Diversos testimonios dan cuenta del accionar como auténticos "punteros políticos" en aquellas agitadas jornadas. Repartieron cintas para reconocer a los suyos.
25 de mayo de 1810, Antonio Beruti y Domingo French. Foto: Canal26.
Lo hemos leído durante años y ha quedado grabado a fuego en la memoria colectiva de la Argentina toda. Aquel histórico 25 de mayo de 1810, Domingo French y Antonio Beruti repartieron cintas celestes y blancas a la gente que -expectante- se encontraba reunida frente al Cabildo de Buenos Aires, bajo la consigna de "el pueblo quiere saber de qué se trata".
French y Beruti, eran personajes de peso en las conspiraciones de la convulsionada Semana de Mayo, que culminó con la formación de la Primer Junta de Gobierno patrio. No eran personajes secundarios en esta historia y, de hecho, ya eran famosos (siempre juntos en "yunta" inseparable) por haber organizado una "fuerza de choque" integrada por unos 500 jinetes, listos para el primer atisbo de revuelta. De acuerdo al lenguaje cotidiano y popular de entones, ellos eran "los chisperos", así mencionados por los fusiles a chispa que llevaban a cuestas; aunque también fueron conocidos como "la legión infernal" y "los Manolos". No eran, ninguno de ellos -vale decirlo-, "tipos tranquilos".
Fueron esa misma "milicia paralela" conducida por French y Beruti, la que colaboró sobre manera el 25 de mayo de 1810, metiendo presión y "llenándole la cabeza" a quien -según ellos- tibiamente dudara sobre los pasos a seguir en esa agitada jornada. No andaban con media tintas, aunque sí con algunos mensajes entre líneas: varios testimonios escritos de la época dan cuenta de las quejas de muchos por su accionar, por medio del cual incluso los revoltosos llegaron a proponer "matemos al Virrey" (por Baltasar Hidalgo de Cisneros). Reportes de aquellos tiempos también dejaron en claro que no pocos estaban en contra de French, Beruti y sus "grupos de tareas", llegando a decirse que "otra vez estos bandoleros".
Como fuera, la dupla inseparable y agitadora, estaba allí, frente al Cabildo para ir con todo, por las suyas. Y es en este punto donde entra el realto romántico, que se cruza -hasta confundirse- con las dudas, los mitos y las leyendas. El 22 de mayo, día del Cabildo Abierto, French y Beruti dieron por inaugurada la actividad de los "punteros políticos", controlando con sus propios ojos a todos y cada uno de quienes entraban o no a la histórica y trascendental sesión, como así también organizando a su propia "tropa" que esperaba fuera del recinto. El maltrato, e incluso las burlas públicas contra los partidarios del Virrey hicieron que que muchos de ellos desistieran de concurrir al Cabildo Abierto, con lo cual, la reunión ya estaba manipulada de antemano.
Ante tan complicado panorama se hizo necesario poder identificar muy bien a los partidarios de la renuncia del Virrey, todos fogoneados por French y Berutti, llegado el caso de que estallara una violenta revuelta a puro disparo. El tener a sus partidarios perfectamente ubicados gracias a una "señal" era urgente y necesario. Así determinaron repartir cintas identificatorias, algo así como un "brazalete vip", para que no cayeran ante el fuego amigo si se armaba la balacera. Dicho de otro modo: no se le dispararía a los que tuvieran las cintas repartidas por French y Beruti.
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Dejando atrás las versiones tan largamente difundidas en los manuales escolares, vale decir que muchos testigos e historiadores han tenido versiones en este sentido pero también en otros diferentes. Uno a de las versiones llegó de la mano de Bartolomé Mitre, que ha atribuído a Domingo French la idea original de elegir esos colores, cuando escribió que éste “entró en una de las tiendas de la Recova y tomó varias piezas de cintas blancas y celestes”. Tras lo cual expresó en su reporte: “Apostando en seguida piquetes en las avenidas de la Plaza los armó de tijeras y de cintas blancas y celestes, con orden de no dejar penetrar sino a los patriotas y de hacerles poner el distintivo. Beruti fue el primero que enarboló en su sombrero los colores triunfantes”. Otro que aportó lo suyo sobre los históricos (y a veces confusos hechos de Mayo) fue Vicente Fidel López, quien ha dicho en su momento que “la plaza se llenó en un momento de señoras y señoritas, con los colores celestes que distinguieron el penacho tan popular de los Patricios”.
