Las mujeres, en el ojo de la tormenta del cambio climático 

Sabrina Ortiz, del colectivo Paren de fumigar Pergamino. Foto: Télam.

No es un tema más, no es una cuestión como cualquier otra. Las mujeres, el calentamiento global y, algo inherente a todo, el cambio climático.

Después de un terremoto, una mujer con sus hijos en brazos vuelve a su casa (o lo que queda de ella) en un barrio lleno de escombros, en pleno invierno. En el vecindario otras mujeres -las sobrevivientes- buscan sus objetos perdidos debajo de la destrucción, a sus niños perdidos, o alguna respuesta para saber a dónde va a dormir esa noche.

Esta podría haber sido una escena del sismo que hubo en Turquía, en uno de esos edificios que se construyeron sin licencia afectando aún más las zonas expuestas a los desastres naturales. 

Una mujer entre los escombros del terremoto en Turquía. Foto: Reuters.

En el otro punto del mundo hace un calor insoportable. 35 o 40 grados se vuelve la temperatura máxima normal durante el verano de los cortes de luz constantes. Sin poder prender siquiera un ventilador, la mayoría accede a viviendas pequeñas y no muy ventiladas. Transpiran mientras intentan refrescar a sus hijos jugando con agua, intentando resistir. No hay que hacer más que recordar el último apagón que duró los peores días de febrero en Villa Lugano, Ciudad de Buenos Aires, donde eran las mujeres que aparecían en cámara mostrando la mercadería desperdiciada por la falta de energía o los graves problemas de salud que traen los golpes de calor. 

Cortes de luz. Foto: NA. 

Por otra parte, vemos a las mujeres al frente de las peleas en defensa de la tierra en Argentina. Esto no es casualidad porque son las que se encargan de tareas domésticas -no pagas- que ven los efectos de la contaminación de los agrotóxicos en sus familias y en ellas mismas.

En este sentido, las mujeres nucleadas en la Plaza San Martín de Córdoba, madres que empezaron a ver las enfermedades que sufren sus hijos por las fumigaciones y recorren los hospitales desesperadas. En cada movilización mensual, visibilizan este reclamo.

También, las de la Cuenca Matanza-Riachuelo donde comenzaron a organizarse denunciando los desechos que arrojan las fábricas del Polo petroquímico de Dock Sud. Por otra parte, los incendios están perjudicando más que nada a ancianos y embarazadas que necesitan atención especial en hospitales. 

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Las viviendas precarias en las zonas más afectadas por el cambio climático

Distintos organismos internacionales como la Organización de Naciones Unidas (ONU) elaboraron informes dando cuenta de cómo la crisis climática afecta mayormente a las mujeres. Es que alrededor de todo el planeta, siguen siendo ellas las que consiguen las viviendas y los trabajos más precarios. “las mujeres son más vulnerables al impacto del cambio climático que los hombres, ya que constituyen la mayoría de la población pobre del mundo y son más dependientes de los recursos naturales que están bajo la amenaza del cambio climático”, afirmaron desde la entidad. 

Mujer latinoamericana en barrio de emergencia. Foto: EFE.

Incluso, en el caso particular de Argentina, está el Índice de Vulnerabilidad Inquilina (IVI) que permite medir algunos indicadores como la calidad de la vivienda y del contrato de alquiler o el pago. Según mediciones realizadas por el Centro de
Estudios Legales y Sociales (CELS): "En el caso de los hogares sostenidos por mujeres y personas trans-travesti o no binaries, la alta vulnerabilidad llega al 34% y 38%, respectivamente, mientras que en aquellos hogares que son sostenidos por un varón, la alta vulnerabilidad se reduce al 26%". Esto genera mucha desesperación al no conseguir un lugar consistente para vivir. 

Mujeres mapuches se movilizan contra la contaminación. Foto: Télam.

Muchas mujeres escapan de la violencia de género construyendo casas precarias en barrios de emergencia, sin las condiciones básicas y no encuentran respuestas por parte de las autoridades. En estos lugares, los servicios suelen cortarse recurrentemente, provocando enfermedades así como las peores consecuencias del calor, que llega a picos insólitos por la contaminación humana. También, ellas hacen frente a las tarifas de energía con una situación laboral mucho más endeble que los varones, lo que acrecienta esta situación de miseria a la que se ven sometidas. 

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Crisis energética y desigualdad de género

Mientras en el mundo se debate la transición energética, hoy en día podemos ver que las más perjudicadas por el encarecimiento de las tarifas y por el desabastecimiento energético también son las mujeres. 

Por ejemplo, la pobreza de energía afecta a 125 millones de personas solamente en el territorio de la Unión Europea. Como las mujeres ganan en promedio por hora un 13% menos que los varones y sufren el subempleo y la precariedad laboral, les cuesta más hacer frente a los pagos de las facturas. El trabajo doméstico no pago es un elemento más que se suma a esta situación. Estos datos los demostraron desde la Fundación Europea para la Mejora de las Condiciones de Vida y de Trabajo (Eurofound) del Parlamento Europeo (PE).

Greta Thunberg y otras jóvenes mujeres al frente de la lucha contra el cambio climático. Foto: Reuters

La subida de precios en la energía cada vez mayor, sumado a la pauperización de la vivienda de las mujeres, y la falta de suministro, agrava la situación de opresión. No pueden conseguir, en su mayoría, un lugar digno donde vivir y donde no sean las primeras en sufrir la crisis energética. 

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Las mujeres, las más afectadas por el cambio climático

Al ser las mujeres la mayoría de la población más pobre, son también las más afectadas por las decisiones de las empresas de energía cuando deciden cortar los recursos en esos barrios los días de mayor demanda de electricidad. Muchas construyen sus casas en lugares inhóspitos donde la falta de energía es un problema recurrente. O directamente sus salarios les alcanzan para alquileres bajos en viviendas propensas a los cortes de servicio, o incluso los desastres naturales. 

Mujeres contra las petroleras en Mar Del Plata. Foto: Télam.

También están las que viviendo tranquilas en sus barrios, ven sus paisajes arrasados por los efectos de las fumigaciones, los incendios y agrotóxicos, así como la megaminería y distintas maneras de extracción de petróleo que contamina sus tierras y el agua que toman ellas y sus hijos. Estos son de las principales causas a tener en cuenta cuando pensamos en el cambio climático. 

Al ser las más postergadas, son las más afectadas por esta situación habitacional y por lo tanto las más expuestas. Sin embargo, también son las primeras en alzar la voz y ponerse al frente de estos problemas, cueste lo que cueste.