Los mayores fabricantes de turbinas eólicas registran grandes pérdidas desde 2022.
Por Canal26
Martes 23 de Mayo de 2023 - 17:59
Los fabricantes occidentales de turbinas eólicas deberían estar en auge. Por un lado, la Ley de Reducción de la Inflación de Estados Unidos está repleta de beneficios para todo tipo de energía renovable y a fines de abril, los países líderes europeos se comprometieron a aumentar la capacidad eólica del Mar del Norte a 300 gigavatios para 2050. Esta situación parece abrir un esperanzador futuro para los negocios de los fabricantes de turbinas, aunque las previsiones a corto plazo no son del todo optimistas.
Para poner en contexto, en 2022 los cuatro mayores fabricantes occidentales de turbinas eólicas: GE Renewable Energy, Nordex, Siemens Gamesa y Vestas, los cuales abastecen alrededor del 90% del mercado fuera de China, obtuvieron en conjunto ingresos por 42.000 millones de euros.
Pero mientras los operadores de parques eólicos se beneficiaron de las altas tarifas eléctricas después de que Rusia invadiera Ucrania, los fabricantes de turbinas se hundieron en números rojos y sus proveedores apenas registraron ingresos. Es por eso que, durante 2022, los cuatro grandes acumularon pérdidas netas combinadas de casi 5.000 millones de euros. El único que salió victorioso fue Vestas, la compañía más grande de todas, que obtuvo una pequeña ganancia neta de 16 millones de euros sobre ventas de 2.800 millones.
La lucha de las empresas de aerogeneradores por tener un mayor margen de ganancias es el resultado de un mercado que va en dirección opuesta. Por un lado, los precios que pueden alcanzar las turbinas decayeron debido a una mala estrategia. Y es que en los últimos años, los cuatro grandes se apresuraron a superarse unos a otros mediante la construcción de turbinas cada vez más grandes.
Por otro lado, la demanda por el nuevo kit se detuvo un poco por la dificultad de obtener los permisos necesarios para instalarlo. El precio de venta promedio por megavatio cayó de tal manera que pasó de casi 1 millón de euros a mediados de la década de 2010 a alrededor de 700.000 euros en 2020.
El tiempo que pasa entre la firma del contrato con los desarrolladores de parques eólicos, la construcción de las turbinas y el cobro es de al menos tres años para proyectos en tierra y cinco para los de alta mar, lo cual expone a los fabricantes de turbinas a cualquier capricho del mercado.
La producción eólica pretende no tener el mismo destino que la de paneles solares de Europa, industria que perdió una ventaja temprana frente a rivales chinos más baratos. El miedo recae en que los fabricantes de turbinas de China están creciendo rápidamente y de manera rentable. Un ejemplo de ello es que la empresa más grande del mundo ahora es Goldwind, que instaló 12,5 gigavatios de capacidad en 2022, superando por primera vez a Vestas, mientras generaba una ganancia neta anual de alrededor de 340 millones de dólares.
Si bien las empresas chinas atienden principalmente a su mercado nacional, en el que las empresas occidentales no pueden competir, también tienen en su punto de mira mirando a clientes extranjeros, especialmente en países que están a lo largo de la Nueva Ruta de la Seda, la iniciativa de proyectos de infraestructura de China.
Thomas Cobet, de la firma AlixPartners, aseguró que las máquinas más grandes aún no son una tecnología madura, por lo que podrían resultar costosas de mantener. Esto, a su vez, perjudicaría los márgenes de la mayor fuente de ingresos de los fabricantes: los contratos de servicio, en los que los operadores les pagan una tarifa determinada por todo, desde repuestos hasta sistemas operativos completos.
En abril, la Unión Europea acordó facilitar la obtención de permisos para nuevos parques eólicos e infraestructura, al permitir, por ejemplo, la creación de "áreas de aceleración renovable", donde los proyectos pueden aprobarse en un año o menos.
Igualmente, según Phuc-Vinh Nguyen, del Instituto Jacques Delors de París, la UE debe hacer más para reducir la incertidumbre para los fabricantes de turbinas y los desarrolladores de parques eólicos. Esto no significa que se necesite más dinero público, sino que se busca una mejoría en los plazos concretos para las inversiones y regulaciones claras. Ya que, sin ellos, el pronóstico para los fabricantes de turbinas occidentales será cada vez más desalentador.
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