¿Cómo pudo sobrevivir a la tragedia de los Andes?

"Nando" Parrado tenía 19 años cuando en 1972 se estrelló en la Cordillera el avión en el que viajaba. Las explicaciones científicas sobre cómo pudo superar los obstáculos de uno de los hechos más trágicos y conmovedores.

Por Canal26

Sábado 19 de Diciembre de 2009 - 00:00


La ciencia reveló el por qué Fernando “Nando” Parrado sobrevivió a la tragedia de los Andes cuando el avión en el que viajaba se estrelló contra la Cordillera.

Él y otras 15 personas se salvaron de este hecho trágico, uno de los más conmovedores. El entonces joven de 19 años iba en el avión de la Fuerza Aérea uruguaya que cayó en la cordillera en 1972 y quedó en coma por tres días. Lo peor es que lo habían dado por muerto y para sorpresa de todos pudo caminar durante diez días en las montañas, salvó al resto de sus compañeros, que durante esos días se alimentaron con cadáveres.

35 años después, la Ciencia explica su conmovedora historia. Un estudio neurológico hecho en nuestro país por el investigador y médico Conrado Estol, presidente de la Asociación Cerebrovascular Argentina, asegura que las tres situaciones que lo "ayudaron" fueron que Parrado sufrió fracturas en el cráneo por la caída del avión, estuvo en coma, y luego sufrió hipotermia y deshidratación. El nerurólogo dijo que "paradójicamente, esos problemas tan dramáticos fueron los que le ayudaron a mantenerse con vida".

Además, sostuvo a un matutino que "algunos piensan que ha sido un milagro, pero lo cierto es que este estudio demuestra que hubo una combinación de factores que le permitieron superar el mal momento". El estudio fue publicado en la revista especializada Lancet Neurology.

En aquel año, “Nando” viajaba con su equipo de rugby en el avión que había partido desde Montevideo, donde nació, pero el avión se partió por la mitad, justo por detrás de la fila donde Parrado estaba sentado. Por el impacto, fallecieron su madre, su hermana y un amigo. Mientras que él terminó con fracturas en el cráneo, cuyas huellas el investigador Estol pudo comprobar al hacerle un examen en 2006.

Luego entró en coma durante tres días y al considerarlo muerto, sus compañeros lo pusieron en la entrada de fuselaje del avión. Estuvo expuesto al frío a 4.000 metros de altura, que hizo que la temperatura de su cuerpo descendiera por debajo de los 36,7 grados: hipotermia. No recibió alimento ni agua y se deshidrató, lo que provocó que siguiera con vida ya que la inflamación del cerebro pudo expandirse a través de las fracturas y no lo mató.

Según los especialistas, la deshidratación por la falta de agua y de alimentos y la altura limitó el crecimiento del edema cerebral y el mismo frío permitió prolongar la sobrevida de las neuronas dañadas por el golpe. Las fracturas del cráneo permitieron que la inflamación del cerebro (edema cerebral) se descomprimiera sola.

"Cuando desperté, podía palpar mil fragmentos en mi cabeza", dijo. Preguntó por su madre, ya muerta, y vio a su hermana muy grave. "Esto demostró que no tuvo secuelas neurológicas. Su memoria y su capacidad cognitiva se conservaron en buen estado", afirmó el investigador Estol.

Tras una avalancha, fue Parrado quien salió con otros dos compañeros hacia el oeste en busca de los valles de Chile (el 12 de diciembre de 1972). Sin mapa que los guíe, caminaron durante 10 días hasta encontrar a un arriero que los ayudó en los rescates de los sobrevivientes y la historia fue contada en la película Viven (1993).

Desde entonces, fue 11 veces a visitar el lugar donde estuvo a punto de morir y recuerda la frase de su padre: "No andes en las nubes, Nando. Atiende los detalles". En la tragedia, pensó: “Moriré luchando”. Hoy, puede contar la anécdota y sigue con su vida.