La evidencia del sistema de persecución a opositores organizado por el Gobierno de facto. Un "tesoro" encontrado casi por casualidad.
Represión en tiempos de la Dictadura Militar. Fotos: Ministerio de Defensa.
La existencia de los documentos que podrían dejar expuesta la implacable persecución de la dictadura militar del llamado "Proceso de Reorganización Nacional" contra centenares de personas de los más diversos ámbitos en la Argentina era un secreto a voces y nadie lograba dar con ellos. Pero llegó el día en que las "listas negras", negadas hasta el hartazgo por sus máximos responsables, finalmente salieron a la luz. Todo fue posible gracias al fortuito descubrimiento -en un oscuro subsuelo del Edificio Cóndor, sede del Estado Mayor de la Fuerza Aérea Argentina- de dos cajas fuertes, dos armarios y una enorme estantería de 3 metros de ancho y dos metros de altura. El "tesoro" estaba ahí, a la vista de todos quienes pudieran llegar hasta allí. El hallazgo fue informado el jueves 31 de octubre de 2013 por el Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea Argentina, Brigadier Mayor Mario Callejo; y el destinatario de la noticia fue Agustín Rossi, por entonces ministro de Defensa del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner.
Se trataba de la documentación completa, y ciertamente sensible, sobre la actuación de las sucesivas juntas militares golpistas que manejaron a su antojo, a sangre y fuego, los destinos de la Patria entre 1976 y 1983. Fueron encontrados seis biblioratos con 280 actas originales de las reuniones de las juntas militares, un material que incluye un índice temático de las asignaturas abordadas en cada uno de los encuentros llevados a cabo. El valor documental e histórico del material era incalculable. También se pudo encontrar gran cantidad de documentación sobre el trabajo de la Comisión de Asesoramiento Legislativo; informes sobre documentos doctrinarios y algunos de los planes futuros del "Proceso"; como también aportes conceptuales aportados por organizaciones empresarias al plan de la dictadura; información sobre empresas nacionales (entre ellas Papel Prensa, Aluar y Aerolíneas Argentinas, solo por mencionar a algunas); y libros originales en donde se transcribía la entrada y salida de documentación de la órbita de la junta militar.
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Entre tanta documentación hubo, sin embargo, una carpeta que llamó poderosamente la atención de las autoridades de la Fuerza Aérea, devenidos en inesperados descubridores de tan importante material. Esa valiosa carpeta hacía foco exclusivamente en las "listas negras".
Pocos opositores a la dictadura quedaban afuera, si es que acaso alguno lograba hacerlo. Músicos, artistas, comunicadores, periodistas e intelectuales de la Argentina; figuraban en el listado en el que nadie quería estar. La Cultura nacional puesto bajo escrutinio de los inquisidores modernos; unos documentos que desnudaron los métodos de censura y el criterio de clasificación de los distintos niveles de "peligrosidad" de esas mentes (según los golpistas) subversivas. A lo largo de los años de "plomo" de la dictadura, esas listas siguieron siendo actualizadas y nutridas de más y más nombres de gente plausible de ser eliminada.
Rótulo en documento desclasificado. Fuente: Ministerio de Defensa.
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Los integrantes de las sucesivas juntas militares dividieron a las "personas peligrosas" en cuatro diferentes categorías. Fichados como "Fórmula 1" estaban quienes no registraban "antecedentes ideológicos marxistas". En un nivel superior se ubicaban los marcados como "Fórmula 2", que eran todos aquellos cuyos antecedentes "no permiten calificarlo desfavorablemente desde el punto de vista ideológico marxista". Luego estaban los anotados como "Fórmula 3", de quienes se referían "algunos antecedentes ideológicos marxistas pero los mismos no son suficientes para que se constituyan en un elemento insalvables para su nombramiento, promoción, otorgamiento de beca, etc.".
Y por último, los militares golpistas tenían identificados a los más "peligrosos" dentro del grupo identificado como los "Fórmula 4", que incluía a intelectuales, periodistas, artistas y comunicadores que, según la visión de los encargados de dar rienda suelta al terrorismo de Estado, revestían el mayor nivel de peligrosidad. "Registra antecedentes ideológicos marxistas que hacen aconsejable su no ingreso y/o permanencia en la administración pública. No se le proporcione colaboración", de este modo los identificaba la dictadura. De hecho, este grupo era integrado por aquellos que no serían empleados en ningún lugar bajo ninguna circunstancia, y a quienes no se los llegaría ni a promover ni tampoco a entregar beneficio alguno dentro de su actividad.
Clasificación según la "peligrosidad" de los detenidos. Fuente: Ministerio de Defensa.
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Las Juntas Militares confeccionaron todas y cada una de las listas, y para tales fines habilitaron un organismo de coordinación llamado Equipo Compatibilizador Interfuerzas (ECI) con personal de la Secretaría de Información Pública (SIP), la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE) y de cada una de las tres armas. Con este marco, el ECI establecía el criterio de calificación de los subversivos, armaba las listas tomando en cuenta sugerencias de sus integrantes, se ocupaba de las permanentes actualizaciones, y finalmente decidía quién entraba y salía del máximo nivel de prohibición. Pese a las insistentes negativas, y el falso argumento (expresado en documentos) de que "corresponde aclarar que los medios privados de comunicación social no tienen ninguna limitación al respecto"; lo concreto es que nadie que figurara en las "listas negras" como "Fórmula 4" lograba ser contratado o tenido en cuenta por ningún medio de comunicación, sea estatal o privado.
