina Yan junto a sus tres hijos que generó conmoción en redes

Romina Yan. Foto: prensa.

La presencia de Romina Yan, quien falleció el 28 de septiembre del 2010, sigue estando presente entre sus familiares y fanáticos. Según la información que trascendió, la actriz murió por aneurisma luego de ir al gimnasio.

En las últimas horas, la hija de Cris Morena volvió a ser noticia por una inédita postal que se viralizó donde aparece junto a sus tres hijos, fruto de su relación con Darío Giordano.

Se trata de una imagen donde aparecen sobre la cama y en pijama. La foto salió a la luz mediante el Instagram de Valentín, el segundo hijo de Romina, quien logró conmover a los usuarios con tan valioso recuerdo.

La foto inédita de Romina Yan. Foto: Instagram/valenyan_.

Por su parte, el primer hijo de Romina Yan, Franco, reveló por primera vez en un programa de televisión cómo fue el momento en el que les informaron la muerte de la actriz. “Recuerdo perfectamente el momento en que nos dijeron. Ese día no nos buscó ella en el colegio, sino una vecina. Ella estaba mal, estaba toda mi familia en casa. Nos sentaron en el sillón y mi papá nos dijo: ‘Mamá, murió’. Eso fue muy fuerte, no se me borró más”, reveló en el ciclo Telefe Noticias.

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Valentín contó a qué se dedica y sorprendió a todos

El segundo hijo de Romina Yan y Darío Giordano, Valentín, ya tiene 21 años y el joven contó que encontró su camino lejos de las cámaras. Él eligió seguir sus sueños de la infancia y logró llegar al éxito.

“Me enseñaron a manejar desde muy chico y en ese momento fue cuando me di cuenta de que esto iba a ser mi pasión y mi amor por el resto de mi vida”, expresó en diálogo con Carburando, donde confirmó que es piloto profesional. De esta forma dejó en claro que no quiso participar en tiras juveniles de su abuela Cris Morena.

Gustavo Yankelevich junto a Valentín. Foto: Instagram/valenyan_

Después comentó que su abuelo Gustavo Yankelevich lo ayudó a debutar en karting: “Yo estaba en un momento de mi vida en el que no sabía qué hacer, estaba estudiando, pero no me terminaba de gustar. La idea de ser piloto la había dejado de lado porque siempre la vi muy lejana y pensaba que no le iba a agarrar nunca el ritmo. Pero mi abuelo me bancó y gracias a él pude arrancar a correr”.