Objeción de conciencia: cuando la religión prima por sobre la norma | Por Rodolfo Barra

El Procurador del Tesoro de la Nación analiza un dictamen que hizo primar los valores religiosos de los miembros de una organización evangélica por sobre la obligación de hacer aportes sindicales

Por Canal26

Viernes 10 de Enero de 2025 - 11:23

Rodolfo Barra. Foto: NA Rodolfo Barra. Foto: NA

En un artículo publicado este viernes en Infobae, el Procurador del Tesoro de la Nación, Rodolfo Barra, analiza un dictamen del organismo y destaca el "valor constitucional y de derecho natural" de la objeción de conciencia. Dicha resolución hizo primar los valores religiosos de una organización evangélica por sobre la norma de orden público; en este caso las "contribuciones compulsivas" al sindicato establecidas en los Convenios Colectivos de Trabajo.

Segú explica Barra, la congregación religiosa expuso que la obligación de hacer estos aportes sindicales va en contra de su doctrina de fe, ya que tienen el deber de "no participar en uniones o contribuir al sostenimiento de emprendimientos ajenos a la comunidad". "Las vidas de los miembros de la Congregación [...] están dedicadas a Dios, y solo participan de –o contribuyen a– las instituciones por Él establecidas; es decir, la familia, la propia congregación religiosa y el Estado”.

El dictamen de la Procuración del Tesoro le dio la razón a la organización peticionante.

"El dictamen de referencia no cuestiona la validez constitucional de tal aporte compulsivo –ni siquiera, desde un punto de vista fáctico, su razón de justicia sustancial-, sino que analiza su exigibilidad, siempre para el caso concreto, frente a los valores religiosos, también sustanciales del obligado al aporte, valores incompatibles (así se demostró en el caso) con el sistema legal en cuestión", aclara el autor.

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Qué es la Objeción de Conciencia

En el artículo, Barra aclara que, si bien este caso se centra en la objeción de conciencia por motivos religiosos, ésta también puede plantearse "por razones morales, patrióticas, humanitarias o científicas", y sobre esta última opción pone el ejemplo de un médico que, aun siendo ateo, se niega a practicar un aborto porque tiene la certeza científica acerca de la calidad de ser humano del por nacer, desde la misma concepción.

Según la definición de la Corte Suprema de Justicia, la objeción de conciencia es “el derecho a no cumplir una norma u orden de la autoridad que violente las convicciones íntimas de una persona, siempre que dicho incumplimiento no afecte significativamente los derechos de terceros ni de otros aspectos del bien común”. "A ello, habría que agregar la obligación de buscar alternativas de cumplimiento adecuadas, como lo ofrecido por la organización religiosa del caso", suma Barra.

Y añade: "El ejercicio de la OC tiene profundas raíces religiosas sustentadas en nuestra tradición cultural judeo-cristiana. Así, en el caso judío, la “halajá” u ordenamiento jurídico de base talmúdica, obliga al creyente a obedecer la ley civil, salvo contradicción, por activa o por pasiva, con preceptos “halájicos” fundamentales. Como es también sabido, la religión cristiana nació con el martirio (y posterior resurrección) de Jesús, quien hizo gala de una sutil OC durante el interrogatorio al que lo sometió Pilatos"

La OC puede ser activa o pasiva, continúa explicando el autor. "La primera, en realidad, la trasciende en una actitud precisamente activa basada en los principios que fundan la objeción. Tomás Becket fue asesinado (martirizado en diciembre de 1170) por Enrique II no solo por oponerse a los avances de este monarca sobre los derechos de la Iglesia, sino por mantener una actitud activa, militante, en lo que hace a la afirmación de tales derechos. Otro Tomás (Moro) fue martirizado por otro rey Enrique (Enrique VIII lo hizo decapitar en la Torre de Londres en 1535) por negarse a legitimar los adulterios del rey y reconocerlo como cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Pero, a diferencia de Becket (quien, según la clásica obra de Anouilh, era defensor del “honor de Dios”), Moro simplemente se negó a convalidar los abusivos desatinos del rey. La del primer Tomás fue una OC activa, la del autor de “Utopía” fue mayormente pasiva, aunque la línea divisoria entre ambas sea bastante indefinida".

Como señalé más arriba, la OC que conduce al martirio es un tema de nuestros días. Para limitarnos solo a los mártires cristianos (claro que los hay también judíos; pensemos a los que todavía se encuentran secuestrados en Medio Oriente en manos de organizaciones terroristas), entre 2000 y 2024 fueron asesinados por razón de la fe 608 misioneros cristianos (agencia FIDES; no toma en cuenta los también muchos mártires pertenecientes a otras confesiones cristianas no católicas). También debemos recordar a los cristianos martirizados durante los años del terror de la “liberal” (¿?) Revolución Francesa (entre otros casos, el de las monjas carmelitas -que Francisco acaba de canonizar- guillotinadas en 1794 por ninguna otra razón que la de no abjurar de la fe, que ni siquiera practicaban –fundamentalmente rezos- en el convento, el que había sido confiscado, sino en una residencia privada). Tampoco olvidemos a los mártires del terror comunista durante la Guerra Civil española, muchos de ellos también canonizados por la Iglesia.

La OC tiene hoy, además, un valor especial. Ya no se trata solo de la violencia física (que, como vimos, la hay y en grado superlativo), sino de la violencia que podemos calificar de mediática-intelectual. A este fenómeno acaba de referirse el Papa Francisco, asegurando que “se trata de una verdadera colonización ideológica […] que deja espacio a la cultura de la cancelación, no tolera diferencias y se concentra en los derechos de los individuos, descuidando los deberes con respecto a los demás, en particular de los más débiles y frágiles”.  Tal es el caso de la invocación de un falso derecho al aborto (derecho a matar), que tanto defiende y promueve la denominada “cultura woke”.

"Desde la OC meramente pasiva es posible también pasar a una actitud positiva, conducta a la que parece inclinarse el electorado, y los gobiernos así elegidos, de importantes naciones, entre ellas la nuestra bajo la conducción del Presidente Milei, que no dudan en afirmar la libertad también en este tan trascendente aspecto del debate cultural, que es económico, político y, fundamentalmente, moral".

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