El ghosting.
Por Jéssica Sandagorda
¿Alguna vez tuviste un vínculo en el que te sentiste tan involucrado que creíste era hora de dar un paso más? ¿Qué pasaría si esa persona desapareciera de un día para el otro y ya no pudieras contactarla otra vez? Bloqueo en WhatsApp, Instagram, Twitter y no contesta ningún tipo de mensaje. Desaparecido/a virtualmente. Probablemente sepas que esta situación no es un caso aislado. Sucede con mucha más frecuencia de lo que creemos y se denomina Ghosting.
El libro El impacto de las Redes Sociales en las Relaciones Románticas Modernas, editado por Narissra N. Puniment Carter y Jason S. Wrench, define este fenómeno como un proceso en el que una de las partes que compone la relación corta abruptamente la comunicación en las etapas tempranas de la misma comúnmente realizado mediante algún medio tecnológico/red social.
El Ghosting puede causar en las personas un estado de angustia y ansiedad debido a su naturaleza ambigua e impersonal. No hay una respuesta ni una justificación, tampoco el otro enfrenta su decisión entablando una conversación. En un principio, la desaparición genera sentimientos de culpa y un “no saber qué hacer”. No se sabe qué le pasó al otro e inevitablemente se produce un daño en la autoestima. Sin embargo, el daño también puede producirse en ambos miembros de la pareja ya que es posible que exista una incapacidad de afrontar la situación.
Por otro lado, existe algo llamado Breadcruming (del inglés “migajas de pan”) en donde una persona genera ilusiones de iniciar una relación formal cuando esta no es su verdadera intención. Pretende mantener el “enamoramiento” del otro coqueteando y enviándole mensajes confusos solo para mantenerlo interesado y sin tener la intención de formalizar una pareja. Un estudio realizado en la Universidad de Castilla (España) relaciona el Breadcruming con una menor satisfacción con la vida, un aumento en los sentimientos de soledad e impotencia percibidos.
La calidad de nuestros vínculos más cercanos es un gran predictor de longevidad y felicidad. La calidad de nuestras relaciones íntimas correlaciona con menores problemas de salud mental y un mejor bienestar subjetivo.
¿La solución? Responsabilidad afectiva para cuidar no sólo de los demás sino de nosotros mismos. Establecer acuerdos entre los integrantes de la pareja para evitar lastimarse y sufrir o ejercer alguno de los fenómenos arriba mencionados. Lo más importante es la comunicación y ser claros. No hay nada de malo en querer dejar de ver a una persona, sí en abandonarla sin siquiera decirle adiós. Se debe ser honesto a la hora de comenzar un vínculo sexo-afectivo y aclarar qué es lo que se busca y también cómo esto puede ir cambiando a lo largo del tiempo. Si ahora te interesa otra persona, si esa misma ya no te llama la atención como antes, si en este momento de tu vida preferís estar solo... Decíselo. Puede parecer vergonzoso y difícil al principio, pero finalmente hará que ambos, con el tiempo, se sientan mejor.
Jéssica Sandagorda, Licenciada en Psicología, psicoterapeuta de niños y adolescentes con TEA