Mientras la Unión Europea se prepara para la llegada del otoño y del invierno, Rusia sigue reorganizándose y se muestra vigente ante Occidente: ¿Un milagro?
Vladimir Putin asiste a la ceremonia de inauguración del puente Arkhangelsky. Efe / KREMLIN / SPUTNIK
En las relaciones internacionales nada está librado al azar. Si Rusia lanzó en febrero de este año su campaña militar contra Ucrania, es porque también imaginaba todas las posibles respuestas ante eso.
Durante las primeras semanas del conflicto, la Unión Europea y los Estados Unidos anunciaron una batería de sanciones contra la economía rusa que, a priori, parecían debilitar notoriamente al gigante euroasiático:
La expulsión del SWIFT (sistema de pagos más usados a nivel mundial), el embargo sobre el crudo ruso, el anunció de la salida de grandes empresas occidentales que operaban en el país, la disminución de la compra de gas, y tantas otras decisiones fueron confirmadas por las potencias occidentales. De hecho, el presidente norteamericano, Joe Biden, prometió que Rusia se convertiría en un paria del sistema internacional.
Biden anuncia nuevas sanciones contra Rusia. Foto N/A
A cada medida occidental, Rusia pensó una contramedida. Estas contramedidas no fueron tomadas aleatoriamente, sino que ha quedado de manifiesto que se trata de una planificación meticulosa. De lo contrario, hubiese sido imposible que Rusia respondiera tan organizadamente. Algunas de las medidas adoptadas por el Kremlin las explicaremos a continuación:
1- El CIPS, la alternativa oriental. Si bien la expulsión de SWIFT fue un duro golpe para los capitales rusos, desde hace varios años, China, un socio estratégico de Rusia, viene desarrollando su propio sistema de pagos internacionales llamado CIPS. Este sistema emplea monedas regionales y permitió a Rusia poder cobrar y pagar en su moneda nacional, el rublo.
2- Limitación temporal de las exportaciones agrícolas: Debido a los aumentos en los precios internacionales, Rusia limitó sus exportaciones agrícolas para asegurar que no habría un desabastecimiento en el mercado interno. Esto, llevado a cabo con un férreo control estatal, aseguró a Rusia un impacto menor en las cadenas de suministro local.
3- Suba de intereses y pago en Rublos. Rusia empezó a cobrar a sus socios comerciales en Rublos. Mediante su empresa de bandera, Gazprom, realizó la reconversión pertinente. Esto no estuvo exento de tensiones, sobre todo con la Unión Europea, aunque esta decisión favorece al mercado financiero ruso. A su vez, el país ató el valor de su moneda a las enormes reservas de oro que el Banco Central de Rusia tenía previamente (lo que nos muestra que existía una planificación previa) y, con eso, pudo subir luego las tasas de interés sin sufrir un espiral inflacionario tan dramático.
4- Ingreso a gran escala de China al mercado ruso. La salida de grandes empresas occidentales generó un vacío en el mercado ruso que no podía ser cubierto únicamente por empresas de capital nacional. Beijing encontró entonces un terreno fértil para que sus empresas tecnológicas, financieras y comerciales ingresen a gran escala a Rusia. Si Master Card abandonaba el país, UnionPay ingresaba en su lugar. Si Apple abandonaba el país, Huawei acrecentaba su peso en el mercado. A su vez, el hecho de que la mayoría de las economías emergentes (entre ellos el bloque de los BRICS) no hayan aplicado sanciones a Rusia, favoreció a qué su comercio mantuviera cierto ritmo. El aislamiento económico sobre Rusia fue eminentemente occidental, pero no fue global en su sentido absoluto.
El presidente de Ucrania Volodímir Zelenski durante su intervención en el Foro de Davos solicitó "verdaderas sanciones" contra Rusia. Foto N/A.
Quizá sea muy prematuro utilizar ese término, pero es innegable que Rusia ha resistido a embates que, inicialmente, parecían letales. Un buen ejemplo es la recuperación del Rublo Ruso. Luego de una pérdida de valor inicial - allá por febrero y marzo -, el rublo recuperó su valor (de 140 rublos rusos por dólar a inicios de marzo, a 60 rublos por dólar actualmente). Antes del inicio del conflicto, se precisaban 78 rublos para tener un dólar. Es decir, aun con la batería de sanciones, Rusia fortaleció su moneda nacional y, de hecho, es una de las pocas monedas que no se devaluó frente al dólar durante estos meses.
Vladimir Putin y Ursula von der Leyen, Rusia, Unión Europea. Foto: N/A.
Hasta la balanza comercial rusa refleja mejores índices. La explicación es sencilla: los ingresos por exportaciones aumentaron debido a la escalada de los precios del petróleo y el gas, al tiempo que Rusia dejó de importar elementos de la Unión Europea. En consecuencia, la balanza rusa amplió su superávit, exactamente lo opuesto a varias economías de la Unión Europea. La Rusia de Vladimir Putin, con la mente de Elvira Nabiüllina (presidenta del Banco Central Ruso) detrás de todo, aseguró que el colapso pronosticado por Occidente no sería tal.
Claramente las sanciones golpearon - y golpean - al país, pero hablamos de una herida económica que puede cicatrizar para Moscú, y que nos permite relativizar el impacto de dichas sanciones.
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