Empresas multinacionales hablan de “hiperinflación” y advierten sobre pérdidas

La suba de precios en los últimos tres años supera el 100% y las grandes empresas que operan en el país redefinen su perfil de negocios.

Hablan de “hiperinflación”, advierten sobre pérdidas y cambian la forma en que registran sus negocios locales en sus cuentas internacionales.

La primera en mencionar la hiperinflación fue Telefónica, que señaló que "en los últimos años, la economía argentina ha mostrado altas tasas de inflación" y detalló que si bien han coexistido diferentes índices, "los datos sugieren que la inflación acumulada de los últimos tres años ha superado 100%, referencia establecida por la NIC 29".

Las NIC (Normas Internacionales de Contabilidad) o IAS (International Accounting Standards, en inglés) son estándares que tienen que seguir las empresas que cotizan en Bolsa al presentar sus balances trimestrales y anuales. Para que esa reglamentación considere a una economía hiperinflacionaria, el país en cuestión tiene que acumular una suba de precios de 100% en los últimos tres años. Además, la gente tiene que preferir comprar bienes a quedarse con la moneda local, y medir el valor de ciertos productos en moneda extranjera.

Otras multinacionales comparan al país con Venezuela por la imparable suba de precios y exigen que nuestro país sea calificado igual que el gobernado por Nicolás Maduro.

Es es caso de Unilever y Danone, que decidieron tratar a la Argentina bajo la norma IAS 29 de economías hiperinflacionarias.

El nuevo status de la Argentina hará que ambos grupos excluyan al país cuando informa el crecimiento de sus ventas, lo mismo que hacen con Venezuela.

Otro de los problemas que genera la hiperinflación es la baja en las ganancias, que obliga a las empresas a desprenderse de sus empleados mediante retiros voluntarios.

Carrefour es el claro ejemplo de este flagelo: unos 750 empleados dejaron la empresa y hubo siete supermercados que cerraron sus puertas.

Sin duda, un problema sin solución para el Gobierno que no solo afecta el bolsillo de las familias argentinas, sino que también afecta duramente a las grandes multinacionales, principales fuentes de trabajo en el país.