"La salud es un bien público mundial, y sin salud no hay desarrollo posible", destacó el prestigioso neurocientífico.
Por Canal26
Lunes 22 de Marzo de 2021 - 10:51
Facundo Manes, neurocientífico.
El destacado neurocientífico argentino, Facundo Manes, contó su experiencia con el Covid-19, repasó sus días de internación y pidió destacar el trabajo de los profesionales de la salud.
"Son héroes con guardapolvo y lo están dando todo", le dijo al sitio Infobae. "Ganarle al COVID-19 requiere el mayor esfuerzo de salud pública en la historia mundial", sostuvo el especialista de la salud.
Y remarcó que "sin personal de salud en las mejores condiciones posibles, no hay manera de hacer frente a esto". "La salud es un bien público mundial, y sin salud no hay desarrollo posible", destacó.
Facundo Manes, en sus días de internación.
El texto completo de Facundo Manes:
Ustedes saben que yo soy médico y, durante muchos años, caminé los pasillos de los hospitales, de las salas de internación y terapia intensiva como parte de mi trabajo. Pero, por primera vez, pude palpar como paciente que, cuando uno necesita algo del personal de salud, ellos lo dan todo. Quiero dar un merecido mensaje de reconocimiento a todos los trabajadores de la salud en esta pandemia y pedir más apoyo para ellos.
Esta es una reflexión personal sobre la experiencia de haber pasado varios días de internación en la terapia intensiva de la Fundación Favaloro por el COVID-19. Quiero aprovechar esta posibilidad para dar cuenta una vez del valor incalculable que representan todos aquellos que rodean a la persona que está enferma.
Esta pandemia nos deja, entre tantas cosas, una enorme deuda de gratitud y admiración para con todos los trabajadores de la salud.
Hablo de médicas, médicos, enfermeras, enfermeros, camilleros, personal de limpieza, mantenimiento, cocineros de los hospitales, farmacéuticos, todo los que trabajan en el área administrativa. Claro que cada uno de ellos fueron, son y serán esenciales, tanto para los que estuvimos en sus manos para que nos curaran, como para nuestros familiares que nos esperaban vernos regresar a nuestras casas, y también para todos porque sabemos que pase lo que nos pase, ellos siempre van a estar ahí.
Pero debemos darnos cuenta también que son uno de los grupos más vulnerables a esta pandemia, ya que están en la primera línea de contagio. Lo están dando todo. No hay que olvidar que detrás de las estadísticas hay personas reales, con historias particulares y seres queridos que los esperan a ellos sanos y salvos al final del día.
Por eso debemos repetir hasta cansarnos que así como nos cuidan ellos a nosotros, nosotros debemos cuidar de su salud física pero también de su salud mental. Obviamente que se trata de un derecho incuestionable pero, en este caso particular, debe ser además la base de una estrategia sanitaria integral.
La cuenta es muy simple: sin personal de salud en las mejores condiciones posibles, no hay manera de hacer frente a esto.
El reconocimiento simbólico que puedo hacer yo en este momento, que podemos hacer todos al aplaudirlos desde nuestras ventanas, es importante obviamente pero para nada es suficiente. En las manos de los tomadores de decisiones está la posibilidad de llevar adelante una política real para con todos ellos. Respetar y proteger la integridad del personal sanitario, implica observar y mejorar las condiciones de trabajo, estandarizar los procesos, comunicar claramente y monitorear los protocolos de acción y seguridad, y también restringir la carga excesiva de trabajo.
Es muy importante evitar que lleguen a sentimientos insoportables de desesperación, estrés y soledad. Tienen que tener la posibilidad de descansar, de abrazar a sus familias, tienen que tener asegurado un ser un servicio que los ayude a cuidar a sus hijos e hijas mientras están en actividad. Cuidar su salud implica también que se implementen protocolos para hacer eficiente la telemedicina, la telepsiquiatría, incorporar personal sanitario médico y no médico, y asegurar que los residentes y estudiantes que se estén sumando, puedan integrarse de la mejor manera para ellos y también para las instituciones.
Nuestros profesionales de la salud son héroes con guardapolvo que arriesgan sus vidas para salvar las nuestras. Los vi día y noche desviviéndose por cada uno de nosotros, y nunca lo voy a olvidar. Recién miraba unos comentarios en mis redes sociales y me detuve en uno de Gabriela, que contaba con tristeza que su mamá había fallecido por este virus, pero que había dejado escrito agradeciendo a las enfermeras. Y decía que sus cosas personales se las dejaba a ellas como agradecimiento.
Debemos apoyarlos en su coraje, compromiso y sacrificio. Debemos priorizar la inversión de la mayor cantidad de recursos en ellos. Y me refiero a recursos económicos, de instrumentos, de infraestructura. Pero también de recursos intangibles, como la comprensión, el afecto y el prestigio social.
Ganarle al COVID-19 requiere el mayor esfuerzo de salud pública en la historia mundial. Pero, además, esta crisis no debe regresarnos a donde estábamos antes de la pandemia. Tenemos una oportunidad de construir sociedades más sostenibles, más inclusivas, un mundo más próspero pero para todos.
Esta pandemia debe marcarnos a fuego en lo que ya sabíamos, pero ahora como una lección vital: la salud es un bien público mundial, y sin salud no hay desarrollo posible.
(*) Facundo Manes es neurólogo y neurocientífico. PhD in Sciences, Cambridge University. Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro y Fundación INECO. Investigador CONICET
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