Las "listas negras" completas. Fuente: Ministerio de Defensa.
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El 6 de abril de 1979 se armó la primera "lista negra" de forma sistematizada, con 285 nombres en todos los casos rotulados como "Fórmula 4". El rango de profesiones y ocupaciones era de lo más extenso y variado. Se tenía identificados a locutores, pintores, escritores, periodistas, concertistas, actrices y actores, directores teatrales, abogados, profesores de bellas artes, docentes, músicos, escultores, críticos de arte, guionistas, publicistas, escenógrafos, compositores, cineastas, dibujantes. También hubo titiriteros, médicos pediatras y psicólogos, todo en una misma lista. El segundo listado fue actualizado el 31 de enero de 1980 con 331 nombres también bajo la calificación de "Fórmula 4", y lo curioso sobre estos documentos es que -entre otras recomendaciones anotadas- se indicaba que todos "Deben ser INCINERADOS". Algo que afortunadamente por el bien de la verdad, la memoria y la Justicia, no sucedió. El ECI trabajó sobre esta lista hasta septiembre de 1982, un momento que se marca un quiebre (luego de la Guerra de Malvinas) que llevó a la inesperada directiva del gobierno de facto por "marcar una transición hacia la vida institucional plena del país", al tiempo que proponía "evitar medidas y actitudes oficiales que atenten contra esa imagen en el campo de la comunicación". La hipótesis principal consistía en permitir la llegada de un gobierno democrático -como mucho- en marzo de 1984, dado lo cual la SIP recomendaba enfáticamente "permitir trabajar en los medios de comunicación social administrados por el Estado" a los incluidos en listados como "Fórmula 4".
El 14 de octubre de 1982, la SIP, con información aportada por la SIDE, trazó una estrategia de dos variantes con el objetivo de normalizar "la situación de dichas personas en forma gradual y armónica". Las variantes se analizaron en las tres fuerzas y todo fue llevado al seno de la Junta Militar. El acta N°236 muestra que la Junta Militar decide "proceder en forma gradual a desafectar personas (del listado de "Fórmula 4") siguiendo el criterio propuesto para la variante 2 de la SIP".
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En el armado de 4 sub grupos dentro del universo de 199 personas que aún continuaban inhibidas dentro del listado de "Fórmula 4". La intención era de que 41 de ellas sean "contratables" a fines de 1982; otras 60 personas dejen el listado de F4 en el primer semestre de 1983; y 52 personas consigan tal estatus en el segundo semestre de ese año. Finalmente, la SIP recomendaba (y la Junta Militar así lo decidió) que 46 argentinos, bajo ningún punto de vista, salgan del listado de "Fórmula 4". Esto significa que, aún estando seriamente debilitada su conducción, el Proceso nunca dejaría que un grupo de argentinos puedan ser contratados para trabajar.
Lo que sigue a esta decisión es una sistemática tarea de análisis de la ECI para implementarla, buscando cumplir con los plazos establecidos. En las actuaciones puede verse cómo el ritmo de salida de la situación de "Fórmula 4" se acelera junto a los tiempos políticos. De hecho, en el úl-timo listado que encontramos en el hallazgo del Edificio Cóndor, con fecha 24 de marzo de 1983, los números son los siguientes: De los 41 argentinos que, de acuerdo a la variante 2, deberían haber pasado a "contratables" a fines de 1982, 33 de ellos ya habían cambiado su estatus de calificación. Y de las 60 personas que tenían que dejar de ser "Fórmula 4" a mediados del '83, unos 27 ya lo habían hecho.
Estos números demuestran que, a esa altura de 1983, 60 personas ya habían dejado de ser "Fórmula 4" sobre un listado de 199. Quedaba mucho por decidir en lo que restaba del año. Pero nada haría cambiar una decisión tomada en lo más alto del poder político: 46 argentinos nunca dejarían de ser parte de las famosas "listas negras", pase lo que pase.
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Entre los centenares de nombres surgen los de muchos reconocidos personajes del periodismo, el arte y la cultura. Allí figuraban Alfredo Alcón, Luis Brandoni, Marta Bianchi, Héctor Alterio, Osvaldo Bayer,Norman Brisky, María Elena Walsh, Jaime Dávalos, Leonardo Favio, Oscar Ferrigno, Hugo Gambini, Rogelio García Lupo, Horacio Guarany, Nacha Guevara, Virgina Lago, Lidia Lamaison, Víctor Laplace, Federico Luppi, Tomás Eloy Martínez, Osvaldo Pugliese, Dalmiro Sáenz, Mercedes Sosa, Jacobo Timerman, Atahualpa Yupanqui, Agustín Alezzo, solo por nombrar a algunos, y tantos otros.
Afortunadamente, por el bien de la Argentina toda, poco después se producía el histórico regreso a la vida institucional y la vuelta de la democracia. El país clamaba por memoria, verdad y justicia.
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Twitter: @mdGarciaOficial
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