Ni Rusia consolidó todos sus objetivos en el terreno, ni Occidente logró el aislamiento, mucho menos el colapso de Rusia. ¿Cuál es la situación hoy?
Guerra entre Rusia y Ucrania. Foto Reuters
Cuando el conflicto inició, Rusia consiguió avances significativos sobre el norte de Crimea (sur de Ucrania), al tomar las ciudades de Melitopol y Jerson; el centro-norte de Ucrania -sobre todo rumbo a Kiev-, que llegó a quedar parcialmente sitiada. Sin embargo, conforme pasaron las semanas, los rusos retiraron sus efectivos del centro-norte y pusieron el foco de su campaña sobre el Donbas (las regiones de Donetsk y Lugansk, en conflicto desde 2014).
En ese frente, Rusia consiguió numerosos avances entre mayo y junio, al tomar las ciudades de Mariupol y Limán (Óblast de Donetsk), así como Severodonetsk y Lysychansk (Óblast de Lugansk). Sin embargo, aunque la región de Lugansk ya se encuentra en su totalidad bajo control ruso, no podemos decir lo mismo de Donetsk, donde la lucha continúa aún debido a la compleja línea de fortificaciones construida por Ucrania en los años anteriores al conflicto.
Guerra entre Ucrania y Rusia. Foto: EFE.
Las últimas semanas mostraron un estancamiento militar intencional de Rusia (para rotar y dejar descansar sus efectivos), algo que se esperaba que fuese capitalizado por Ucrania en el lanzamiento de una contraofensiva, sobre todo en el sur, cerca de la ciudad de Jerson. Pese a todo, Ucrania no lanzó ninguna contraofensiva, debido al elevado riesgo de pérdidas, según le notificaron al propio Zelenski, fuentes del Pentágono norteamericano. A priori, la primacía de las acciones ofensivas en el conflicto, sigue en manos de Rusia hasta el momento.
Desde el primer momento de la invasión, Ucrania recibió el apoyo y la solidaridad de la mayoría de la comunidad internacional. Esto pudo verse claramente, en un conjunto de medidas donde la comunidad internacional sancionó a Rusia (como por ejemplo, en la suspensión de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, o cuando la Asamblea de Naciones condenó la intervención militar rusa sobre Ucrania). También, en las sanciones deportivas y/o culturales.
Pese al impacto inicial –y conforme pasaron los meses-, Ucrania afianzó su acercamiento con la Unión Europea, el Reino Unido y los Estados Unidos. El primero aportó enormes fondos económicos para el sostenimiento de aspectos logísticos y cotidianos de Ucrania; mientras los segundos proporcionaron no sólo armamento sino equipos profesionales para adiestrar a las fuerzas ucranianas. Ucrania, indudablemente, sacó ventaja en el frente diplomático, algo que capitalizan muy bien en su campaña por las redes sociales, donde su bandera y sus hashtags se hicieron tendencia por meses. Este frente es vital para Ucrania ya que, parte de la moral, se sostiene por el constante apoyo occidental.
Sin embargo, Rusia también profundizó lazos con otros países. Quizá, los caminos hacia Occidente se cerraron para Moscú, pero no así para Oriente. La postal del pasado mes donde Vladimir Putin se reunió con Ebrahim Raisi (Irán) y Recep Erdogan (Turquía), nos adelantó que el aislamiento diplomático de Rusia no es tampoco total como se creía.
Foto: Reuters
El último foco de análisis es el económico. Occidente, que anunció una batería de sanciones contra la economía rusa durante el mes de marzo, se pregunta internamente dos cosas hoy:
¿Fueron tan efectivas dichas sanciones? y ¿Podremos sostenerlas a largo plazo? Interrogantes que surgen, sobre todo en Europa, a raíz de la proximidad del invierno. La respuesta a la segunda, aún no está clara, ya que existen divisiones en la Unión Europea a cómo abordar el tema de las sanciones: mientras los países bálticos (Estonia, Letonia y Lituania) proponen profundizar las sanciones, países como Alemania aseguran haber llegado a su límite financiero. Otros en cambio, como Hungría, han anunciado que mantendrán la compra del suministro de gas a Rusia, pese a las sanciones iniciales.
El presidente ruso Vladimir Putin. Foto: Reuters
El debate tiene sentido. Y es que -como ya hemos dicho-, la economía rusa no solo no colapsó, sino que tampoco da muestras de una caída inminente. Reportará, naturalmente, una caída de su PBI. Aunque sus ganancias y su balanza comercial crecieron porque Rusia diversificó sus mercados, reemplazando a la Unión Europea como principal socio, para cubrirlo con las demandas de China, India, Turquía, Pakistán y otros países asiáticos. Además, como vimos también, el rublo se fortaleció como moneda frente al dólar, algo que muestra los límites de dichas sanciones.
A seis meses, no podemos hablar de un triunfo militar ruso, aunque sí mantiene la iniciativa en el conflicto. Tampoco podemos dudar de que el apoyo occidental sigue siendo vital para mantener la moral ucraniana y, sobre todo, los esfuerzos en el terreno. Así como que la predicción occidental del colapso económico ruso, tampoco se ha cumplido.
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