Jovenel Moïse: el perfil de los mercenarios colombianos que presuntamente está detrás del crimen del presidente de Haití

Militares colombianos retirados con entrenamiento en armas sofisticadas, inteligencia y operaciones militares. Quiénes son los implicados en el magnicidio.

Por Canal26

Viernes 9 de Julio de 2021 - 18:33

Presuntos implicados en el asesinato de Jovenel Moise, REUTERSCrimen del presidente de Haití, REUTERS

Las fuerzas de seguridad de Haití informaron la detención de por lo menos 17 extranjeros que, según las investigaciones preliminares, habrían presuntamente participado en el ataque al presidente Jovenel Moïse.

 

En líneas generales, el perfil de los implicados es el mismo. Militares colombianos retirados, que hablan inglés y poseen entrenamiento en armas sofisticadas, inteligencia y operaciones internacionales. Fueron parte de unidades contraguerrilleras, muchas de ellas financiadas por Estados Unidos.

 

Moïse fue asesinado en su residencia en la madrugada del miércoles. Le dispararon 12 tiros, uno de ellos en la cabeza. Hasta el momento, no se sabe quien pagó para asesinar al mandatario.

 

Los detenidos se caracterizan por su gran habilidad militar y su disposición de cobrar salarios bajos, según un informe de la BBC.

 

Con el paso de los días, los nombres y perfiles de los detenidos se van conociendo lentamente. La mayoría supera los 40 años, ejercieron de soldados y se retiraron jóvenes.

Presuntos implicados en el asesinato de Jovenel Moise, REUTERS

La esposa de Eladio Uribe, al parecer detenido en Haití, le dijo a la W Radio que el exmilitar fue soldado profesional durante 20 años y estuvo investigado por el caso de los falsos positivos, un esquema de cuotas que pasaba bajas civiles como bajas guerrilleras en combate, pero "fue absuelto".

 

Según relató, el hombre estaba contratado en República Dominicana por una supuesta empresa de seguridad que le pagaría US$3.000 al mes.

 

"A ellos no les dijeron para dónde se los iban a llevar exactamente (…) era una oportunidad laboral con una agencia para cuidar familias de jeques", indicó.

Presidente de Haití, Jovenel Moise	Jovenel Moise 

Otro de los que están en la mira de los medios colombianos es Manuel Antonio Grosso, un paracaidista y miembro de las fuerzas especiales antiguerrilla que publicó fotos en redes sociales hace una semana desde República Dominicana. Al parecer cruzó la frontera a Haití el día antes del asesinato de Moïse, indica el mismo medio.

 

Esta no es la primera vez que militares colombianos se ven envueltos en una acción de este tipo. Durante los últimos 20 años, cientos de exmilitares colombianos han sido empleados por contratistas privados de países como Estados Unidos o Reino Unido para dar apoyo en las guerras de Afganistán, Irak y Yemen.

 

Según declaraciones de exministros de Defensa, los salarios en el ejército colombiano son entre 15% y 20% menores de lo que puede recibir un retirado en el exterior por operaciones contratadas de manera privada.

Jovenel Moïse, presidente de Haití y la primera dama Martine Moïse.El presidente de Haití junto a su esposa quien se encuentra internada en Estados Unidos 

Expertos en seguridad explicaron a la BBC que la industria de los mercenarios experimentó un cambio después de los atentados contra las Torres Gemelas en Nuevas York en 2001.

 

Tras la Guerra Fría, indicaron, Estados Unidos estaba interesado en tercerizar las intervenciones militares en países pequeños pero con conflictos complejos, para reducir el impacto político de sacrificar tropas estadounidenses.

 

"Las guerras en Irak y Afganistán permitieron madurar a la industria militar privada, con redes de mercenarios establecidas y algunas prácticas óptimas", expresó Sean McFate, un experto estadounidense en el tema.

Presidente de Haití, Jovenel Moise 

"Otros (países) imitan el modelo estadounidense y cada día surgen nuevos grupos militares privados de países como Rusia, Uganda, Irak, Afganistán y Colombia. Sus servicios son más robustos que los de Blackwater (firma militar privada que dio entrenamiento a militares y paramilitares colombianos en 2005), ofrecen un mayor poder de combate y la voluntad de trabajar para el mejor postor con escasa consideración por los derechos humanos. Son mercenarios en todos los sentidos de la palabra", detalla en uno de sus ensayos sobre el tema.

 

En los años 90, Colombia relajó las leyes para la creación de este tipo de empresas, para fortalecer a los grupos que enfrentaban a las guerrillas en el campo.

 

"El dilema para el país no es optar por tener cooperativas de seguridad rural o no", dijo el entonces ministro de Defensa Fernando Botero Zea. "La verdadera elección es entre permitir cooperativas supervisadas por el Estado o tener el desarrollo descontrolado de autodefensas y grupos paramilitares creados al margen de la ley". Pero la consecuencia fue la consolidación de los ejércitos paramilitares.

 

Para entonces, Colombia ya era el principal aliado de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico. El conocido Plan Colombia, convirtió al país en el mayor receptor de asistencia militar estadounidense en América Latina y disparó la creación de empresas privadas de seguridad en el país.

 

Entre 2005 y 2009 el gobierno federal gastó US$3.100 millones en contratos privados para políticas de antinarcóticos en América Latina, un aumento del 32% en cuatro años, según un informe de 2011 del Comité del Senado sobre Seguridad Nacional de EE.UU. La mayoría de esas empresas estaban en Colombia. Con información de la BBC.