Son parte del personal de salud indispensable para tratar pacientes con coronavirus. A poco de hacerse oficial la llegada de la segunda ola, cuentan cómo encaran esta etapa y piden a la población que no se relaje. ¿Por qué su relación con el paciente puede ser distinta a la de otro profesional?
Una de sus funciones principales es la de ayudar al paciente a que pueda respirar mediante métodos orientados a la función ventilatoria.
Este martes 13 de abril se celebra el Día del Kinesiólogo en Argentina, establecida en conmemoración de la creación de la primera escuela de Kinesiología en el ámbito universitario en 1937. En plena segunda ola de coronavirus en el país, los profesionales redoblan sus esfuerzos y cuentan cómo es estar día a día en la primera fila de batalla desde el inicio de la pandemia en marzo de 2020.
El rol de la kinesiología en pacientes con COVID en terapia es vital. Su tarea principal es ayudarlos con su rehabilitación física y a poder respirar mediante métodos orientados a la función ventilatoria. Un buen tratamiento kinésico puede ayudar a disminuir el tiempo de hospitalización del paciente.
Siendo parte fundamental del equipo médico que trabaja incansablemente para que el sistema de salud pueda responder, los kinesiólogos no solo tienen un papel destacado en lo que es el proceso de hospitalización sino también en lo que es su recuperación ya que también se encargan de tratar secuelas que el virus puede dejar como problemas respiratorios y de movilidad.
Para tener una idea precisa de su trabajo, hablamos con Gustavo Plotnikow, Coordinador de kinesiología en el área crítica del Hospital Británico de Buenos Aires, quién detalló su trabajo y el de cientos de colegas.
Gustavo Plotnikow.
“Coordino el grupo de trabajo de kinesiólogos que asisten a los pacientes con patología crítica respiratoria. Todos los pacientes que ingresan a terapia intensiva con requerimiento de soporte ventilatorio, sea invasivo o no, son monitoreados y seguidos por los kinesiólogos que tienen un rol fundamental que es la toma de decisiones y asistencial sobre este grupo. Además, tienen la tarea de rehabilitarlos", relata. "El kinesiólogo es el que programa el respirado, el que toma la decisión de cuando discontinuar con el mismo y cuando extubarlo", explica.
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Con respecto a la organización del 2020 y de este año, revela: “Venimos de un año muy cargado de trabajo que en muchos casos obligó a suspender licencias por vacaciones, lo primordial en este fue permitirles a los kinesiólogos tomarse un tiempo para descansar y poder estar tranquilos. La reestructuración del trabajo se dio a partir del grupo descansado para permitir que vuelvan al ruedo con una mejor predisposición desde lo humano. Luego nos organizamos de manera tal de que haya un especialista cada seis camas o cada cuatro cuando todos los pacientes están ventilados y así disminuir la cantidad que tienen a cargo”.
En el Hospital Británico hay un especialista cada seis o cuatro camas de terapia, foto ilustrativa, NA.
“La primera ola cayó como un balde agua fría, nos tuvimos que ir amoldeando a las diferentes situaciones como por ejemplo acostumbrarse a trabajar con un equipo de protección que es sumamente incómodo”, cuenta. “Hoy con un mayor entrenamiento y protocolos armados esto nos encuentra mejor parados, pero nos encuentra más cansados. La segunda ola nos trae más pacientes que parecen ser más jóvenes, estimo que en poco tiempo vamos a tener una mayor cantidad de pacientes en terapia que la que tuvimos en la primera ola”, manifiesta sobre la actuación situación.
Sobre la llegada de la segunda ola y un posible colapso sanitaria, revela: “Como equipo de salud estamos mejor preparados para recibirlos, tenemos un entrenamiento mayor y con normas que funcionan adecuadamente. Desde lo asistencial estamos mejor, aunque en términos de cantidad nos va a poner en jaque. No creo que nos lleve a un punto de colapso, el sistema de salud argentina está preparado para enfrentar la segunda ola. Pero también tenemos claro que la cantidad de profesionales capacitados para esta área es limitada y hay un faltante importante de médicos, enfermeros y kinesiólogos especializados en terapia intensiva. Idealmente prefería tener mayor cantidad de profesionales. El colapso es una posibilidad, pero no un riesgo inminente.”
Gustavo es coordinador de kinesiología en el área crítica del Hospital Británico de Buenos Aires.
Son varias las tareas que realiza el kinesiólogo en terapia y en la parte de rehabilitación, para Gustavo lo más destacado de su trabajo “es la empatía con el paciente, es una patología compleja, pero es porque el paciente entra totalmente lúcido e interacciona con ellos antes de ingresar a ventilación mecánica, generando un vínculo con el paciente de contención muy importante”.
“Creo que, a diferencia del resto del grupo de trabajo, el kinesiólogo tiene un plus en términos de empatía que lo hace distinto. Además, en términos de formación tiene la ventaja de tener manejo en cuidados de rehabilitación por lo cual permite un seguimiento más transversal del paciente", sintetiza.
Una de las mayores dificultades que afronta el personal de salud es el síndrome del burnout, para combatirlo, Gustavo explica: “Tratamos de darle días de descanso para que puedan afrontarla con mayor energía y trabajar mejor día a día. El hecho de que puedan trabajar de a dos hace que se descomprima mucho. También en la jornada laboral buscamos generar climas de descanso y distracción para poder charlar de otros temas que no son solo la terapia.”
La ocupación de camas de terapia intensiva en el AMBA actualmente es del 67,9%.
La cantidad de fiestas clandestinas y reuniones masivas aumentaron considerablemente en los últimos meses lo que ayudó a que el número contagios se dispare. Sobre esto, expresa: “Como personal de salud nos genera mucha irritación el nivel de divertinaje que está teniendo la gente con respecto a la pandemia. Ver esos eventos sociales con un montón de gente genera una tensión que me cuesta manejar. Creo que debe estar claro que uno tiene que sociabilizar, de alguna manera es una necesidad humana que hay que sostenerla, pero no hay que olvidarse que estamos ante una pandemia y si uno puede minimizar el número de reuniones o tenerlas, que sean en espacias aireados y con protección”.
El kinesiólogo acompaña al paciente en todo momento de la internación.
“Nosotros estamos teniendo un sacrificio muy grande de hace ya más de un año, lo cual nos tiene sumamente cansados y esto parece que se quedará por un largo período más. Activamente la gente puede hacer cosas para que nosotros estemos mejor y una de esas cosas es cuidarse para no enfermarse”, concluyó.
En este día, su día, los kinesiólogos junto con el resto del personal de salud siguen redoblando sus esfuerzos para continuar batallando contra una pandemia que ha detenido al mundo. Quizá el mejor homenaje sea que cada uno desde el lugar que le toque no baje la guardia para que su trabajo y esfuerzo siga valiendo y mucho.
Por Yasmin Ali
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