A casi 50 años del atentado perpetrado por el ERP, la decisión podría allanar el camino para la reapertura de la causa y un nuevo debate sobre los crímenes cometidos en los años 70 en Argentina.
Por Canal26
Lunes 24 de Marzo de 2025 - 14:00
Cómo fue el brutal asesinato del capitán Humberto Viola. Foto: Instagram / lucarrascoarg.
En un nuevo aniversario del Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia, el Gobierno anunció que presentará ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) el reconocimiento del asesinato del capitán Humberto Antonio Viola y de su hija María Cristina, de tres años, como un crimen de lesa humanidad.
Este pronunciamiento podría reabrir la investigación judicial sobre uno de los atentados más atroces perpetrados por el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) en la década del 70 en Argentina.
El Día Nacional de la Memoria por la Verdad y la Justicia es el día en el que se conmemora en Argentina a las víctimas de la última dictadura militar, autodenominada "Proceso de Reorganización Nacional". Foto: Reuters.
El anuncio fue realizado por el vocero presidencial, Manuel Adorni, marcando así un cambio en la postura estatal sobre este caso. Hasta ahora, la justicia argentina había rechazado los intentos de la familia Viola para que se reabriera la causa, al no considerarlo un delito de lesa humanidad.
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María Cristina "Maby" Picón, viuda del capitán Viola, dedicó su vida a luchar por justicia. Hasta su fallecimiento en 2021, insistió en que su familia nunca recibió el amparo de los derechos humanos. "Cargo en mis espaldas la mochila del dolor y enfrenté desde muy joven el duro camino de vivir", declaraba en sus últimas entrevistas.
El asesinato de su esposo y su hija ocurrió el 1° de diciembre de 1974 en San Miguel de Tucumán. Aquel mediodía, la familia Viola cumplía con su rutina dominical: desayuno, asistencia a misa y almuerzo en casa de los abuelos paternos.
En su auto, un Citroën Ami 8, viajaban el capitán Viola, su esposa María Cristina, embarazada de cinco meses, y sus hijas María Cristina (3) y María Fernanda (5).
El militar Humberto Antonio Viola junto a su hija María Cristina. Foto: Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV).
Los movimientos de Viola habían sido vigilados por el ERP, que lo tenía en la mira debido a su función en el Destacamento de Inteligencia de Tucumán. El atentado fue meticulosamente planificado por la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, una facción del ERP liderada por el santiagueño Hugo Irurzun, alias "Capitán Santiago".
Lo acompañaban Francisco Antonio Carrizo, José Martín Paz, Rubén Jesús Emperador, Fermín Ángel Núñez, Miguel Norberto Vivanco y el sueco-chileno Svante Grände.
Los atacantes esperaron la llegada del vehículo familiar a la casa de los abuelos y, cuando el capitán Viola descendió, abrieron fuego. Dispararon con una escopeta Ithaca, cuyos perdigones alcanzaron a las niñas que estaban en el asiento trasero.
María Cristina, al oír el estruendo, intentó alertar a los atacantes de que en el auto estaban sus hijas, pero fue en vano. Viola, herido, intentó alejarse del vehículo para proteger a su familia, pero fue alcanzado por más disparos y rematado en plena calle.
El saldo del ataque fue devastador: el capitán Viola murió en el acto y su hija de tres años, María Cristina, falleció minutos después a causa de sus heridas. Su hermana, María Fernanda, sobrevivió, pero sufrió graves secuelas tras permanecer en coma durante cuatro meses y someterse a múltiples cirugías.
María Cristina y María Fernanda, hijas del capitán Viola y "Maby" Picón. Foto: Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV).
En un documento secuestrado al ERP, los terroristas relataron fríamente: “Siempre en los chequeos el sujeto descendía (del auto); en esta oportunidad la que descendió fue la esposa… disparan el primer escopetazo que da en el parante delantero izquierdo del parabrisas, el sujeto se agacha en ese momento y los balines dan de rebote a la pibita de 3 años que estaba atrás. (…) el compañero de la escopeta le dispara a quemarropa (al Capitán) un escopetazo y otro tiro de gracia… las heridas de la hija de 5 años no hallan explicación, salió de rebote de los disparos de gracia.” (Ejecución de Oficialidad enemiga. U-Cñía del Monte Ramón Rosa Jiménez. Fecha 1/12/74)
La justicia condenó a prisión perpetua en 1976 a cuatro de los responsables: Paz, Emperador, Núñez y Vivanco. En 1982, se sumó la condena a Carrizo. Sin embargo, en los años posteriores, los condenados fueron liberados gradualmente. En 1987, Núñez fue excarcelado por "buena conducta" y entre 1988 y 1989, todos los condenados obtuvieron la libertad condicional.
Mientras tanto, varios de los atacantes murieron en enfrentamientos con las fuerzas de seguridad. Svante Grände falleció en el monte tucumano en 1975 y Hugo Irurzun fue abatido en Paraguay en 1980 tras participar en el asesinato del dictador Anastasio Somoza.
María Cristina Viola, hija del capitán Viola y "Maby" Picón. Foto: Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV).
El impacto del asesinato de Viola y su hija contribuyó a la decisión del gobierno de María Estela Martínez de Perón de aplicar el decreto 261/75, que dio inicio al Operativo Independencia, la primera acción de contrainsurgencia del Estado en la provincia de Tucumán.
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Desde 2008, la familia Viola intentó sin éxito reabrir la causa para que los hechos fueran reconocidos como un crimen de lesa humanidad. En 2016, María Cristina Picón llevó el caso ante la CIDH tras la negativa del Estado argentino de considerar el ataque en esos términos.
María Cristina "Maby" Picón, la viuda del capitán Viola (1975). Foto: Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (CELTYV).
Con el nuevo pronunciamiento del gobierno de Javier Milei, la situación podría cambiar. La calificación del ataque como un crimen de lesa humanidad permitiría que se investigue sin las restricciones de la prescripción penal, abriendo la posibilidad de enjuiciar a posibles responsables que aún no hayan sido juzgados.
María Cristina Picón falleció en 2021 sin ver justicia por el asesinato de su esposo y su hija. No obstante, siempre sostuvo que había encontrado paz en el perdón. En honor a su difunta hija, llevaba un tatuaje de alas en la mano, como símbolo de la presencia eterna de la niña que le fue arrebatada de manera brutal.
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