Bolsonaro prepara 7 fuertes reformas económicas en Brasil: ¿cómo impactará en Argentina?

Las medidas generarían mayor competitividad y acercarían inversiones internacionales, algo que afectaría de forma directa a nuestro país. Conocé los detalles en la nota.

Por Canal26

Miércoles 26 de Diciembre de 2018 - 07:05

Bolsonaro y Macri

Jair Bolsonaro asumirá el 1 de enero y prepara siete fuertes reformas que también tendrán su impacto en la economía de nuestro país.

 

Los cambios dependerán de aprobaciones en el Congreso, la capacidad técnica de un equipo económico que hasta ahora no cuenta con experiencia en la función pública y lograr acuerdos internacionales para el Mercosur.

 

Según un informe elaborado por la consultora DNI, hay cuatro reformas que podrían, a mediano plazo, impulsar la inversión y mejorar la productividad. Son: contracción del déficit público, reducción de impuestos, restricción de cotizaciones sociales para achicar el costo laboral y flexibilización de regulaciones económicas.

 

"Eso tendría, en principio, buen impacto en Argentina dado que Brasil es el principal mercado para nuestras exportaciones, que llegarán este año a unos USD 11.000 millones. Es un 17% del total de nuestras ventas al exterior. Pero Brasil supo explicar el 25% del total de exportaciones argentinas a inicios de este siglo y hace 6 años generaba 21%, cuando compró USD 17.000 millones a la Argentina, por lo que podría esperarse una recuperación de la intensidad de ese vínculo", destacó Marcelo Elizondo, director general de la Consultora DNI.

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Las ventas de Argentina a Brasil representan el doble de lo que generan los otros dos mercados que le siguen en relevancia: Estados Unidos y China.

 

Entre las reformas anunciadas, Bolsonaro y su futuro ministro de Economía, Paulo Guedes, hay otras dos que buscarán flexibilizar el Mercosur para que sus miembros puedan celebrar acuerdos comerciales o de inversión de forma autónoma con terceros países, sin necesidad de hacerlo en bloque.

 

"Su propósito es acordar con grandes economías, lo que parece lógico dado que Brasil es la novena mayor economía mundial. Cada año, es uno de los 10 principales receptores de inversión extranjera directa (IED) del planeta y es sede de 35 de las 100 principales multinacionales latinoamericanas", remarcó Elizondo.

 

Brasil recibió el año pasado más de USD 70.000 millones de inversión extranjera directa: casi siete veces más de lo que llegó a la Argentina. A su vez, sus empresas emitieron más de USD 6.000 millones de inversiones al exterior, lo que convirtió al país vecino en el mayor emisor de Latinoamérica.

Voto Bolsonaro (Reuters) - Elecciones en Brasil

Según el análisis de Elizondo, esto puede impactar por doble vía en Argentina. En primer lugar, dado que el Mercosur supone libre comercio entre sus socios pero cuenta con un elevado arancel externo común, los exportadores argentinos a Brasil —que son unas 3000 empresas, en su mayoría pymes industriales— mantendrían su beneficio de ingreso sin pago de arancel a ese mercado.

 

Sin embargo, si los objetivos del nuevo Gobierno se concretan, perderían la exclusividad de ingreso con esa preferencia arancelaria y se someterían a una competencia con empresas de otros países que hoy deben pasar por el arancel externo. "Ello exigiría mayor competitividad a las empresas argentinas", indicó Elizondo.

 

De acuerdo con el análisis, con la llegada de Bolsonaro el Mercosur perdería centralidad para Brasil, aunque no es nuevo: el comercio intrabloque ya cayó un 30% desde su pico de 2011.

 

De las siete reformas propuestas, la última "consistente en una modificación del régimen previsional en un sistema de capitalización, completa un giro que –si lograra aplicarse eficazmente– podría generar una mejora en el marco de referencia de la actividad económica en Brasil".

 

En resumen, Elizondo considera que las relaciones bilaterales podrían basarse en un Mercosur menos rígido y cerrado que además Argentina podría usar para lograr nuevas alianzas internacionales propias con autonomía. La nueva relación también tendría un Brasil más "internacionalizado" con relaciones económicas apoyadas en atributos competitivos más que en garantías políticas.

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