La fiebre albiceleste invadió a Argentina y despejó viejos fantasmas: Messi y el fútbol lo hicieron posible

Lionel Messi festejando su título de Copa América, NA.

28 años después Argentina tuvo su grito de deshago y fue a lo grande: le ganó a Brasil una final en el Maracaná para terminar con una seguidilla de finales que golpearon a cualquier argentino que esperaba ilusionado una alegría. 

No solo fue terminar con una sequía insoportable sin títulos, también fue el primer título con la Selección mayor para el capitán Lionel Messi a quien se lo vio sumamente emocionado y feliz por alcanzar algo que se le era esquivo. 

Pero no solo Messi fue feliz el sábado 10 de julio, todo un país alentó y volvió a sonreír en un contexto desolador y desgastante en medio de una pandemia que lejos parece de tener fecha de final. 

En un año de pandemia y de elecciones, las disputas políticas o de aquellos que se encuentran en una punta diferente de la grieta se unieron sin quererlo por un mismo sentimiento: el de ser feliz viendo a Argentina campeón. 

Es difícil explicarle a aquellos ateos del fútbol lo que es el sentimiento de ver a tu selección o equipo campeón. En el caso de los argentinos lo llevamos irremediablemente en nuestro ADN porque, seamos honestos, incluso hasta una tía o tío que decía no importarle este deporte se fue a dormir con una sonrisa. 

El fútbol es mágico, nos pusimos felices por jugadores que quizás nunca vamos a conocer en persona pero que nos acompañan por tanto tiempo que ya son parte de nosotros. 

Argentina sufre y seguirá sufriendo como el resto del mundo con un contexto difícil y doloroso. Pero la pena se nos fue por un rato y de seguro hará que transitemos el camino que resta con una sonrisa pícara y gratificante. 

El fútbol y Messi lo hicieron, nos unieron y nos han regalado un instante hermoso que ya es histórico. 

Por Yasmin Ali

*Tw: @Yas_Friends