Sade regaló una noche de pasión a orillas del río

Hacía mucho tiempo que se esperaba su llegada y una noche de octubre argentina recibió a Sade. Ella misma lo confirmaba: "Veinticinco años y dos horas tarde: lo siento mucho". Así, la voz y rostro de la banda, Sade Adu se presentó tras la apertura de “Soldier Of Love” y se disculpó ante el público del predio Vicente López al río que la aguardó muy paciente.

Una impactante pantalla de fondo reflejaba imágenes de la sexy morena y de los músicos, secuencias de videoclips y los rostros de la gente que se había congregado en la fría noche del sábado 14. Ella, vestida con un enterito negro, emergió desde abajo del escenario como una diosa de ébano... lo es.

Esta visita de la británico-nigeriana y su banda fue la ocasión para presentar los temas de su último disco, “Soldier Of Love”, y todo su repertorio de clásicos que endulzan desde la década del '80 cuando decidió dedicarse a la música con sus melodías mezcla de jazz, soul, pop y rock. Desde hace 25 años, la acompañan el compositor, guitarrista y saxofonista Stuart Matthewman, el pianista Andrew Hale, el bajista Paul Denman quienes hacen que el sonido sea impecable, único, perfecto. Sí, Sade suena como en un CD, y es mérito del trabajo de ese gran equipo que encaja a la perfección en la tan dulce voz de su cantante.

Helen Folasade Adu, tal su verdadero nombre, desplegó su sensualidad durante dos horas mientras entonó cada clásico como “Your Love Is King”, “Kiss of Life”, “Love is fun” y “In another time”.

De pronto, el público es parte de un viaje relámpago. De costa a costa, de Los Angeles a Chicago... las imágenes de las ciudades se visualizan una tras mientras comienzan a sonar los acordes de “Smooth Operator”. Y ella, ya vestida con traje negro y camisa blanca y tan suave como el operador, logra cautivar a cada uno y reconquistar a cada seguidor que desde hace dos décadas y media se deja seducir por su mayor talento: su voz. Con Adu, no son necesarios los desnudos, no hace falta mostrar piernas y pechos, cuanto más tapada esté, mayor es su sensualidad... mayor es su encanto.

Su talento se nota desde que abre su garganta para emitir la primera palabra como el de ese deslumbrante grupo humano que la acompaña con sus instrumentos que nacieron para estar a su lado. No quedan dudas, ni ella las tenía cuando al firmar el primer contrato con una discográfica dijo que sólo empuñaba la pluma si esos músicos también grababan el disco. Apostó a los suyos, y no se equivocó, lo demuestran las interpretaciones de “Jezebel”, “Is It a Crime”, “Love is Stronger Than Pride”. Sobre el escenario, luces y cortinas rojas para darle más pasión a la velada. Todo un clímax logrado para una perfecta noche romántica y lujuriosa para las parejas.

Después de esos minutos, llega esa hermosa melodía, una de las más rápidas de su repertorio. “Paradise” logra uno de los puntos más altos de la noche tanto para ella como para la guitarra, bajo, batería, percusión y coro. A esta altura, hay que ponerse de pie y aplaudir sin parar. Mientras la diosa negra deja el escenario para otro cambio de vestuario, sus músicos siguen entonando “Nothing Can Come Between Us”.

El siguiente tramo no es más que disfrutar de más clásicos de los '80, '90 y '00 con la morena luciendo un impactante vestido blanco largo y escote pronunciado: “King of sorrow”, “The Sweetest Taboo”, “Pearls”, “No Ordinary Love”, y “By Your Side” para la despedida entre gritos y ovaciones.

Ante semejante respuesta, había un poquito más. Con “Cherish The Day”, Sade Adu (vestida de rojo furioso pasión) y toda su banda se despidieron de Buenos Aires que quedó colmada de sensualidad. Valió la pena esperar 25 años y dos horas para ver a una de las máximas estrellas del jazz-soul-pop que deslumbra por su voz y talento, y que a los 52 se muestra más linda que nunca. ¿El secreto? Seguir en la ruta junto a sus soldados del amor, aquellos que eligió un día para acompañarlos en su espléndida y virtuosa carrera musical.

Por Claudia Seta (exclusivo 26Noticias)