Orlando Wunderlin reveló que debieron pasar muchos años y experiencias hasta encontrarse y asumirse con su versión actual. Su historia en la nota.
Por Canal26
Lunes 7 de Febrero de 2022 - 19:54
Orlando Wunderlin tiene 35 años y tras un largo y profundo recorrido aseguró haber transformado "la vergüenza en orgullo". "Soy gay, demisexual, poliamoroso y no binario”, aseguró. Pero debieron pasar muchos años y experiencias hasta encontrarse y asumirse con su versión actual.
“Me hacían bullying por maricón, no quería sufrir más”, contó en diálogo con Clarín. “Yo era bastante afeminado desde chico, pero fui tácitamente disciplinado por mi entorno familiar y escolar. No recuerdo cómo, pero de alguna forma supe lo que era una travesti y me reconocí en un punto con esa identidad. Lo que pasó fue que me empecé a dar cuenta que iba a dejar de estar seguro y de ser querido”, rememoró.
En el marco de la entrevista, reveló como la canción de Vilma Palma "Travestis" lo marcó particularmente cuando era niño. “Entendí que ser travesti para ellos era motivo de burla y, para mí, motivo de vergüenza”, dijo. “Ya sabía que las cosas de nena estaban mal para alguien como yo, que además era el único varoncito de mi generación, entre todas las primas. De más chico jugaba, pero después de esa canción me dejé de vestir a escondidas con la ropa de mi mamá”, agregó.
Sobre su orientación sexual, aseguró, siempre tuvo claro que eran los hombres quienes lo estimulaban. “A los 17 años pude formar mi primer vínculo sexoafectivo y tener mi primera relación sexual. A partir de ahí me asumí como gay. La transformación de sufrir y sentir vergüenza por ser gay en orgullo se dio cuando me di cuenta que no era mi culpa que el resto lo considerara como algo malo. Lo pude asumir cuando empecé a cuestionar la legitimidad del discurso cultural que decía que estaba mal ser gay”.
“De a poco fui aceptando, integrando y fortaleciendo mi masculinidad, sobre todo por seguridad y para ser aceptado. Tengo muchas características masculinas por haber sido criado como una masculinidad, pero también tengo muchas características femeninas, que creo son más. Por eso me considero no binarie, no sigo la lógica binaria de los estándares de género”, sintetizó.
“La demisexualidad es un tipo de orientación sexual que refiere a una persona que sólo siente atracción sexual hacia otra con la cual ya estableció un vínculo afectivo, una conexión emocional”, explicó Alejandro Viedma, psicólogo especialista en diversidad sexual. “El foco está en la afectividad y no en lo sexual, por eso para muchas personas demisexuales es secundaria la identidad de género del otro”, agregó.
Orlando vivenciaba esto pero no sabía bien de qué se trataba. “Por mi condición de demisexual no sentía atracción por casi nadie, y la mayoría eran amores platónicos”, reconoció.
“Me expuse a situaciones por la presión social de tener que tener sexo y eso me hacía mal. A mis 20 la cultura gay del momento te patologizaba si necesitabas un vínculo emocional para tener sexo. Le pude poner nombre y asumirlo sin sentir que había algo malo recién a los 27 años, cuando me topé con ese término en Internet y dije 'eso es lo que me pasa a mí'”, declaró.
Seis años atrás Orlando comenzó a cuestionarse si la monogamia era la forma en que quería vivir sus vínculos sexoafectivos y mientras estaba en pareja, la reaparición de un exnovio sembró varias dudas que rápidamente se transformaron en certezas: “Me di cuenta que los amaba y deseaba a los dos. No me cerraba el tener que renunciar o reprimir amor o deseos para sostener esa relación, aunque estaba dispuesto a hacerlo. Me daba culpa no elegir a ese ex y también me daba culpa que me pasaran cosas con alguien más que mi pareja”.
Fue allí cuando decidió abrir la pareja: “El acuerdo fue una relación monogámica con libertades. Esto funcionó varios meses, pero luego no lo supimos manejar muy bien”, sostuvo.
“El poliamor atenta contra la idea de encontrar a la persona indicada que te salve y te sea siempre funcional; en vez de centrarse en una ética de justicia, se centra en una ética de cuidado”, afirmó.
“No con todas las personas tenés afinidad desde el mismo lugar. Dejás de buscar todo en una sola. Te das cuenta que con cada persona hay algo que podés compartir y no necesitás que el otro sea de determinada manera para encajar en tu ideal de pareja. Lo que se puede compartir se comparte, y lo que no, no se fuerza”, explicó.
“Tengo una relación sexoafectiva con una persona, pero además coqueteo con otra, que va a fuego lento”, definió.
Al respecto, Alejandro Viedma, autor del libro Amores di Versos (Milena Caserola), explicó que “estamos en un momento de transición en el cual conviven varias modalidades distintas, en diferentes rangos etarios: los que de entrada buscan esa libertad, los que abren sus parejas después de un tiempo y los más tradicionales, los que siguen los mandatos de otros tiempos respecto a la fidelidad y el amor romántico para toda la vida”.
“Toda persona debe saber que en toda decisión o elección hay consecuencias, ya que si uno elige algo, por estructura deja de lado otras cosas”, destacó. No obstante, el especialista remarcó también que ni los acuerdos ni los goces son inmodificables, con lo cual siempre pueden surgir nuevos pactos.
"El poliamor levantaría las barreras de una heterosexualidad rígida porque, en esa connivencia y muchas veces convivencia de los que integran ese grupo de tres o más personas y donde el amor transita por todos esos vínculos, hay un entrecruzamiento de seres humanos de distinto y/o mismo género o sexo. Quizá lo que antes estaba permitido desde la fantasía, actualmente el poliamor y las relaciones abiertas lo hacen realidad”. puntualizó. Con información de Clarín.
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