La masiva importación de alimentos pone en alerta a la economía

Cada vez hay más alimentos importados en Argentina. Foto: Reuters.

Desde el inicio de este año, la importación de alimentos en la Argentina comenzó a crecer con fuerza, pero no solo desde los países limítrofes sino también desde el resto del mundo. Por el retraso cambiario y la desregulación del comercio exterior, se fue sustituyendo la producción local por las importadas. 

La compra de productos desde el exterior se incrementó de manera descontrolada. Por ejemplo, se multiplicó por 10 la cantidad de tomate que llega desde otro país. Esta tendencia que comenzó en septiembre del año pasado es una amenaza latente para las economías regionales del país.

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Según datos del Indec, en enero de este año se importaron alimentos y bebidas por 260 millones de dólares, lo que marca un aumento interanual del 87%. Solo en el primer mes del 2025 se importaron más de 9.200 toneladas de tomate procesado. La novedad es que el producto ya no solo proviene de Chile, sino que comenzó a importarse fuertemente desde China. Desde el país asiático llegaron a Argentina 5330 toneladas de tomate elaborado contra 3885 toneladas provenientes de Chile.

La explicación de la importación de alimentos en un país que los produce son las condiciones macroeconómicas como el dólar planchado, la caducidad del impuesto país y una apertura indiscriminada de las importaciones. A su vez, los empresarios industriales señalan la competencia desleal con productos del exterior y la utilización del dumping con los productos importados.

Creció la importación de tomates. Foto: Pixabay

En toneladas, las importaciones de limón aumentaron 3.381% en enero de 2025 contra el mismo mes de 2024 y totalizaron cerca de 6.900 toneladas. Por otro lado, Egipto también exportó a la Argentina 1.070 toneladas de naranjas sobre un total de 1.407 toneladas con España completando el resto. Estos volúmenes representaron un crecimiento interanual de las importaciones de naranja del orden del 700%.

Los especialistas aseguran que la estructura de costos de Argentina, como el transporte, el riego, los insumos y la mano de obra, hace que a los productos nacionales les sea imposible competir con los extranjeros.

Esta ola imparable de llegada de alimentos desde otros países complica a la producción local y advierten desde los sectores empresarios por el cierre de fábricas y el crecimiento de la desocupación. Y aseguran que la liberación total de las importaciones sin límites pone en jaque a la producción local que genera divisas para las necesitadas arcas del Estado, un lujo que el país hoy no se puede dar.