Era un hombre común que trabajaba en la compañía petrolera Astra en Comodoro Rivadavia. Solo que tenía un asombroso parecido con Adolf Hitler. Alejandro Schicorra era utilizado como "carnada" para desestimar las denuncias de quienes aseguraban ver al Führer nazi en la Patagonia. Esta es su historia.
Alejandro Schicorra, con un asombroso parecido a Adolf Hitler.
En la década de 1930, Alejandro Schicorra era un ignoto empleado de la compañía petrolera Astra, con asiento en la ciudad de Comodoro Rivadavia, en la patagónica provincia de Chubut, al sur de la Argentina.
Sus rutinarias ocupaciones no daban la sensación de depararle grandes emociones, sin embargo, a mediados de los años '40, su vida cobró una inesperada notoriedad, sobre todo entre los vecinos del lugar.
Con el final de la Segunda Guerra Mundial, ante la incómoda y más que evidente imposibilidad de encontrar el cuerpo de Adolf Hitler y, en consecuencia, constatar su fallecimiento; los rumores sobre la fuga del Führer estuvieron a la orden del día.
¿Se había suicidado Hitler? ¿O todo había sido una farsa para alentar y posibilitar su escape -monitoreado y asistido- hacia la Argentina?
La historia oficial se encargó sistemáticamente de desestimar esa postura, sin embargo, centenares de documentos indican que el Líder nazi no cometió suicidio y demuestran claramente que escapó.
Con este marco, mientras los que estaban de un lado y otro de las opiniones comenzaban a cruzarse en interminables discusiones, Alejandro Schicorra fue uno de los habitantes del sur argentino que más atención consitó, sea de los inocentes lugareños ajenos a toda conspiración o de aquellos que pretendieron "demostrar" -tal vez guiados por poderosos intereses- que la mal llamada "leyenda" de un Hitler vivo en la Patagonia era poco menos que una patraña insostenible.
Dicho de otro modo, Schicorra fue -en gran medida- una buena manera de distraer la atención con espejitos de colores.
Varios investigadores, contrarios a la teoría que abona a la supervivencia de Hitler tras el final de la guerra, se aferraron a la postura que insiste -tal vez interesadamente- en que aquel misterioso hombre, tantas veces confundido por lugareños con el mismísimo Führer nazi, era una extraña curiosidad de la naturaleza, un ser con un asombroso parecido al exlíder alemán y nada más que eso.
Hay testimonios que sostienen que Alejandro Schicorra tuvo más de un inconveniente en sus lugares de trabajo y que, incluso, fue detenido en reiteradas oportunidades en las ciudades de El Bolsón y Bariloche, lugares que -curiosamente- solía frecuentar y en donde hubo importantes nazis fugitivos.
Desfile de integrantes del Partido Nazi en Comodoro Rivadavia. Foto: Xavier Alcalá.
Lo cierto es que Schicorra era utilizado como "carnada" para hacer creer que quienes veían a Hitler vivo por la Patagonia argentina, lo confundían con él.
Mientras los historiadores oficiales y los revisionistas, siguen entrecruzando opiniones y argumentos en un sentido y en otro, se sabe que hay un sencillo banco de madera que, en una zona costera de la tranquila Comodoro Rivadavia, sobre una pequeña elevación, que apunta hacia el mar.
Allí, según incrédulos testigos ocasionales llegaron a contar, solía sentarse un hombre que -solitario y melancólico- pasaba horas contemplando la inconmensurable inmensidad del mar. Su mirada, también solían decir, apuntaba en dirección a la lejana Europa, aunque eso nunca nadie lo haya podido comprobar. Muchos decían que ese hombre era el misterioso Alejandro Schicorra.
Otros, en cambio, afirman que el hombre del banco de madera era en realidad, Adolf Hitler.
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