De todos modos, otros datos y testimonios hablan de otra cosa.
Según investigaciones de María Sáenz Quesada, Licenciada en Historia, especializada en Historia Argentina y latinoamericana, integrante de la Academia Nacional de la Historia de la República Argentina y de la Academia Nacional de Educación, las cintas que repartieron French y Beruti eran simplemente blancas (algo sostenido bajo el argumento de que se trataba del color más fácil de conseguir y que representaba la unión). Esta versión es rebatida por Marcela Ternavasio, Doctora en Historia, que fue profesora titular de Historia Argentina en la Universidad Nacional de Rosario e investigadora del Conicet; quien sostuvo que las cintas eran de color rojo que como símbolo de la lucha (por la corona española) y celeste (color de la casa de los Borbones). Ternavasio fue incluso un poco más allá y sostuvo sobre la duda de si las cintas eran celestes y blancas que "nadie, a esta altura, puede decir que esos eran los colores de la Patria”.
En el mismo sentido se ha expresado el historiador y escritor Felipe Pigna, quien en alguno de sus trabajos sostiene que las cintas repartidas en aquellas agitadas jornadas de los albores de la Patria eran "azules y blancas", el mismo color utilizado por el Regimiento de Patricios durante las jornadas de las Invasiones Inglesas.
Pero la búsqueda de la verdad no se detiene con estas opiniones y testimonios. También Fermín Chávez, historiador, poeta y periodista argentino, quien en 1950 conoció a Eva Perón e integró a su círculo de allegados y que tras el golpe de Estado que derrocó a Juan Domingo Perón en 1955, participó de la Resistencia Peronista; ha dado su versión al sostener que en realidad las cintas de French y Beruti eran blancas y rojas, como representación de la unión y la lucha.
Cabildo Abierto en Buenos Aires, Semana de Mayo. Foto: archivo /Google.
Por su lado, Félix Luna ha afirmado en varias oportunidades que se trataba de cintas de color blanco y no otro.
En sus "Memorias curiosas", Juan Manuel Beruti -hermano de Antonio Beruti- puede leerse que para poder reconocerse sin problemas, los partidarios de la Revolución de Mayo se colocaron una cinta blanca en el ojal de su ropa, “señal de la unión que reinaba, y en el sombrero, una escarapela encarnada y un ramo de olivo por penacho…"; en tanto que en una cata atribuida a Ramón Manuel de Pazos, fechada el 26 de mayo de 1810 y que fue dirigida a Francisco Junaicó, un residente de la ciudad uruguaya de Montevideo, dice sobre el 21 de mayo que “La mañana del unes, French, Beruti (oficial de las Cajas) y un tal Arzac, que no es nada, fueron a la Plaza como representantes del pueblo y repartieron retratos de Fernando VII y unas cintas que la tropa (esto es, la oficialidad) traía en el sombrero y otros atadas en los ojales de la casaca, que decían significaba la unión de europeos y patricios, pero yo a ningún europeo he visto y ayer (el 25), ya había una cinta roja encima, que me dicen significa guerra, y la blanca, pa, para que se escoja".
Luego, otras versiones de la historia, como la aportada por un tal Nathan Cook, un estadounidense que cumplía funciones a bordo del bergantín “Venus”, que había llegado al Río de la Plata proveniente del puerto de Salem, en Massachusetts, y que estuvo en Buenos Aires los días de la Revolución de Mayo. De regreso a su país escribió un informe publicado en la “Salem Gazette” donde sostuvo que “…la alarma se empezó al amanecer; los sombreros de los patriotas fueron adornados con el retrato de Fernando VII sobre el cual, y en el ojal de la casaca, llevaban una cinta blanca significando, según se dice, unión entre si y fidelidad a Fernando VII, en caso de que sea restaurado al trono”.
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En la actualidad nadie puede asegurar a ciencia cierta que ellos repartieron cintas celestes y blancas a la gente que los seguía. Lo que sí puede afirmarse es que ambos fueron los primeros "punteros políticos" de la historia argentina y que marcaron para siempre el curso de aquellos trascendentes acontecimientos de la Semana de Mayo.
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