Estrés, ansiedad, falta de descanso y hasta miedo. Cuidar al nuevo integrante de la familia puede ser un verdadero desafío mientras se cruza un laberinto revolucionario de emociones intensas y transformadora.
El embarazo, un periodo de vulnerabilidad y revolución que cambia para siempre a las mujeres, familias y parejas. Este fenómeno energético y natural no debe subestimarse, ya que tiene un gran impacto en el cuerpo y la mente de las nuevas madres que tras el nacimiento, deben afrontar las adversidades del puerperio.
Esta etapa que le sigue al nacimiento, también denominada postparto, suele decirse que dura 40 días, aunque puede extenderse por meses e incluso años. En este periodo, los cambios físicos que se dieron durante el embarazo dan un paso atrás para que los órganos reproductivos vuelvan a su estado original, pero las mujeres experimentan algo más, un sube y baja emocional en la travesía por conectar con su bebé y la maternidad.
En esta fase, el desequilibrio hormonal y la sensibilidad están a flor de piel, y es normal que las mujeres sientan tristeza, alegría y cansancio al mismo tiempo. Pero, la licenciada en psicología y especialista en procesos de Familia, Crianza, Puerperio y Maternidad, Agostina Zabaleta (MN. 81962 – MP. 86571) advirtió a Canal 26 que algunas emociones pueden ser demasiado intensas e indicar que algo no está bien a nivel psicológico.
Zabaleta sostiene que es fundamental prestar atención a las sensaciones que se viven durante este periodo de vulnerabilidad para pedir ayuda, ya que una alteración permanente en el estado de ánimo puede afectar tanto a la madre cómo al bebé.
Según detalló la experta, estas son algunas señales de que algo no está bien durante el puerperio:
La especialista remarcó también que es de suma importancia poner atención al último de los síntomas, porque en esta etapa los recién nacidos necesitan muchos cuidados muy específicos, tanto físicos cómo emocionales, a los que solo pueden acceder a través de su mamá.
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Además de ser un proceso físico, el puerperio es una etapa psicológica sumamente importante porque se enlazan cuestiones muy profundas, complejas y emocionales.
“El puerperio psicológico no tiene un tiempo estimado de duración”, aseguró, al tiempo que explicó que estará determinado por las experiencias de cada persona y la construcción que hagan de sí mismas como cuidadores, dónde afloran sus vivencias en la búsqueda de lo que esperan ser para sus hijos e hijas.
Los cambios que se dan en el postparto son “emocionalmente significativos”, sostiene Zabaleta, para que se construya el vínculo mamá-bebé, esa relación, denominada “apego”, es la primera experiencia de intimidad emocional que sienten las personas y que es clave para el desarrollo saludable del recién nacido.
“El puerperio es un periodo de extrema vulnerabilidad, cómo todo el proceso de gestación, y la experiencia de cada mujer dependerá de factores históricos y familiares - señala la especialista-, pero también influyen mucho las expectativas del embarazo, el parto y cómo se atravesaron en la realidad”.
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Un parto en el cual se ejerció maltrato o no se respetaron los deseos de la madre puede desencadenar en el puerperio un síndrome de estrés postraumático, donde la mujer revive constantemente el momento que la afectó, en forma de flashbacks o pesadillas, explica la experta en psicología. También se vive en un constante estado de miedo y ansiedad que debe ser tratado con urgencia, porque perjudica la salud mental de la mamá y el desarrollo del recién nacido.
La violencia obstétrica son las prácticas, conductas, acciones y omisiones, que el personal de salud ejerce de manera directa e indirecta, en el ámbito público y privado, sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres.
En este sentido, Zabaleta remarca que haber sido víctima de este tipo de accionar puede dejar una huella traumática en las madres, porque estas agresiones físicas y verbales amenazan la integridad de las mujeres en todos los sentidos.
Además de la violencia obstétrica, hay otras cuestiones que son claves en este proceso, como la existencia de una red de apoyo que ayude a la madre, ya sean amigos, familia o la misma pareja, porque de no tenerlos puede sufrir consecuencias emocionales.
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“Con la llegada de un nuevo integrante, se pasa de ser una pareja a ser una familia” y con este nacimiento, el vínculo que era de a dos “entra en crisis” para construir nuevas herramientas y recursos para el bebé, y que mamá y papá se vuelvan un equipo.
Zabaleta explica que hay que ver este desequilibrio, denominado crisis vital, como una oportunidad que permite desarrollar otra organización y actitud para dar lugar a ese hijo o hija que acaba de nacer.
Convertirse en padre y madre obliga a las personas a reorganizar su mundo interno y externo, transformar su mentalidad y construir una nueva identidad para criar al pequeño ser que trajeron al mundo y ahora deben moldear y mantener con vida.
Asimismo, explicó que en el puerperio la pareja queda “en pausa” durante un tiempo y que es probable que disminuya el deseo sexual, porque las hormonas “están trabajando para alimentar y sostener al nuevo integrante”.
Zabaleta destaca que es muy importante el apoyo de la pareja en este periodo y también en la crianza, para “cuidar a quien cuida” y “sostener a quien sostiene”. Además, remarca que la sexualidad en un vínculo no debe pensarse solo en términos genitales y que hay que ver las relaciones desde otros lugares, como la intimidad y el afecto, que no deben ser descuidados y son los que verdaderamente importa.
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En esta etapa “es fundamental el apoyo y la red de contención de los seres más queridos y más cercanos a la familia”, sentenció.
Nuestras ancestras, y todavía en culturas contemporáneas, criaban en grupo. Los humanos nacemos como seres indefensos y sociales que necesitan del otro para crecer y sobrevivir, y el puerperio encarna esto en lo físico y lo psicológico, porque así como el bebé necesita de mamá, ella necesita de los demás para seguir adelante en su nueva fase. Tiene que ser cuidada para poder cuidar.
Entonces, Zabaleta recomienda a quienes tengan una amiga, hermana o familiar que acaba de traer un ser al mundo, que le pregunten si necesita ayuda o cómo pueden contribuir a que se sienta más cómoda.
Durante el puerperio es probable quela mamá esté tan enfocada en su bebé y sus necesidades, que se olvide hasta de comer, por lo que llevarle comida puede ser un gran regalo o también cuidar un rato al niño, si así lo desea, para que pueda bañarse, descansar o despejarse.
La maternidad es un camino de constante transformación para la mujer, sus deseos, su forma de ver la vida y relacionarse con su entorno. Esta revolución comienza con el puerperio, en dónde el esfuerzo de crear un ser humano se materializa, se tiene en brazos e impacta en la psiquis de una forma arrasadora, demostrando que la salud de mamá importa.
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