Con un gesto tan sencillo, la Princesa del Pueblo derribó las barreras del miedo y la discriminación hacia las personas con VIH, demostrando que la compasión podía vencer al estigma.
Diana de Gales marcó un antes y después en la historia de la realeza británica y su trágica muerte el 31 de agosto de 1997 en París fue un hecho que conmocionó al mundo entero. Un accidente automovilístico, un conductor ebrio y un auto con desperfectos mecánicos fueron el combo letal que terminaron con la vida de Lady Di, su novio Dodi Al-Fayed y el chofer del vehículo.
A 27 años del accidente fatal, la recordamos como si fuera ayer, ya que no solo pisó con fuerza en Reino Unido, sino también alrededor del mundo por su carisma y empatía con la gente.
La princesa tuvo varios gestos inolvidables que generaron gran repercusión a nivel mundial y uno de ellos fue allá por 1987, cuando Lady Di decidió cambiar la percepción del mundo sobre el SIDA en un momento donde las personas que padecían la enfermedad eran discriminadas y apartadas de la sociedad.
En abril de 1987, cuando la epidemia de la enfermedad se encontraba en su fase más crítica, Diana inauguró la primera unidad de VIH/SIDA del Reino Unido en el Hospital London Middlesex, un espacio que atendería exclusivamente a pacientes infectados con el virus.
La Princesa de Pueblo, valiente y segura, se presentó en un hospital para hacer algo que nadie había hecho hasta entonces: tocar a una persona con sida para demostrar que no era como el resto creía. En ese momento, muchos pensaban erróneamente que se podía contagiar el VIH a través del tacto, por lo que sus acciones fueron revolucionarias para convencer al público de que no había nada que temer.
A lo largo de su vida, la princesa Diana siguió luchando para ponerle el fin del estigma relacionado con el VIH y el sida. En un evento en 1993, habló sobre el impacto en las madres y los niños, derribando el mito de que era exclusivamente un problema para la comunidad gay, y dijo: "Para aquellas madres y niños que ya viven bajo la sombra del sida, necesitamos devolverlos a la luz, para tranquilizarlos y apoyar sus necesidades. Y tal vez aprendamos de ellos cómo vivir nuestras propias vidas más plenamente, por el tiempo que sea".
Tras su muerte, sus hijos se unieron a la causa y continuaron luchando para combatir el estigma que rodea a la enfermedad, así como los problemas de salud mental que sufren las personas LGBTQIA+. El príncipe Harry se hizo una prueba de VIH en vivo por televisión para mostrar lo fácil que resultaba.
Lady Di dejó una huella muy grande y sus palabras, durante una entrevista con Martin Bashir en 1995, definen su esencia a la perfección: "Nada me trae más felicidad que tratar de ayudar a las personas más vulnerables de la sociedad. Es una meta y una parte esencial de mi vida, una especie de destino".
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La muerte de Diana de Gales sorprendió al mundo entero la mañana del 31 de agosto de 1997 tras sufrir un accidente de tráfico en París. La exmujer del entonces príncipe Carlos no pudo recuperarse de las graves lesiones mientras yacía en una cama del hospital Pitié-Salpêtrière, donde falleció a las 4:25 de la madrugada.
A las 00:20, Diana y su último amor, el multimillonario egipcio Dodi Al-Fayed, se subieron a un Mercedes 280S conducido por el chófer Henri Paul para llegar a su piso en París y escapar de los paparazzi.
Mientras el vehículo atravesaba el túnel del Alma, fue perseguido por varios motociclistas. El conductor aceleró para escapar y el coche se estrelló contra el túnel a una velocidad de más de 150 kilómetros por hora.
Dodi Al-Fayed y el conductor fallecieron en el acto. Trevor Rees-Jones, el guardaespaldas, sobrevivió al impacto. Diana también, al menos durante unos instantes. Sus últimas palabras fueron: "Dios mío, ¿qué ha pasado?", que pronunció delante de los bomberos.
De camino al hospital, una hemorragia interna le provocó varios paros cardíacos y terminó muriendo en el centro de salud. Si bien se llevaron a cabo numerosas investigaciones y hay varias teorías conspirativas, las muestras de sangre revelaron que Paul conducía bajo los efectos del alcohol.
Ese mismo día, sus hijos, de 15 y 12 años, estaban pasando las vacaciones con su padre en el castillo de Balmoral, y desconocían totalmente lo que estaba sucediendo. Fue un duro golpe del que tardaron mucho en recuperarse y que el propio príncipe Harry confesó que marcó seriamente su vida y los momentos más difíciles de su adolescencia.
Una muerte que también afecto mucho a la propia Isabel II, Reina de Inglaterra que se había mantenido al margen de la separación de su hijo y Lady Di ante las cámaras, pero tras enterarse de la tragedia regresó al palacio de Buckingham y no dudó en mostrar su tristeza profunda ante el manto de flores que miles de personas habían ido colocando en las puertas como señal de duelo.
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