Compositores, letristas, pianistas y poetas, estos dos hermanos son autores de las letras más reconocidas del género rioplatense por excelencia. Su historia y cómo su padre vaticinó el rumbo artístico que tomarían sus vidas.
Homero y Virgilio, hermanos unidos por la sangre y el tango.
El tango es más que un género musical, más que un cúmulo de tradiciones perfectamente ordenadas que reflejan a ese rioplatense que vive en una eterna disyuntiva entre la nostalgia y lo que vendrá, el tango es poesía y como tituló Lito Vitale a una de sus canciones: "La vida es un tango". El 11 de diciembre se celebra el Día Nacional del Tango en honor a Carlos Gardel, máximo referente del género, pero no fue el único. Los hermanos Virgilio y Homero Expósito han sido una parte fundamental de aquella música que nos representó y nos representa en el mundo.
Homero Aldo Expósito nació el 5 de noviembre de 1918 en Campana, aunque su infancia la pasó en Zárate, casi seis años después de su nacimiento llegó su hermano Virgilio el 3 de mayo de 1924. Su padre, Manuel, era huérfano y se crió en la Casa de Niños Expósitos por lo que terminó adoptando legalmente ese apellido.
Virgilio Expósito.
Se ve que los genes artísticos se despertaron desde muy chico en Homero porque se había ganado el apodo de "Mimo" por sus imitaciones y actuaciones entre amigos y familia. Estudió en el Colegio San José de Buenos Aires y cursó los estudios de la carrera de Filosofía y Letras. Su debut como autor de letras de tango se produjo en 1938 con “Rodando” que fue interpretado por Libertad Lamarque y transmitido por radio Belgrano.
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Virgilio, por otro lado, comenzó a estudiar piano a la edad de cuatro años, formándose en música clásica con el violinista alemán Juan Elhert. También cursó sus estudios primarios en Zárate y el secundario lo hizo en el Liceo Militar de Escobar. El menor de los hermanos solía decir a menudo: “Mi viejo nos puso estos nombres, Homero a mi hermano y Virgilio a mí, y parece que nos anticipaba el camino por el que más tarde anduvimos”.
Homero Expósito.
En un reportaje publicado en el diario Clarín en marzo de 1976, Virgilio rebeló: “Cuando uno tiene hechas más de dos mil canciones, cuando enseña y tiene discípulos, cuando se levanta cada día con un proyecto de vida nuevo, como ahora que acabo de formar un trío y canto, y venís vos y me preguntás cuantos años tengo, debo contestarte que no soy inmortal, pero soy un artista, y ellos no cumplen años sino obras”. Entre el trabajo de los hermanos se encuentran los tangos “Maquillaje”, “Chau no va más”, “Naranjo en flor” y el bolero “Vete de mí” del que se han grabado más de 400 versiones, incluyendo las de Bola de Nieve y Caetano Veloso.
Virgilio interpreta "Naranjo en flor" junto al trompetista Roberto "Fats" Fernandez en 1996.
Homero por otro lado mostraba un lado más reflexivo, poético como sus letras, y así se lo hizo saber al periodista Jorge Göttling en una de sus últimas entrevistas: “Con la muerte somos amigos, pero jamás me inspiró poema alguno. Es que ella no es la protagonista de la vida, que es finalmente lo que merece ser cantado. Yo tomo la muerte como un paso dialéctico más, una cosa sin mayor trascendencia en el devenir de las cosas. Hablar mucho de la muerte me suena a puro cuento.
Creo que la actitud varonil justa y desprovista de soberbia está en esperarla parado, pero sin hacerse demasiado el guapo”. El mayor de los hermanos no solo trabajó con Virgilio, además colaboró con Aníbal Troilo (“Te llaman malevo”), Héctor Stamponi (“Flor de lino”), Domingo Federico (“A bailar”), Oscar Maderna (“Pequeña”), Armando Pontier (“Trenzas”), Enrique Mario Francini (“Pedacito de cielo”) y Argentino Galván (“Cafetín”).
Vete de Mí, interpretación que puede verse en el documental del mismo nombre del año 1996 dirigido por Alberto Ponce.
Homero trabajó años como directivo de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), donde han quedado registradas 98 obras propias. Fue el primero en morir el 23 de septiembre de 1987. Virgilio colaboró con artistas reconocidos como Litto Nebbia; Charly García en la banda de sonido de Funes, un gran amor, y con Andrés Calamaro; además tuvo de alumnos a Juan Carlos Baglietto y a Max Masri. Falleció una década después, el 25 de octubre de 1997.
Homero y Virgilio en una de las pocas fotos juntos que se conservan.
Poco antes de morir, el más políticamente incorrecto de los Expósito -Virgilio- reflexionó sobre su trabajo: “Cuando un tipo hace una canción en serio, está diciéndoles a todos dónde está la verdad y gana por ese simple detalle de la comparación, nada más”. Hoy en el día del tango su arte vuelve a sonar, quizá un poco más fuerte que de costumbre, para cantarnos otra vez aquellas verdades de la vida.
Por Yasmin Ali
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