¿Sepa qué es la rosácea? Cuando ponerse colorado es más que ruborizarse

Alrededor del 10% de la población padece esta enfermedad que, si bien no es extremadamente peligrosa, puede traer hasta trastornos en el estado de ánimo del afectado. Qué prevenciones tomar y cómo curarse.

Por Canal26

Lunes 19 de Octubre de 2009 - 00:00

Alrededor de un 10 por ciento de la población tiene rosácea, una enfermedad de la piel que se caracteriza fundamentalmente por el enrojecimiento, la dilatación de los pequeños vasos sanguíneos del rostro y en algunos casos severos por cambios en la apariencia y tamaño de la nariz.

El enrojecimiento de la piel no siempre responde a un simple ruborizarse por timidez, sino que en muchos casos obedece a la rosácea, condición que si bien no es peligrosa desde el punto de vista médico, afecta de manera negativa la calidad de vida de quienes la padecen.

La rosácea responde bien a los tratamientos siempre que se realicen con regularidad y se eviten los factores que la desencadenan.

Raramente desaparece por sí sola, puede durar muchos años y empeorar sin tratamiento; y puede tener un gran impacto en la vida social, emocional y laboral de quien la padece.

Numerosos estudios científicos demostraron que las afecciones de la piel, especialmente aquellas que aparecen en zonas visibles del cuerpo como el rostro, pueden causar depresión, ansiedad, inseguridad y aislamiento social.

"Muchos pacientes refieren alteraciones en su vida social debido a la aparición de rosácea, a tal punto de impedirles concurrir a lugares cerrados o muy calefaccionados, o consumir determinados alimentos o bebidas, ya que hay dificultad para neutralizar el enrojecimiento, y esto repercute en la confianza y autoestima", afirmó dermatóloga Mónica Ibarra.

Una encuesta realizada por la Sociedad de Rosácea de los Estados Unidos (National Rosacea Society) sostiene que más del 76 por ciento de los pacientes con rosácea sufre de baja autoestima y falta de confianza y muchos reportan que esto los lleva a evitar el contacto público o actividades sociales.

Por otra parte, cerca del 70 por ciento de las personas con rosácea severa, manifiesta que les afecta negativamente en el ámbito profesional y cerca del 30 por ciento que hasta han perdido trabajos por causa de su condición.

La rosácea afecta principalmente a adultos jóvenes pero puede alcanzar a personas de hasta 70 u 80 años, aparece en cualquier tipo de piel, pero es más frecuente en aquellas con tez clara, y si bien es más común en las mujeres, en los hombres tiende a ser más severa.

"El antecedente familiar también es importante, llega al 30 por ciento", agregó la especialista.

La enfermedad puede ser leve, cuando hay una tendencia a ruborizarse con facilidad y un enrojecimiento persistente en la zona centrofacial; moderada, cuando además del enrojecimiento
aparecen pequeñas lesiones sobreelevadas en la nariz, mejillas, frente y mentón.

Además, puede ser severa cuando hay un agrandamiento de las glándulas sebáceas de la nariz (abultada, agrandada y roja que cambia la apariencia estética del paciente) y algunas veces de las mejillas determinando un engrosamiento irregular del tejido. La rosácea severa se presenta especialmente en los hombres y produce un aumento del tamaño de la nariz (llamado rinofima).

El enrojecimiento, similar al rubor o a una quemadura solar, se produce porque una gran cantidad de sangre fluye hacia los vasos sanguíneos de la cara y éstos se dilatan.

Como resultado del flujo sanguíneo, con el tiempo, la piel se inflama y es posible que aparezcan granitos en la cara que pueden ser pápulas (elevaciones pequeñas, rojas y sólidas) o pústulas (como en el acné juvenil con pus).

Por este motivo, muchas veces se llama a la rosácea "acné del adulto", pero la diferencia con éste es que no hay comedones.

Los pequeños vasos sanguíneos dilatados de la cara se hacen visibles con el tiempo, pueden tener el aspecto de manchas coloradas o de finas líneas onduladas similares a las patas de una araña.

“Aparecen sobre esa piel alterada, algunas arañitas vasculares (telangiectasias), pápulas, pústulas, granitos, y posteriormente nódulos o lesiones más profundas, acompañados muchas veces de edema o sensación de piel hinchada; en algunos casos, hay compromiso ocular con síntomas de irritación conjuntival", dijo la dermatóloga.