A 41 años del fallecimiento del criminal más temido en la historia de Colombia, las teorías respecto a lo que sucedió en esa jornada son variadas y contradictorias.
La muerte de Pablo Escobar Gaviria es tan intrigante como lo fueron cada una de las decisiones que marcaron su vida, aquellas que lo llevaron a convertirse en el narcotraficante más temido del mundo y en el hombre capaz de desafiar al gobierno colombiano, a los carteles rivales e incluso a las agencias internacionales de seguridad.
Su vida estuvo marcada por una combinación de astucia y violencia implacables que le permitieron construir un imperio criminal sin precedentes, así como también acceder a lujos y privilegios inimaginables. Sin embargo, eso también lo condenaba a vivir en una constante paranoia, siempre vigilado y rodeado de enemigos. De hecho, así fue su último día.
El 2 de diciembre de 1993, en una casa del barrio Los Olivos en Medellín, el desgastante día a día que vivía Pablo Escobar, alejado de sus seres queridos, lo llevó a cometer un error imperdonable. Tan solo un día después de su cumpleaños, "El Patrón" omitió una de sus principales reglas de supervivencia y utilizó el teléfono para saciar su necesidad de contactarse con su familia.
En la constante preocupación que sentía por la posibilidad latente de que sus enemigos pudieran hacerle daño a su círculo íntimo, el "zar de la cocaína" realizó múltiples llamadas a su familia que no hacían más que reflejar lo aislado y vulnerable que se sentía pese a su poder y fama. La última conversación fue con su hijo, Juan Pablo, quien escuchó cómo su padre le indicaba que algo extraño estaba pasando.
Sin querer o ¿queriendo?, en esa charla telefónica le proporcionó su ubicación exacta a las autoridades que llevaban meses realizando distintos operativos para seguir sus pistas. Con el apoyo de tecnología de rastreo, no dudaron en enviar centenares de policías y soldados al lugar en el que Pablo Escobar daría sus últimos suspiros.
Una vez que las fuerzas de seguridad procedieron a irrumpir en el interior de la vivienda donde se encontraba el capo, su hombre más fiel, alias Limón, recibió a la unidad de asalto con una metralleta hasta que fue abatido. Eso le permitió al narcotraficante escapar rápidamente, aunque sin mucho éxito.
Rodeado por el Bloque de Búsqueda, un equipo de élite creado para capturarlo, Escobar se enfrentó a su destino. En un intento desesperado por escapar, subió al techo de la casa, pero su suerte estaba echada. Minutos después, “el enemigo público número uno de Colombia” -como era catalogado por los organismos de seguridad- perdió su vida.
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Las fotos de Pablo Escobar sin vida distaban mucho de la forma en que se había mostrado años anteriores. Uno de los hombres más ricos e influyentes en esa época murió solo, descalzo, vestido con un jean y una camisa azul; una imagen muy lejana al criminal que atemorizó a una nación entera durante años.
Sin embargo, 31 años después de su fallecimiento, las teorías sobre lo sucedido aquel 2 de diciembre de 1993 son múltiples. Mientras su familia es fiel a la creencia de que se suicidó para cumplir una promesa que siempre repetía, la fuerza pública asegura que el entonces mayor de la Policía, Hugo Aguilar, fue quien efectuó un disparo certero que le atravesó el corazón.
Los familiares están convencidos que su muerte fue un acto suicida, dado que rompió con el pacto que tanto le había inculcado a sus seres queridos, no usar teléfonos. Pero eso no es todo. Su gente más cercana sigue sosteniendo que, tras recibir el primer balazo, el narcotraficante se suicidó como siempre había prometido antes de dejarse agarrar por sus enemigos: "A mí nunca en la gran puta vida me van a atrapar vivo", se escucha en una de las grabaciones telefónicas realizadas por el Bloque de Búsqueda.
Tampoco hay que obviar que el lema máximo de Los Extraditables (un grupo que se dedicó a luchar contra la extradición de colombianos a Norteamérica y estaba formado por narcotraficantes, de los cuales Pablo Escobar era el líder) era: "Preferimos una tumba en Colombia a una cárcel en Estados Unidos".
“Pablo se suicidó porque él incumplió todas las reglas que nos decía a nosotros. El teléfono es la muerte, y ese día nos llamó alrededor de 15 veces. Le suplicamos que no, yo pude hablar con él dos minutos antes de que muriera y mi hijo casi que en el minuto que estaba escapando de la policía antes de suicidarse”, comentó quien fuera su esposa, Victoria Eugenia Henao, devenida en María Isabel Santos Caballero tras el cambio obligado de identidad para salvar su vida.
Por su parte, Juan Pablo Escobar, quien cambió su nombre a Juan Sebastián Marroquín Santos, señaló: “Yo me di cuenta. Yo dije 'Mi papá se quiere morir hoy', porque si tú dices 'no toque acá que te mueres' y ese día tocas 20 veces, pues es apenas lógico”. "Él se suicidó”, concluyó.
Por el contrario, los agentes colombianos afirman que no había evidencias de un suicidio porque no se registró ningún signo de quemadura por pólvora, que indican como causa principal de la muerte a un disparo hecho a muy corta distancia. De este modo, lo único cierto de lo sucedido aquel 2 de diciembre es el cierre de uno de los capítulos más importantes de la historia del narcotráfico.
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