El hallazgo de una bala y la pregunta que se instaló: ¿Mataron al "Zorzal" en el avión?
El "Zorzal" criollo y el Palais de Glace. Fotos: AGN.
El 24 de junio de 1935 el mundo se paralizó con la trágica muerte de Carlos Gardel. Un fatal accidente aéreo selló la tragedia y se cobró -entre otras- la vida del "Zorzal". El Aeródromo "Las Playas" (hoy conocido como "Olaya Herrera") en Medellín, Colombia; fue el último escenario en el que se vio al inigualable cantor con su típica y magnética sonrisa. El avión de la empresa "SACO" (Servicio Aéreo Colombiano) que trasladaba a la comitiva del artista cambió violentamente de dirección e impactó de lleno contra otro de la firma "Manizales". Todo estalló en una bola de fuego que devoró en instantes a todos sus ocupantes. A partir de allí, el dolor interminable de millones de admiradores, pero también un misterioso halo de dudas e intriga.
Junto a Gardel murieron Alfredo Le Pera, con quien supo hacer dupla autoral inigualable; Guillermo Barbieri, su guitarrista; Carpas Moreno, su secretario; Ernesto Samper Mendoza, dueño de la "SACO" y considerado un as de la aviación de su país; Willis Foster, el radio operador a bordo; Celedonio Palacios, un reconocido empresario chileno; y Henry Swartz, promotor de espectáculos. También perecieron los siete ocupantes del avión contra el que impactó la nave de Gardel. A los pocos días morían (a causa del accidente) Alfonso Azzaf y el guitarrista Ángel Domingo Riverol. Fueron 17 muertos en total y solo sobrevivieron el guitarrista, José María Aguilar, José Plaja y Grant Flynt, otro funcionario de la "SACO".
Gardel y sus músicos a bordo del avión. Foto: AGN.
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El 17 de diciembre de 1935, el cadáver de Gardel fue llevado a Panamá en un lujoso ataúd; para luego ser trasladado a la ciudad de Nueva York, en Estados Unidos. Tras el arribo, el 6 de enero de 1936, fue velado en el barrio latino, donde miles de seguidores le dieron el último adiós. El día 17, el cuerpo sin vida de Gardel comenzó otro largo peregrinar. Fue trasladado primero a Río de Janeiro, en Brasil; y luego a Montevideo, Uruguay, para sendas despedidas. Recién el 5 de febrero de 1936, el féretro con los restos mortales del "Zorzal" culminó su extenso recorrido y llegó a su Buenos Aires querida. El Gobierno anti popular del general Agustín P. Justo, aprovechó la ocasión y -en una movida demagógica y claramente propagandística- determinó que a Gardel se lo debería volver a velar ante miles de admiradores argentinos. El lugar elegido fue el Estadio "Luna Park". Fueron varios días de lúgubre exhibición, previo a lo cual se había decidido reemplazar el ataúd original por otro nuevo.
Fue ahí cuando algo llamó la atención: entre el asombro y el espanto, se constató que había una bala alojada en un pulmón del cantor...
El cuerpo sin vida de Gardel en Medellín. Foto: AGN.
Los rumores y conjeturas se expandieron como reguero de pólvora. Se tejió todo tipo de historias sobre el origen de esa bala, y la versión más fuerte era que a Gardel le habían disparado dentro del avión. El proyectil ya había sido detectado por los médicos que revisaron el cuerpo calcinado en Medellín pero -por algún motivo desconocido- dejaron de lado la cuestión. Incluso se llegó a decir que el avión de la "SACO" cambió bruscamente su trayectoria (impactando contra el de "Manizales") porque en la supuesta balacera a bordo, otra bala habría matado al piloto; que curiosamente también portaba un arma. También se habló de una posible disputa entre Gardel y Le Pera, dado que supuestamente el cantor tenía decidido separarse de su genial letrista y amigo, por lo cual éste -furioso- le habría disparado y alcanzado también al conductor de la aeronave. Nada de esto pudo ser comprobado y el hecho quedó enmarcado en una de las más fantásticas leyendas sobre la muerte del "Zorzal".
El Palais de Glace. Foto: AGN.
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Todo sucedió mucho antes del fatal accidente en Medellín, cuando el 11 de diciembre de 1915 un joven Carlos Gardel se dispuso a celebrar su cumpleaños número veinticinco decidido a "tirar la casa por la ventana" con un festejo en el "Palais de Glace". El lugar era un selecto centro de reuniones en el barrio porteño de la Recoleta; muy famoso por tener una maravillosa pista de hielo y un enorme salón con piso de madera de roble, ideal para bailar el tango. Pero lo que se presagiaba como una fiesta, terminó en tragedia. En el momento en que entraba Gardel (acompañado por el actor Elías Alippi), un hombre se interpuso en su camino y -sin más- le disparó a quemarropa.
Giovanna Ritana, la enamorada de Gardel; y el "Chantecler". Foto: AGN.Aunque fue una "desgracia con suerte". Tras la rápida internación en el Hospital Ramos Mejía, se pudo constatar que la bala entró por la tetilla izquierda y se alojó en un pulmón. Gardel estaba vivo de milagro y los médicos decidieron que lo mejor era no extraer el proyectil, que quedaría allí alojado para siempre. No muchos lo sabrían.
Mercedes Simón, Carlos Gardel, Azucena Maizani, Libertad Lamarque y Dorita Davis en "Los inmortales", 1933. Foto: AGN.
El autor material del intento de asesinato fue Roberto Guevara, aunque el hombre era solo un asesino a sueldo. El resentido era Juan Garesio, dueño del famoso Cabaret "Chantecler"; y despechado por el amorío que su amada -una bella joven llamada Giovanna Ritana- mantenía con el "Zorzal". Garesio había contactado previamente a un tal Juan Nicolás Ruggiero (apodado en el mundo del hampa como "Ruggerito"), un matón profesional que muchas veces "apretaba" gente por órdenes de Alberto Barceló, el intendente conservador de Avellaneda.
Pese a su deseo irrefrenable por cortar de raíz ese indeseado "triángulo amoroso", Garesio no logró su criminal cometido.
La bala por él encargada no logró dar muerte a Gardel. Pero tampoco lo consiguió el dramático accidente aéreo en Medellín. Gardel vive para siempre en la gente, con su carisma y estilo. De hecho, dicen que no solo no ha muerto, sino que cada día canta mejor.
Instagram: @marcelo.garcia.escritor
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